Del 22 al 24 de junio se llevó a cabo en Mar del Plata la Semana Social organizada por la Comisión Episcopal de Pastoral Social y el Obispado de Mar del Plata. El lema fue “Trabajo, dignidad y justicia social” y el tema convocante fue el Trabajo. semana-social-mdp-2012Con la estructura de tres paneles centrales –uno sindical, otro empresarial y el último de profundización en el lema– y cinco paneles temáticos simultáneos –Distribución de la riqueza/ Trabajo no registrado/Desocupación/Trabajo y Juventud/Trabajo y Cuestión Ambiental–se desarrollaron las tres jornadas.

La participación de organizaciones sociales, jóvenes universitarios, dirigentes sindicales y empresariales, miembros llegados de todo el país que trabajan en la Pastoral Social, Justicia y Paz, Drogadependencia y el Programa Nuevos Dirigentes, constituyó la mayor riqueza de este encuentro, que dieron fuerza a los debates. Se constató variadísimo el intercambio entre los asistentes, ponentes y coordinadores, quienes coincidieron en que no se puede de ningún modo construir una Pastoral Social desconectada de los contextos eclesial, nacional y regional, buscando luz dentro y fuera del pensamiento católico, hallando en lo diverso caminos creativos en la búsqueda de consensos y posibles respuestas y soluciones.

La destitución del presidente Fernando Lugo –ex obispo de la Iglesia paraguaya–, la cuestión Bargalló y el conflicto con la CGT de Hugo Moyano y sus derivaciones en la escasez de combustible en algunas provincias constituyeron el marco informativo de la Semana Social. Estrenando presidencia de Comisión en Semana Social, monseñor Jorge Lozano  se refirió en su conferencia central a una de las aristas del trabajo: la desocupación: “El pan que llega a la mesa sin el trabajo, puede ser dádiva que ofende a la dignidad de la persona humana. Pero también es cierto que el trabajo que no alcanza para el pan, es explotación y opresión. Trabajo, Dignidad Humana y Justicia Social deben siempre estar de la mano”.

Algunas intervenciones durante los tres paneles centrales propuestos resultaron verdaderamente iluminadoras: el sacerdote Jorge García Cuerva –al hablar de consumo de drogas en Argentina y proyectos de despenalización–; monseñor Marcelo Colombo –al profundizar en la trilogía pueblos originarios-tierra-propiedad– y Carlos Custer en el panel sindical.

El mensaje final reafirma “los principios fundamentales de la enseñanza social de la Iglesia: la dignidad inviolable de la persona humana, el destino universal de los bienes de la creación, la participación de todos en la búsqueda de bien común, la solidaridad”.

Muy valiosa resultó la presentación de tres textos: la Guía sobre Pastoral del Mundo del Trabajo y la Guía sobre Pastoral de los Derechos Humanos publicadas por el CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano), y las Conclusiones del Primer Congreso Nacional de Doctrina Social de la Iglesia realizado el año pasado en Rosario.

Renovados modos de convocatoria y de concreción en próximas ediciones quizás  impregnen de aires nuevos esta Semana Social que continúa siendo, desde hace más de 20 años, un acontecimiento esperado por la Iglesia a nivel nacional, con buena expectativa desde lo formativo e informativo, y promovido por ella en interrelación real y cordial con el mundo sindical, empresarial, político y social de la Argentina.

 

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  1. María Teresa Rearte on 3 agosto, 2012

    Saludo la presencia del Sr.Obispo de Gualeguaychú y Presidente de la C.de la Pastoral Social del Episcopado Argentino en la Semana Social de junio pasado.

    Celebro su magistral definición, en el tratamiento de la desocupación, que refiere esta nota: «El pan que llega a la mesa sin el trabajo, puede ser dádiva que ofende a la dignidad de la persona humana. Pero también es cierto que el trabajo que no alcanza para el pan, es explotación y opresión. Trabajo, Dignidad Humana y Justicia Social deben siempre estar de la mano.» Me parece sincera y realista, dos cualidades de las cuales este obispo ha dado muestras en otras ocasiones en las que he podido leer sus notas en medios periodísticos. Y una cualidad particularmente importante en un cristiano, y más aún en un pastor del Pueblo de Dios: su sensibilidad.

    Me parece de particular interés la inclusión de la problemática del consumo de drogas y los proyectos de despenalización, el tratamiento de la situación de los pueblos originarios y el tema de la tierra y la propiedad, de candente actualidad, aún cuando el tema no tenga la debida difusión en el medios periodísticos, y que hubiera espacio para la expresión de los sindicalistas.

    Hay otros aspectos mencionados sobre los que no puedo opinar porque no tengo la información necesaria.

    Me pregunto, ¿por qué no cambiar de latitudes en la celebración de las distintas formas de tratamiento de la cuestión social y de la DSI, para que no sólo se demuestre interés por la diversidad de temas, sino cercanía con los protagonistas de la realidad social y su dinámica tanto como de sus expectativas?

    En cuanto al marco informativo, como lo llama la nota:primero, la destitución del presidente paraguayo Fernando Lugo, me he expresado en el comentario de otra nota en su momento. Resumiendo ahora, no comparto y explícitamente disiento con la intromisión del nuncio apostólico y de la jerarquía católica en la destitución del mandatario paraguayo. No sé si era un buen presidente o no. Pero sí salta a la vista que no se cumplieron requisitos institucionales para destituirlo. Y lo más importante aquí, porque de Magisterio Eclesial estoy hablando, es que el sr. nuncio y los obispos paraguayos se apartaron de las enseñanzas del Concilio Ecuménico Vaticano II, que claramente marcó la autonomía de las realidades temporales con respecto a la fe y la actuación de la Iglesia. Y remarco, se desoyó la voz de un Concilio Ecuménico. No es poco. Y no debe pasar desapercibido.

    Sobre el caso del Obispo Bargalló pienso que, dentro de la disparidad de opiniones que suscitó, se ha puesto indebidamente el acento en el tema del celibato. Su conducta y la de su «amiga de la infancia», como la definió, estarían en contradicción con la moral cristiana y aún con el Decálogo, que es equivalente a la ley natural, aún si ambos hubieran sido personas solteras, sin compromiso alguno. Pero en uno estaba de por medio el voto de celibato. Y en la otra, el vínculo del sacramento del matrimonio, que el divorcio civil no destruye. Sin embargo, no deseo como simple mortal colocarme en la función de juez. Tampoco detenerme en la ética sexual. La fragilidad humana es comprensible en todo ser humano, aunque se trate de un obispo. Comprensible; pero no justificable.

    Lo que personalmente más deploro en el obispo Bargalló es que no fuera sincero, porque se ha ofendido a Dios. Y se ha causado una dolorosa herida a la Iglesia y a la sociedad tan necesitada de buenos ejemplos. Y tan golpeada por los comportamientos opuestos.

    No pongo en duda su honradez en otros aspectos. Tampoco en el desempeño de sus roles pastorales. Si fue perseguido, si la información fue manejada con el fin de perjudicarlo, etc. no le quita responsabilidad a él.

    No me deleito en nada de lo que dije anteriormente. Sólo quiero fundamentar mi modo de pensar, en el sentido de que no hay que ocultar las debilidades de los miembros de la Iglesia. Sino asumirlas con humildad y con dolor, que a la postre ayudan a madurar y crecer en la conciencia de la misión de la Iglesia. Y en la gravedad del pecado de escándalo y sus consecuencias.

    Como dijera Elisabeth Leseur, escritora francesa, a quien Juan Pablo II citaba en la exhortación «Reconciliatio et paenitentia», «toda alma que se eleva, eleva el mundo.» Pero lamentablemente, esa ley de la elevación tiene también su correlato, que el mismo pontífice también refería. Esto es, que toda alma que se abaja, abaja también a la Iglesia y al mundo. A la sociedad de la que forma parte.

    No somos pocos los que hemos sufrido con la Iglesia por este dolor causado. Y a la vez hemos pensado en otros obispos, sacerdotes,laicos, que contribuyen a su edificación: los que trabajan en zonas y ambientes particularmente difíciles, los misioneros, etc. Y los que aman y sirven a Dios en las sencillas y cotidianas tareas de su vida, de los cuales pocos o nadie se acuerda, en la vida familiar, laboral, social, etc.

    Sobre el tema del conflicto de la CGT liderada por el sindicalista Hugo Moyano, pienso que es un tema con elevado peso del factor político. Lo cual no quita la importancia y legitimidad de los reclamos gremiales. Sobre los cuales demandaría tiempo y espacio expresarme. Y no es el tema de esta nota.

    Los tres temas no han sido, a mi criterio, meramente informativos, como se los califica en la nota. Sino que denotan que la reflexiòn social cristiana está inserta en las coordenadas de espacio y tiempo de nuestro presente yde la realidad nacional y de nuestros vecinos, en este caso Paraguay. Y así debe ser. El cristianismo no es un idealismo. Sino que la Encarnación del Verbo marca y atraviesa profundamente la historia de los hombres. Así debe ser nuestra reflexión, como Iglesia, coherente con el misterio del Hijo hecho Hombre.

    Gracias a la revista por los temas de reflexión social. Y el espacio en el que me permite expresarme. También mis disculpas si me he excedido en su uso.

    Prof. María Teresa Rearte

  2. María Teresa Rearte on 15 agosto, 2012

    Me hubiera gustado saber si hubo presencia femenina en esta convocatoria. Y en tal caso, qué importancia tuvo. O en qué temas. Porque es hora de que estos espacios se abran a la participación femenina. Y de que las mujeres asuman su rol en estos ámbitos.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

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