Esta brillante película, donde se lucen los protagonistas (Colin Firth, Geofrey Rush, Helena Bonham Carter), refleja un momento histórico de la Inglaterra de Jorge VI y pone de relieve el sentido patriótico, la amistad y la familia. La coproducción de El discurso del rey (Gran Bretaña- Australia-EE.UU.) dirigida por el inglés Tom Hooper, sin alcanzar la categoría de una obra de arte inolvidable, es sin embargo una pieza entrañable y una verdadera clase de perfecta interpretación.

El rey Jorge VI (1895-1952), padre de la actual monarca Isabel II, fue coronado después de la abdicación de su hermano, Eduardo VIII, cuando se alejó del trono para casarse con la plebeya estadounidense, dos veces divorciada, Wallis Simpson, lo que constituyó uno de los escándalos más comentados en la prensa de medio mundo. Gran Bretaña  transitaba uno de sus más difíciles momentos en el siglo XX: el desempleo, la depresión económica y la posterior entrada en guerra contra la Alemania de Hitler, como la única potencia que enfrentaba al arrollador poder nazi-fascista.

Alberto Federico Arturo Jorge de Windson sufría de tartamudez desde chico y debió luchar arduamente para superar la dificultad que lo atormentaba, apoyado siempre por el afecto de su esposa, la aristócrata escocesa Isabel Bowes-Lyon (1900-2002), con la que tuvo dos hijas, Isabel y Margarita, y el terapeuta australiano Lionel Logue, con quien entabló una relación desconcertantemente horizontal y democrática que terminaría en amistad.

Jorge VI nunca había imaginado ocupar el trono y no se sentía capacitado, moral y  físicamente. Pero escribió una página de la historia de su patria que mucho le debe a su coraje y responsabilidad, gracias también al apoyo de uno de los grandes estadistas de su tiempo, Winston Churchill. El excelente actor Colin Firth en el rol protagónico compone un Jorge VI tan acongojado como querible, un ser sensible que se sentía incomprendido desde niño, un hombre que, a pesar de sus limitaciones, pudo afrontar la profunda responsabilidad de su destino frente al pueblo. Las breves escenas con sus hijas son los únicos momentos de verdadera alegría para él. Helena Bonham Carter, actriz tan extravagante como dúctil, es la pragmática y protectora esposa, que lo sobrevivió medio siglo. Por último, Geofrey Rush, en el papel de un terapeuta amateur de extraordinaria intuición, llega a ser el amigo que nunca hubiera tenido un rey. El original personaje sabe indagar con respeto en la raíz del trauma e intentar la recuperación de su insólito paciente desde el afecto y el acompañamiento, nunca desde la autoridad o la omnipotencia.

La cuidada reconstrucción de época, las escenas intimistas (un rey presentado casi siempre en clave familiar), la mesura en la expresión de los afectos (muchas veces manifestados en las miradas y en los silencios) y el tono preciso en cada circunstancia,

hacen de esta película una verdadera fiesta, mal que le pese al crítico de El amante.

Con estilo marcadamente británico, el film sabe administrar a la perfección el dramatismo de la época, el proverbial humor de los isleños, y los afectos familiares. Jorge VI murió víctima de cáncer el 6 de febrero de 1952 y lo sucedió su hija, la actual reina.

4 Readers Commented

Join discussion
  1. Miguel Pelaez on 4 marzo, 2011

    Vi la cinta. Comparto tu crítica y lo felicito por lo concisa. Realmente Jorge VI tuvo «coraje y responsabilidad» como Ud dice, pues se necesita mucho de eso para superar su sangre que era alemana. Recién cuando ya era un hombre le pusieron un apellido inglés….tal vez sus convicciones las logró en las trincheras francesas….En la cinta se menciona ese antecedente guerrero.

  2. Creo que lo más destacable de una película como «El discurso del rey» es el hecho de que nos muestra dos valores que nos resultan fundamentales para enfrentar los desafíos de nuestra época. En primer lugar, en un mundo donde lo efímero es lo más común y corriente y donde, por lo tanto, cada vez son menos los que sostienen en el tiempo las empresas que requieren de esfuerzos perseverantes, la victoria del rey y de su terapeuta sobre la tartamudez constituyen todo un ejemplo de lucha constante que resulta digno de imitar. Muy ligado a esto podemos identificar, en segundo lugar, la confianza del terapeuta en sí mismo y en las posibilidades de éxito de su metodología. Se atribuye a Goethe el haber expresado «vénganme con certezas porque para dudas ya tengo suficiente con las mías». ¿Qué nos diría el genio alemán si viviera en nuestra época, tan llena de relativismos y de falta de convicciones? Evidentemente aquellos que tenemos una fe clara y defnida en Cristo, hacemos de ella la fuente de todas nuestras certezas. Pero resulta refrescante encontrar que haya personas que, por lo menos, tengan fe en algo.
    Raúl Ernesto Rocha Gutiérrez.
    Doctor en Teología.
    Doctorando en Ciencias Sociales.
    Profesor y Licenciado en Letras

  3. antonio marco on 7 marzo, 2011

    No ví aún este film. (¿Churchill?. Todavia las almas de los aplastados y masacrados en el Este comunista, como consecuencia de las ententes de Yalta, deben estar preguntándose en qué se basa Ud. para llamar de gran estadista a este Mr.?) . Pero ayer vi «El Rito» : medito callado el testimonio de esa vista, es un golpe en las puertas inmanentistas y fáciles de la jaula segura de la Vida Cotidiana en que nos imaginamos vivir. Lea el Banquete de Severo Arcángel del Señor de las Pipas y sabrá a que me refiero.

  4. La película es excelente, pero es lamentable que la nota crítica olvide lo que el film no olvida: los vínculos de Eduardo ( y de, digamos así, su novia) con el nazismo; para los historiadores británicos serios, ( A J P Taylor, por ejemplo) la causa real de su abdicación. En contraste ambos, película y crítica, ignoran que Jorge VI, violando el orden constitucional por partida doble, pretendió que Chamberlain fuera reemplazado por Lord Halifax: buena parte de la dirigencia británica seguía esperando que Hitler suprimiera el peligro soviético. La inglesa Christabel (Burton) Bielemberg en sus conocidas memorias cuenta que su marido alemán Peter Bielemberg viajó a Londres buscando apoyo para la oposición antinazi pero no pudo entrevistar a ningún responsable político porque todos estaban de vacaciones cazando en Escocia. Quince días después Alemania invadió a Polonia.

Responder a Miguel Pelaez Cancelar