battroEn su último libro, Horacio C. Reggini expone de manera original sus ideas en materia de educación.

El ingeniero Horacio C. Reggini ha publicado un nuevo libro: La enseñanza de la ingeniería en el  siglo XXI. Teaching engineering in the twenty-first century (Buenos Aires, Ediciones Galápago, 2013, 191 páginas). Es el regalo que nos hace a sus amigos y colegas al cumplir sus ochenta años, un condensado sabroso de sus ideas sobre la educación expuesto de manera poco común, en un estilo que me atrevería a llamar “poliédrico”.

Los poliedros son sus figuras predilectas, como pudo apreciarse en 1988 en su conferencia de incorporación a la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y en sus aportes innovadores al lenguaje Logo tridimensional, un poderoso lenguaje de programación que forma parte de la educación de millones de niños en todo el mundo (www .laptop.org). Una de sus fuentes de inspiración en este campo fue R. Buckminster Fuller (1895-1983), creador de una nueva gramática del espacio, una verdadera ciencia “poliédrica” que comenzó con la construcción de maravillosos edificios que cubren espacios inmensos y llegó a transformar muchos aspectos de la química, la física y la biología, hasta inspirar el admirable diseño de pelotas de fútbol, como las de la FIFA. Pero además Fuller predijo que el conocimiento ya no irá al artesano, irá a las herramientas. Reggini lo explica así: “El caudal de conocimiento necesario para un proyecto no debía pasar, en todo su minucioso proceso de transformación, análisis y síntesis, por la mente del ingeniero, bastaba con especificar las condiciones particulares, ya que del conocimiento instrumental requerido podía hacerse cargo el sistema   /informático/”.

Estas ideas impregnaron la mente de Reggini, quien formó parte de la gran revolución conceptual que se produjo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts en la década del ‘60 gracias al talento innovador de gente como J. R. Licklider, Jerome Wiesner, Marvin Minsky, Seymour Papert, Alan Kay y Nicholas Negroponte, entre otros. “No existe una crisis de energía sino una crisis de ignorancia”, decía Licklider (1915-1990), creador de la teoría de los sistemas procognitivos, que hoy se expresan en la computación interactiva y globalizada.

De estas consideraciones técnicas Reggini salta libremente a reflexionar sobre las visiones poéticas de Paul Valéry, Walt Disney e Italo Calvino sobre el presente y el futuro. De allí pasa a analizar algunas realizaciones ejemplares de la arquitectura e ingeniería de la Argentina, tomando como ejemplos el edificio Kavanagh, obra del estudio Sánchez, Lagos y de la Torre, construido en menos de un año (1934) y el Obelisco, obra de Alberto Prebisch, concluido en poco más de un mes (1936). Concluye con un elogio al reciente libro del filósofo argentino Mario Bunge: Filosofía de la tecnología y otros ensayos (Lima, Nuevos Tiempos, Nuevas Ideas, 2012). En suma, una pequeña obra poliédrica que puede inspirar a muchos lectores.

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