En 1809 Fernando VII y Carlos IV son prisioneros de Napoleón, que ha entregado la corona de España a su hermano José. En la península se lucha contra los invasores franceses y en América las ideas fermentan. El 25 de mayo de 1809 se subleva Chuquisaca y se depone al presidente de la Audiencia, Ramón García de León y Pizarro, al que se acusa de defender los derechos de la infanta Carlota Joaquina (hermana de Fernando VII y reina regente de Portugal en Río de Janeiro) al gobierno de las posesiones americanas. El siguiente episodio ocurre en La Paz. El 16 de julio, aprovechando que en honor de la Virgen del Carmen se ha licenciado a buena parte de la guarnición, un grupo rebelde liderado por Pedro Domingo Murillo toma la ciudad con el apoyo del cuerpo de milicias. Ocupan el cuartel y arrestan a los oficiales. Convocan a cabildo abierto y exigen la renuncia del obispo Remigio de la Santa y Ortega y del gobernador intendente interino Tadeo Dávila, al que arrestan por oponer resistencia. Sigue la deposición de los alcaldes ordinarios y de los subdelegados de los partidos. El cabildo dispone que Murillo asuma el mando militar de la provincia y crea un cuerpo de carácter consultivo: la Junta Tuitiva de los Derechos del Pueblo. Pero entre septiembre y noviembre la rebelión es duramente reprimida por parte de tropas provenientes del virreinato del Perú, de distintos puntos del Alto Perú y de un contingente que el virrey Cisneros envía desde Buenos Aires (uno de los oficiales que lo dirige es Cornelio Saavedra). Tras dominar la insurrección, el brigadier José Manuel Goyeneche, representante plenipotenciario de la Junta Central de Sevilla, ordena juzgar a los revolucionarios. Cisneros pide que se castigue a los responsables con “todo el rigor de la ley«. Algunos líderes del movimiento son ahorcados o degollados y sus cabezas colocadas en picas en plaza. Otros son desterrados a las Malvinas o a las Filipinas.
Las “Memorias históricas de la revolución política del día 16 de julio de 1809 en la ciudad de La Paz por la independencia de América; y de los sucesos posteriores hasta el 29 de febrero de 1810” las debemos a la pluma de un enemigo anónimo de los insurrectos. Reproducimos aquí algunos párrafos, que nos dan una idea del clima convulsionado de ese año 1809, dominado por la incertidumbre.
*****
Día 25 [de julio de 1809]. Desde que aclaró el día hasta las 11, no se puede transitar por la plaza, entre tambores y soldados adiestrándose con el mayor empeño en el manejo de las armas, si el Todopoderoso no amenaza por alguna parte con algún aguacero para apagar estas llamas, se incendiará toda la provincia.
[…]
Día 26. […] Todos los días hay Cabildo por la mañana y tarde, y muchas veces aun de noche, en el que hay grandes debates, pues las solicitudes de la Junta Tuitiva, en donde se fraguaban todas las infamias, dan a la Junta de gobierno mucho que hacer. Se ha determinado mandar a todos los partidos, además de los subdelegados nuevos, otros comisionados para persuadir a los indios y demás, a que hagan causa común para sostener este alzamiento […].
Desde la noche del 16 de julio en que se sacó a la plaza el real busto, ha permanecido bajo el dosel arrimado a uno de los pilares del Cabildo noche y día sin quitarlo. La guardia que le ponen es la más despreciable, pues parece escogida de entre los más rotos de la chusma. De intento ha ido varias veces el observador [el autor de este diario], y nunca ha encontrado en aquella guardia ningún soldado uniformado.
Día 27. Continúan tarde y mañana los ejercicios del manejo de armas, y tratan ya de uniformar las tropas: éstas estarían ya, según su contracción, muy diestras; pero tenemos la felicidad que no hay aquí un militar de profesión que las pueda enseñar.
Aun no ha salido a luz el nuevo plan de gobierno que ofrecieron el día 20; pero sí anda con libertad la siguiente proclama, que no deja duda de las ideas de estos rebeldes, por más que las disfracen con aquella incesante voz de viva Fernando VII.
Proclama
Hasta aquí hemos tolerado una especie de destierro en el seno mismo de nuestra patria: hemos visto con indiferencia por más de tres siglos, sometida nuestra primitiva libertad, al despotismo y tiranía de un usurpador injusto, que degradándonos de la especie humana, nos ha reputado por salvajes y mirado como esclavos: hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez que se nos atribuye por el inculto español, sufriendo con tranquilidad que el mérito de los americanos haya sido siempre un presagio cierto de su humillación y ruina. Ya es tiempo, pues, de sacudir yugo tan funesto a nuestra felicidad, como favorable al orgullo nacional del español. Ya es tiempo de organizar un sistema nuevo de gobierno, fundado en los intereses de nuestra patria, altamente deprimida por la bastarda política de Madrid. Ya es tiempo, en fin, de levantar el estandarte de la libertad en estas desgraciadas colonias, adquiridas sin el menor título, y conservadas con la mayor injusticia y tiranía.
Valerosos habitantes de La Paz y de todo el imperio del Perú, revelad vuestros proyectos para la ejecución, aprovechaos de las circunstancias en que estamos, no miréis con desdén la felicidad de nuestro suelo, ni perdáis jamás de vista la unión que debe reinar en todos, para ser en adelante tan felices como desgraciados hasta el presente.
El observador ha procurado con sagacidad averiguar el autor, pero no lo ha podido conseguir.
[…]
Día 31. No se ha notado cosa nueva en estos días: hoy con la llegada del correo de Buenos Aires, han echado la voz que en aquella ciudad había desembarcado mucha gente inglesa, y que en el río de la Plata se avistaba una expedición francesa. También divulgaron que en Buenos Aires habían hecho un convite, al que sólo concurrieron americanos e ingleses: que en él se había brindado por la unión de ambas naciones: que la España estaba dominada por los franceses, y que la Junta Central se había pasado a Cádiz. Esto todo es inventiva de los tuitivos para alucinar a estas gentes.
Selección de Roberto Di Stefano.
1 Readers Commented
Join discussionAt last! Someone with the iinhsgt to solve the problem!