baficiEl BAFICI cumplió 16 ediciones posicionándose como una alternativa distinta ante la estrechez de la actual exhibición cinematográfica en la Argentina.

Durante 12 días de abril el Festival de Cine Independiente transforma el ritmo de la ciudad de Buenos Aires. Lo consigue con una oferta sobreabundante de títulos –no todos formidables como siempre indica su catálogo- pero sí con la cotidiana hidalguía de proponer algo distinto a los tanques que inundan los cines argentinos el resto del año. Cosa curiosa, hasta una recóndita e ignorada película de Tailandia se exhibe en horario marginal a sala llena pero luego esos mismos espectadores no tributan el menor interés si esos títulos llega a las salas comerciales. Sucedió con la ganadora del año pasado, Berberian sound studio, un film que en el BAFICI fue furor, tuvo localidades agotadas y ganó el premio a la Mejor Película 2013, pero que en su estreno comercial hace escasas semanas fue visto por apenas 500 espectadores.

Eso se explica por qué buena parte del público desea participar del evento y se escuchará después “Fui al BAFICI” en lugar de “Vi tal película en el BAFICI”. El distintivo del Festival Independiente ha logrado instalar una marca y contribuir con su mística de un cine distinto, aunque en la grilla también pueda verse Los Muppets 2. Quien elige a conciencia y estudia la agenda de programación como un erudito para formar largas filas en busca de un ticket anticipado convive con el que decide casi sobre la hora ver “algo”; un acierto que el director Marcelo Panozzo consolidó con una gestión amena y cálida (y que traslada a sus colaboradores), donde quedó demostrada una vez más la eficacia de la gestión del equipo de prensa.

Pero los muñecos creados por Jim Henson no fueron los únicos de un universo que, tiempo atrás, el BAFICI hubiese reprobado. También resplandece el celebrado homenaje a un director del cine de la época de oro de los grandes estudios y con estelares figuras, simpáticas comedias y suntuosos escenarios, en contraste al cine contemporáneo urgido de instantáneas casi siempre marginales y a bajo costo productivo. Eso fue posible con el tributo a Carlos Schlieper, uno de los directores fundamentales del cine argentino de los ‘50 y que tuvo en sus protagónicos a grandes nombres como Mirtha Legrand, Zully Moreno, María Duval, Alberto de Mendoza, Juan Carlos Thorry y Osvaldo Miranda. Lo lamentable del estado de algunas copias permite continuar reflexionando sobre los alcances del rescate de nuestro patrimonio cinematográfico, pero actualizar el nombre de este prestigioso realizador (El retrato, La serpiente de cascabel, El sillón y la gran duquesa, entre otros), contribuye a despertar el interés de las nuevas generaciones.  En tren de olvidos, nadie reparó que su viuda y actriz de varias películas, Nélida Romero, pudo enterarse a través de una amiga que le acercó la programación a su modesta habitación en la Casa del Teatro.

Premios y hallazgos

La competencia oficial exhibió una coherencia y nivel mucho más consolidado que en años anteriores y en la competencia internacional el cine iraní subió al podio con el film Fifi Howls from Happiness, de Mitra Farahani (Estados Unidos/Francia), que se alzó con el premio máximo. Perú, cuyos críticos de a docenas pueblan el BAFICI, obtuvo dos premios con El Mudo (mejor director y actor), en tanto que Mauro, de Hernán Roselli, conquistó el premio especial del jurado oficial y el paralelo de la crítica internacional Fipresci. La competencia argentina, segunda en importancia pero primera en clamor popular, consagró a una hábil a inteligente comedia como El escarabajo de oro de Alejo Moguillansky y Fia-Stina Sandlund, en tanto fueron reconocidos Gustavo Fontán como mejor director (El rostro), y Edgardo Cozarinsky (Carta a un padre), con una mención especial del jurado.

Precisamente la labor del veterano director de Boulevard del crepúsculo cautiva desde su sensible introspección. La historia es simple: Cozarinsky, con más de 70 años, se interroga acerca de un pasado familiar conocido de a trazos en una Entre Ríos que no conoció nunca. En la búsqueda de ese remoto rural en una colonia judía sobre aspectos de un padre que murió demasiado pronto y dejó muchas preguntas, el director contrasta ese universo personal de dudas con los vaivenes político-sociales de una Argentina que en muchas oportunidades fue tierra de esperanza, pero también de frustraciones. Un cuchillo usado para la práctica del ritual japonés del Seppuku acompaña las reflexiones sobre un universo por descubrir y que Cozarinsky indaga con sensibilidad, humildad y hábiles dosis de gran sabiduría. El director confirma la exitosa unión profesional con Constanza Sanz Palacios, productora de sus últimos films. Tal lo señalado, integró una competencia argentina donde también se destacaron El color que cayó del cielo, de Sergio Wolf; Si je suis perdu c’est pas grave, de Santiago Loza y Ciencias naturales, de Martín Lucchesi.  En los cortometrajes se premió con acierto a Lo que dicen del monte, de Octavio Tavares y Francisca Oyaneder, en tanto sobresalieron en la selección los cortos Ahora es nunca, de Pablo Acosta y Nicolás Aponte (en competencia); Entre Romina y el mundo, de la también actriz Guadalupe Docampo, y El gran Cifuentes, de Felipe Bergaño (en muestra), lo que permite suponer una promisoria exhibición futura de estas creaciones.

Como siempre, el BAFICI exhibió una pléyade de documentales extraordinarios. En la lista se anotan Boxing gym, de Frederick Wiseman; Michel Petrucciani, de Michael Radford; Rohmer in Paris de Richard Misek; también Amancio Williams, de Gerardo Panero, que rescata el perfil de ese gran arquitecto tan recordado por su Casa del puente en Mar del Plata –aunque el documental aclara que él la llamaba Casa sobre el arroyo– pero trasciende esa gran obra para mostrar el legado de uno de los grandes de la arquitectura argentina. Panero no escapa de las formas tradicionales pero ilumina las diversas aristas de la vida del gran Williams, incluso las personales, gracias a la entrevista con sus hijos y con su viuda, la tan centenaria como certera Delfina Gálvez de Williams. Otros dos trabajos bordean los límites del género: el gran crooner contemporáneo Nick Cave lo es todo en su 20.000 days on Hearth, un documental que repasa la trayectoria y vida del cantante huyendo constantemente de los lugares comunes de la labor documental. Puede decirse que es un docu-ficción, o una ficción documental; en cualquier caso tiene la libertad narrativa que, con respecto a la palabra, observa la poesía. La Revolución de los claveles que derrotó a la dictadura salazarista en Portugal se hilvana con la no menos inteligente –y también cómica– La gran noticia, del suizo Lionel Baier. El director tomó un hecho real, la presencia de la radio suiza en territorio lusitano, para desarrollar una simpática mirada a la necesidad de la libertad para el hombre. En un cálido almuerzo ofrecido por el Cónsul suizo, Baier aclara: “Es verdaderamente una obra de ficción pero con algunas cosas de la vida real de periodistas de la radio reales. La persona absolutamente real es Julie Dujonc-Renens (NdR: interpretada por Valérie Donzelli), que fue una chica muy militante del feminismo. Los demás son de ficción, una mezcla de varias personas. Pero todo lo referente a la Revolución de los Claveles es preciso de la realidad”.  Que mejor entonces que celebrar una comedia inteligente para pensar en otro año al amparo de las novedades del siempre renovado BAFICI.

10 películas para no dejar pasar en otra oportunidad

Pablo De Vita

1- Omar (Hany Abu-Assad)

2- 20.000 days on Earth (Iain Forsyth, Jane Pollard)

3- Carta a un padre (Edgardo Cozarinsky)

4- La gran noticia (Lionel Baier)

5- Ida (Pawel Pawlikowski)

6- Cae la noche en Bucarest (Corneliu Puromboiu)

7- El escarabajo de oro (Alejo Moguillansky y Fia-Stina Sandlund)

8- Aimer, boire et chanter (Alain Resnais)

9- El color que cayó del cielo (Sergio Wolf)

10- Only lovers left alive (Jim Jarmusch)

Paraná Sendrós

1- Ciencias naturales (Martin Lucchesi)

2- Verdun, visions d’historie (León Poirier)

3- El retrato (Carlos Schlieper)

4- Cuatro corazones (Carlos Schlieper)

5- La salada (Juan Martín Hsu)

6- La serpiente de cascabel (Carlos Schlieper)

7- Carta a un padre (Edgardo Cozarinsky)

8-El sillón y la gran duquesa (Carlos Schlieper)

9- Quisiera ser grande (Penny Marshall)

10- Cuando besa mi marido (Carlos Schlieper)

José María Poirier

1- Carta a un padre (Edgardo Cozarinsky)

2- El color que cayó del cielo (Sergio Wolf)

3- Un cháteau en Italia (Valeria Bruni Tedeschi)

4- Le dernier des injustes (Claude Lanzmann)

5- Omar (Hany Abu-Assad)

6- Sacro GRA (Gianfranco Rosi)

7- Why dont you play in hell? (Sion Sono)

8- The Joycean society (Dora García)

9- Rohmer in Paris (Richard Misek)

10- Parabéns Manoel de Oliveira: Intromissoes (Rita Azevedo Gomes)

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