L’illusionniste (2010, Francia-Gran Bretaña), film dirigido por Sylvain Chomet, es un exquisito dibujo animado para grandes, basado en un guión de Jacques Tati.Sencillamente una belleza, una invitación a dejarse hundir en recordaciones de otros tiempos, en melancólicas pero consoladoras reflexiones sobre las etapas de la vida, en la fascinación de un dibujo exquisito, propio de artista, y en el reencuentro con otro artista, aquí evocado: Jacques Tati. Específicamente, esta película es un dibujo animado para grandes, basado en un guión de Tati, y con un personaje protagónico que tiene su nombre, Tatischeff, su figura, sus gestos y su resignada y amable perplejidad ante el
mundo cambiante que lo rodeaba. La historia es simple, y se cuenta con una sonrisa tristona y afectuosa. Corre 1959, nuevas formas de entretenimiento van desplazando a la gente del varieté, entre ellas un mago que se las rebusca desde un teatro en París hasta un bar en las Islas Hébridas. Allí, una chica de limpieza, una niña todavía cándida, se fascina con su magia, y el hombre la toma bajo su protección como a una hija. Pero apenas puede darle un techo transitorio, algunos gustos, mientras ella va creciendo a la vida. Algún día cada cual tomará su camino. Y lo mismo corre para el conejo de la galera, un bicho gruñón, poco sociable, y pese a ello francamente querible.
Buscando algunos datos sobre la película, dimos con el press-book de su estreno en Italia, donde la distribuyó Nanni Moretti. De allí extrajimos algunos comentarios del propio director Sylvain Chomet y su equipo, quienes seguramente ilustrarán al lector mucho más que nuestro posible comentario. Nos limitamos, pues, a reiterar nuestro entusiasmo y cariño por esta obra, y recomendar su visión, eso sí, en una sala de primerísima calidad. Cada escena es un deleite para quien ame el detallismo, la sutileza que hay no sólo en la historia y en cada imagen, sino también en la delicada música de piano que acompaña el desenlace.
Dice Chomet: “Rodaba Las trillizas de Belleville. Quería hacer una parte donde los personajes vieran por televisión al Tati ciclista de Día de fiesta. Buscando el permiso, le presenté a su hija Sophie un fragmento de mi obra, y ella entonces me dijo: ‘Tengo un guión de mi padre, que me gustaría que se haga no con actores, sino con algo más poético, como un dibujo animado’. Y me dio a entender que, sin dudas, mi mundo estaba en consonancia con el de su padre. Ella murió poco después, pero sus herederos también estaban de acuerdo en encargarme el tesoro de la familia. Por las dudas, fui mostrándoles cada dibujo que hacíamos, para estar seguro de mantener su aprobación.
Tati hubiera podido filmar esto en 1959, inmediatamente después de Mi tío, pero leyéndolo advertí porqué no lo hizo. La historia está toda centrada en el irrevocable paso del tiempo, era demasiado cercana a él, trataba temas que conocía demasiado bien, como la decadencia de los artistas de music-hall, entonces prefirió seguir escondido tras la máscara de su Monsieur Hulot”.
Algunos suspicaces creen que también habría habido otra razón demasiado cercana a Tati, que él no quería revelar: una posible hija extraconyugal. Pero Chomet desdeña esa historia, y descubre otras. “Por ejemplo, cuando un payaso se vio en graves problemas económicos y Tati lo mantuvo. Eso lo inserté como una subtrama en la adaptación definitiva”. Chomet agregó asimismo algunos personajes variopintos (el ventrílocuo, los tres acróbatas, las starlets que la niña mira fascinada) y una escena realmente digna de Tati, donde, viendo que la chica prepara un estofado, el hombre, discretamente, empieza a temer por su conejo. “En El ilusionista está todo aquello que amo de Tati, también su sensibilidad por las debilidades humanas, y su visión de las relaciones padre-hijo, a menudo dulces y amargas al mismo tiempo”.
El principal cambio fue de locación. “La historia original transcurre entre París y Praga, yo preferí Edimburgo, una ciudad mágica, con una luz siempre cambiante. Además, en esa historia original una parte importante sucede en un remoto pueblo que recién empieza a recibir la electricidad, y eso bien podía ocurrir en una isla escocesa. Rastreando información para ambientar la película descubrimos una noticia justo de 1959, sobre la fiesta con que los habitantes de una de esas islas recibieron la llegada de la corriente eléctrica desde tierra firme. Otro detalle: esa gente era verdaderamente ajena a las modas del momento, lo que asegura la ingenuidad de la niña, y la presencia del mago en busca de un último público dispuesto a maravillarse”.
En cuanto a la técnica, los personajes están hechos al modo antiguo, y sólo se usó la computadora para facilitar detalles de muebles, nubes y cambios de perspectivas o de luces. “Prefiero usar el pincel. Se pierde algo indefinible con la computadora”.
Chomet admira las animaciones computarizadas de Pixar, pero sigue amando los dibujos de La noche de las narices frías y Los aristogatos. Ese es su modelo de fondo. La cosa se complica para armar equipo, como explican el productor Bob Last y el jefe de animadores Paul Dutton: “El problema era la carencia de grandes talentos en el campo de la animación tradicional, porque la convención actual es que todo deba hacerse en 3D. Recorrimos Europa, y encontramos viejos artistas del pincel obligados al retiro, jóvenes diplomados ganándose la vida como choferes, etc. Por suerte los encontramos, y pudimos reunirlos en el estudio de Chomet en Edimburgo. Hay una pequeña tradición de dibujantes en Escocia, que vale la pena alentar”.
Como se advierte, una obra hecha en forma coherente con el tema y con la época que describe. Una delicia, además, ideal para empezar bien el año.
1 Readers Commented
Join discussionSimplemente Bellísima L’ Illusionniste!!
Hermosa obra de Chomet.
Llena de sutilezas y detalles para deleitarse.