“Somos un alma atrapada en un animal”, dijo Sherlock Holmes.
Podemos optar que lo anímico prevalezca sobre lo animal o que lo animal sea desalmado.
Con la muerte el animal se queda, el alma sigue el viaje.
¿Hacia dónde? A su destino celestial.
Vencido el animal, el alma victoriosa redimiendo torpezas firme el pulso.
Apuntando al más allá.