un-feriado-particular Un recorrido por varios films italianos que vale la pena ver en DVD.

Vincere, de Marco Bellocchio

Vincere, de Marco Bellocchio

Podemos comenzar por anotar dos títulos y un solo nombre: Marco Bellocchio, que con La hora de la religión y Vincere es hoy uno de los grandes nombres del cine italiano y un clásico a más de tres décadas de su ópera prima I pugni in tasca. Con La hora de la religión presenta la historia de un artista cuyos parientes desean canonizar a la madre que ha sido asesinada. El director consigue un ácido e irreverente fresco sobre la sociedad italiana contemporánea y con complejidad y sutileza, narra cómo el individuo se encuentra sucesivamente ante la política, la familia y la religión. Vincere parece transitar similares tópicos, aunque la historia reconstruye la pasional vida de Benito Mussollini a través de Ida Dalser, que lo amó hasta enloquecer.

 

De las nuevas generaciones, el más reconocido popularmente es Silvio Soldini desde su Pan y tulipanes. La joven Anna (excepcional Alba Rohrwacher, próxima jurado en Venecia) es empleada en un estudio contable en la sencilla pero contundente Cosa voglio di piú. Su jefe confía plenamente en ella y con su novio Alessio llevan una feliz vida en pareja. Pero las diferencias entre la ternura y la pasión se harán evidentes cuando conozca a un modesto capataz de una agencia de catering. Con lucidez, Soldini se adentra en la vida en pareja contemporánea y en el vacío existencial que hicieron del italiano Michelangelo Antonioni la marca registrada de la Italia de otro tiempo.

Otro nombre reconocido que regresó a las pantallas es Giuseppe Tornatore. El ganador del Oscar por la inolvidable Cinema Paradiso retorna a la nostalgia por la “vieja” italiana en Baaria, las puertas del viento. Aquí el escenario es Sicilia, donde Tornatore nació y vivió hasta muy entrada su juventud. El fascismo, la segunda guerra y el comunismo son el trasfondo de una melodramática historia de amor.

En Videocracy, el agudo documental de Eric Gandini, la intención no es mostrar los conocidos males que Silvio Berlusconi legó a la sociedad italiana sino plantear cómo la televisión fue ocultando males y adocenando espíritus. Inevitablemente Silvio Berlusconi se erige como símbolo de este nuevo modelo de adoctrinamiento político y decadencia cultural.

Una de las obras más interesantes de todo este renovador panorama es Un feriado particular o Pranzo di ferragosto, la película de Gianni Di Gregorio que, a los 61 años y luego de un largo camino como guionista, obtuvo el premio a la Mejor Opera Prima en el Festival de Venecia. El 15 de agosto es feriado en Roma. Una festividad que se remonta al Imperio y coincide con el festejo católico de la asunción de la Virgen. Nadie lo desaprovecha para escapar del auténtico “horno” romano en verano.

La ciudad está desierta y es cruzada por una vespa. La motito es de Gianni, un cincuentón sin dinero al que se le presenta una alternativa: el administrador del edificio donde alquila le ofrece rebajar la deuda si acepta alojar por unos días a su anciana madre. Con esta anécdota, y en compactos 75 minutos, Di Gregorio recupera la intención satírica de los grandes del cine italiano, como Scola o Monicelli, seduciendo con su humor y sensibilidad en una mirada a la tercera edad tan irónica como solidaria.

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