Cuando surgió la educación moderna en los siglos XVII y XVIII, la escuela se hizo cargo de tareas originalmente a cargo de la familia. Sin embargo, la cuestión de la sexualidad no se incluía entre los contenidos de la enseñanza. Era un asunto privado, casi íntimo de cada familia, no delegado a las instituciones educativas hasta tiempos recientes.

En 2006 se promulgó en la Argentina la Ley 26.150 de Educación Sexual, de aplicación en todas las escuelas, públicas y privadas. En 2007, los ministerios de Educación y de Salud editaron, con la colaboración de organismos nacionales e internacionales, el “Material de formación de formadores en educación sexual y prevención del VIH / SIDA”, de circulación restringida a adultos que forman a adultos, en regiones con alta incidencia de SIDA.

Ambos documentos dieron lugar a un intenso debate, iniciado por el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, quien el mismo día en que asumía su cargo el nuevo ministro de Educación, Alberto Sileoni, dio a conocer un mensaje muy crítico que originó la réplica del ministro y de varios especialistas. Transcribimos, en primer lugar, escritos que explican la política oficial sobre educación sexual, publicados en El Monitor de la educación, órgano on line que llega a todos los docentes y escuelas del país. En www.me.gov.ar/monitor están los textos completos que aquí resumimos, y también la mencionada ley.

Abrimos este espacio para que los lectores, especialmente los padres de familia y los docentes, se informen de los distintos puntos de vista y envíen los suyos para enriquecer un debate que consideramos de importancia (www.revistacriterio.com.ar/debates).

 

Arturo Prins

 

La educación sexual en las escuelas

 

La educación sexual aparece como un tema “nuevo” del que la escuela debe comenzar a ocuparse. Sin embargo, la escuela, aun cuando lo negó o incluso lo excluyó explícitamente, participó desde siempre en formar aspectos de la sexualidad. Lo hizo cuando indicó qué conductas eran esperables para “una señorita” o cuáles eran impropias para “un varón”, cuando exigió atar el pelo o tenerlo corto, y cuando prohibió el maquillaje, los escotes, o reguló el largo de las polleras. La escuela también nos enseñaba algo sobre la sexualidad cuando nos acostumbró a llamar “señorita” a la maestra, ocultando el hecho de que eran seres sexuados, con pareja, hijos y vida afectiva. (…)

 

Nadie ignora que hasta hace poco el tema fue tabú, y que existen opiniones distintas en las escuelas y en las familias. Ello constituye un desafío importante a la hora de pensar la enseñanza.

 

En este dossier, presentamos algunas reflexiones y experiencias para ayudar a pensar los mejores modos en que la escuela puede acompañar y promover el desarrollo de la educación sexual. (del dossier “Educación sexual en la escuela”, publicado en El Monitor, N°11, marzo 2007, Ministerio de Educación, www.me.gov.ar/monitor/ nro11/dossier.htm)

 

ELEONOR FAUR Socióloga, consultora de UNICEF y PNUD:

 

Suele decirse que la educación sexual esuna educación “para ser” más que “para hacer”. Es un tipo de educación que se relaciona con la vida de las personas y con su forma de estar en el mundo y que se construye a partir del respeto hacia los estudiantes, en tanto se los concibe como seres humanos integrales, con necesidades diversas. La educación en sexualidad es, en definitiva, un tipo de formación que busca transmitir herramientas de cuidado antes que modelar comportamientos. (…)

Educar en sexualidad implica tanto ofrecer conocimientos para la prevención de embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, como formar en valores, sentimientos y actitudes positivas frente a la sexualidad. (…)

Es indudable que las familias y, en especial, los padres y madres, tienen también un papel muy relevante y una responsabilidad innegable en la formación de sus hijos e hijas, también en aspectos relativos a su sexualidad. Explícita o implícitamente, en el marco de las familias, los niños aprenden una serie de normas, valores, criterios y comportamientos relacionados con su sexualidad y con su posición como varones o mujeres dentro de la sociedad. (…) En todo caso, es claro que la educación de la sexualidad constituye una práctica que no sólo atañe a las escuelas, pero que tampoco resulta una tarea exclusiva de las familias.

(…) Las escuelas pueden también establecer puentes con las familias, a fin de desarrollar procesos de trabajo conjunto. (“La educación en sexualidad”, artículo en El Monitor, N°11, marzo 2007, Ministerio de Educación)

 

EDUARDO BERTOLINO y otros / Docentes del Programa Municipal de SIDA, Rosario:

 

El cuadro de situación en las escuelas donde trabajamos, correspondientes al Gran Rosario y zona sur de Santa Fe, es sumamente variado. (…)

La normativa se confronta muchas veces con posiciones adversas de sectores de la sociedad que, desde el prejuicio o las creencias religiosas inconmovibles, obstaculizan su efectiva implementación. Es por eso que en la mayoría de las escuelas el tema sigue siendo eludido, en el mejor de los casos, y censurado en otros. (…) Este panorama coexiste, paradójicamente, con la preocupación de muchos docentes por el aumento de embarazos no deseados a edades cada vez más tempranas entre las adolescentes, (…) el abandono escolar cuando las jóvenes madres no encuentran apoyo familiar y/o institucional, (…) juegos exploratorios y de investigación entre los niños más pequeños, enamoramientos y noviazgos efusivos, discriminación de los “diferentes” (homosexuales, travestis, etc.), (…) situaciones de abuso infantil y de abortos clandestinos, presencia de alumnos infectados con vih, etc. (…)

Las escuelas nos piden asesoramiento y desarrollar talleres que apunten a cuestiones relativas a la sexualidad, tema que es considerado como más urticante y de difícil abordaje. Esto se vincula con varias razones:

1) La escuela está fuertemente impregnada del paradigma racional positivista Pienso, luego existo, donde se privilegian las ideas y el cuerpo sexuado queda afuera. (…) predomina una educación al servicio del logos.

2) Sostener que se puede trabajar en la prevención del vih-sida sin que previamente se haya iniciado a los alumnos en el esclarecimiento sexual es una concepción errónea. (…)

3) La falta de capacitación es otro factor señalado por muchos docentes para demandar a los especialistas” o “expertos” externos a la institución. (…)

4) El temor a las reacciones negativas de madres y padres.

(“Una demanda ética impostergable”, artículo en El Monitor, N°11, marzo 2007, Ministerio de Educación)

 

LAURA MORRONI Docente, UBA:

 

Con el flamante marco legal que significa la aprobación de la ley de educación sexual, vale la pena continuar con la tarea de revisar críticamente nuestros propios pensamientos, prácticas y prejuicios (…)

Nos proponemos aquí reflexionar acerca de la construcción de identidades genéricas, presentando una articulación posible entre las nociones de “sexo” y “género” desde la teoría feminista y señalando alguna inquietud sobre el papel que juega la escuela en la re-creación de estas identidades. (…)

El dimorfismo sexual representa la base biológica y natural sobre la que se construyen las producciones culturales y políticas de “lo masculino” y “lo femenino”. Un ejemplo de esta articulación lo ilustra la antropóloga Marta Lamas (“La perspectiva de género”) quien utiliza el género como construcción cultural que se lleva a cabo en función de los sexos biológicos, al distinguir entre “la asignación de género” que se realiza en el momento en que nace un bebé a partir de la apariencia externa de sus genitales; “la identidad de género” a partir de la cual el niño puede identificarse en todas sus manifestaciones como “nene” o “nena”; y por último, “el papel o rol de género” que constituye el conjunto de normas y prescripciones de una sociedad respecto a lo que considera “masculino” y “femenino”. (…)

En este sentido cabe recordar que son las instituciones y las personas en su actuar cotidiano quienes ejercen poder, legitimando determinados significados en torno a la sexualidad, al precio de la represión o exclusión de otras posibles alternativas. (…) Si no se opera un reduccionismo a la genitalidad, la sexualidad podría organizarse y nombrarse de muchas maneras, creando las condiciones necesarias

para expresar otras formas de existencia igualmente reales y legítimas. (“Generando géneros”, artículo en El Monitor, N°11, marzo 2007, Ministerio de Educación)

 

HÉCTOR AGUER Arzobispo de La Plata:

 

Se está difundiendo actualmente un documento de 302 páginastitulado “Material de formación de formadores en educación sexual y prevención del VIH / SIDA”. (…)

La ideología de género se expresa en este documento con el máximo rigor. (…) El propósito de modificar conductas tiene una meta privilegiada de carácter sanitario: prevenir la infección del virus de inmunodeficiencia humana y de otras enfermedades de transmisión sexual. Pero también es fuerte el acento sociológico-político, ya que en varias de las contribuciones recopiladas se enfoca la sexualidad desde la dialéctica del poder. La promoción del uso del preservativo es sólo el aspecto más superficial de esta propuesta (…); el designio profundo es la “desconstrucción” de una concepción de la sexualidad de acuerdo al orden natural y la tradición cristiana.

Desde el comienzo de esta publicación desigual y farragosa la sexualidad es presentada como una construcción histórica y sociocultural. Es lo propio de la ideología de género, según la cual lo masculino y lo femenino, el ser varón y el ser mujer, no surge de una diferencia biológica y mucho menos se identifica con ella, sino que procede de la evolución de la cultura y es, por lo tanto, cambiante. (…)

La brecha estipulada entre sexo y género explica también que, en la presentación de la sexualidad que se ofrece en el documento que comentamos, jamás se hable del amor. (…)

Bajo el amparo del género caben los diversos comportamientos sexuales: así se otorga carta de ciudadanía a la homosexualidad y sus variantes. (…)

Uno de los “materiales” incluidos en la recopilación es un artículo de la profesora Graciela Morgade, funcionaria del área educativa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. (…) Siguiendo a Jeffrey Weeks nos presenta como herederos de una tradición absolutista judeo-cristiana, articulada desde el siglo XVIII con la familia tradicional burguesa del capitalismo moderno. (…)

La inspiración neomarxista, que recuerda en cierta medida al feminismo libertario de Shulamith Firestone, se advierte en varios de los elementos que componen la recopilación de materiales. En ellos se subraya la interpretación de la sexualidad según la dialéctica del poder. (…)

La perspectiva de género se propone modificar los roles sexuales (…) se desconoce la vocación maternal que es propia de la condición femenina, de su genio, y que constituye su gracia peculiar; desprecia asimismo su lugar irreemplazable en la familia, en la familia sin más, según el orden natural, y no en cierto tipo de familia, como se dice con cierto dejo despectivo (…)

El “empoderamiento” de la mujer, como superación de las relaciones hegemónicas de poder, implica introducir la potencia destructiva de la dialéctica en el seno de la familia. Es el planteo habitual del feminismo extremo. El “enfoque de derechos”, como se lo llama, proclama para los niños y adolescentes el derecho al sexo como un derecho humano, y concretamente: a decidir tener o no tener relaciones sexuales, libres de todo tipo de coerción (…)

Ni amor, ni responsabilidad, ni matrimonio, ni familia como proyecto de vida. Se confiesa explícitamente que la educación sexual excluye la formación en las virtudes, el aprecio y respeto de los valores esenciales que constituyen a la persona en su auténtica perfección. Así se dice en un texto debido a Eleonora Faur: la educación en sexualidad es, en definitiva, un tipo de formación que busca transmitir

herramientas de cuidado antes que modelar comportamientos. En suma, por educación sexual se entiende la reivindicación del derecho a fornicar lo más temprano posible, y sin olvidar el condón. Se afirma expresamente que la Escuela debe orientar sobre el uso exclusivo del preservativo frente al VIH, (…) ¿No sería más eficaz la abstinencia de relaciones sexuales prematuras e irresponsables? (…)

Se avizora un peligroso avance totalitario sobre la libertad de conciencia (no se menciona para nada en el texto la posible objeción) y sobre la libertad de enseñar y aprender. (“Orientaciones oficiales sobre educación sexual”, mensaje, 27/7/09)

 

ALBERTO SILEONI Ministro de Educación de la Nación:

 

La de monseñor es una posición conocida. Sin ánimo de polemizar, simplemente decimos que no creemos que nuestro material sea neomarxista y ateo. No es un material que alienta la genitalidad exclusivamente. Nosotros somos el Ministerio de Educación y sostenemos la enseñanza de valores. Entre los valores que para nosotros son muy importantes está el amor, el respeto al otro, el respeto a la interioridad de las personas, a sus ideas. De ninguna manera violentamos el ideario de las escuelas ni queremos avanzar sobre la familia sino converger con ella. Y reitero: el Ministerio se limita a cumplir con una ley nacional. El material que critica Aguer es un documento que se desprende de una ley, la 26.150, de Educación Sexual. Y para este Ministerio la ley no es una opinión, sino una disposición normativa que da la sociedad y que hay que cumplir.

¿Por qué hicimos el “Material de formación de formadores”? En primer lugar, para trabajar en la  prevención de enfermedades de transmisión sexual. Segundo, para tratar de trabajar desde la escuela en contra del embarazo temprano, que en la zona a la que fueron destinados los materiales en 2007, era del 25%. Y tercero, porque la información también disminuye la incidencia del abuso infantil. Esas son nuestras peleas y por eso no queremos entrar en otras discusiones que nos distraen. (declaración a Clarín y Página 12, 30/7/09)

 

MARTA WEISS Docente, asesora de instituciones educativas:

 

Es preciso tomar distancia y no caer en la misma trampa. En realidad, reduccionista es el mensaje de Aguer, porque la ley nacional instala tres ejes alrededor de los cuales se nuclea todo lo demás: la integralidad de la sexualidad humana, la perspectiva de derechos humanos y el cuidado de la salud.

De todas maneras, la reacción de Aguer me sorprende porque yo misma he sido llamada por escuelas católicas, a través del Ministerio, para que explicara los alcances y la implementación de la Ley de Educación Sexual.

Claro que la Iglesia no es una institución monolítica y Aguer representa sólo a uno de sus sectores. (declaración a Página 12, 30/7/09)

 

CLAUDIA TOURIS Investigadora de historia:

 

Conceptos como neomarxismo, ateísmo, constructivismo, utilizados de manera tan estigmatizante y denostatoria, retrotraen a la época de la última dictadura. Demuestran la dificultad para dialogar con la sociedad secularizada, con el pensamiento científico, con las elaboraciones teóricas más avanzadas del razonamiento filosófico. En este sentido, parecería que monseñor Aguer está poco informado sobre el peso que pueden tener hoy en día estas acusaciones.

Pese a las diferencias que pueda haber entre Aguer y Bergoglio, en temas de moral sexual o reproductiva, género o familia se cierran filas. Este sector de la jerarquía eclesiástica tiene una postura hermética sobre su supuesto saber -incluso por encima del de los propios laicos- y abandona esa costumbre saludable que inauguró el Concilio Vaticano II de consultar a peritos y especialistas; se convocan especialistas que priorizan una actitud dogmática por sobre su posición académica o científica.

La acusación de totalitarismo dirigida al Estado, muestra una dificultad para aceptar que la Iglesia ya no tiene una posición hegemónica en la relación de fuerzas con aquél. Tiene que ser una iglesia más entre una pluralidad de instituciones y creencias religiosas. La dificultad está en no poder pensarse de este modo. La pretensión totalizante viene más por parte de la Iglesia que por parte del Estado laico, el cual

busca garantizar una educación igualitaria, de excelencia y de protección de ciertos derechos para los niños, las mujeres, las minorías y sectores desfavorecidos. La dirigencia, no sólo política sino también religiosa y sindical, tiene que dar una muestra de madurez y amplitud para el diálogo. Declaraciones como la de monseñor Aguer son extemporáneas. Las respuestas de las autoridades del Ministerio de Educación, sobre todo del nuevo ministro Sileoni, fueron impecables; por un lado se marcaron los ámbitos de incumbencia de la Iglesia y del Estado; por el otro, se indicó que si bien debe haber respeto por las discrepancias, las leyes tienen que ser respetadas y cumplidas.

 

CARLOS H. TORRENDELL Director del Departamento de Educación de la UCA:

 

Desde hace años, cuando emerge algún documento ministerial o una norma emanada de alguno de los niveles del Estado sobre educación sexual, si media una declaración pública de la Iglesia Católica o de algún otro sector afín, se desarrollan confusos debates e intervenciones que siempre terminan en  hojarasca y ayudan a continuar cristalizando estereotipos cansadores: las jerarquías religiosas o los grupos conservadores son antiguos y autoritarios, y los progresistas y especialistas quieren liberarnos de su yugo y acercarnos a la vanguardia del pensamiento… Aburrido. (…)

El Estado educador en la Argentina, a partir de su matriz centralista francesa distinta de la anglosajona, generó un tipo de política educativa de corte egemónico y vertical en su relación con la sociedad civil. Este modelo implica básicamente que quien llega al Ministerio impone su visión, con más o menos elegancia y con los recursos y en los espacios que tenga a la mano. (…) En el caso de las discusiones actuales sobre educación sexual, la escena se vuelve a repetir pero con alguna variante (…) más allá de que pueden criticarse muchos elementos, cabe destacar el permanente intento de incluir a todos los sectores. Me animo a brindar una explicación: son normas que emanaron de órganos representativos, el Congreso nacional, por un lado, y el Consejo federal que reúne a ministros de Educación y a otros organismos, por otro. En esos espacios, capturar el poder hegemónicamente es más difícil y se requiere de un diálogo -mejor o peor- pero abierto, honesto y conducente. Tarde o temprano hay que llegar a un acuerdo final. Por otro lado, aparecen los textos como el que ha criticado resueltamente monseñor Aguer, presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica, días pasados. Éste se denomina “Material de formación de formadores en educación sexual y prevención del VIH / SIDA” y está destinado, como su título lo indica, a los profesores que forman a los futuros docentes. Como se aprecia, su intención y sus destinatarios son de gran relevancia operativa pues las normas marco son genéricas, en cambio este tipo de documentos es el que realmente conforma cultura y subjetividad en los docentes.

Contrariamente a lo sucedido con la ley y con los lineamientos, estos documentos se elaboran entre especialistas que obtienen recursos del Estado y de organismos internacionales para poder dedicarse durante meses y años a reunir material, investigar y a plasmar su ideología en un tema tan sensible

como la educación sexual. Esto no está mal dado que suponemos siempre la buena fe y la autenticidad de su conciencia. Pero lamentablemente lo que sucede, continuando con la lógica clásica del Estado docente, es que estos expertos de raigambre común no son democratizados por normas que les impidan excluir otras voces del proceso de elaboración de sus producciones.

(…) La democracia representativa se práctica en la cúspide del sistema –y en esto, nuestro país parece estar creciendo- pero justamente los organismos educativos siguen reiterando lógicas de exclusión. (AICA, 30/7/09)

 

GUSTAVO IRRAZÁBAL Teólogo moral:

 

Pensar que el Estado debería asumir la educación sexual sólo en los aspectos técnicos, los relativos a la salud, descargando en las comunidades éticas y religiosas la formación en los valores, sería un grave error. La sexualidad tiene una referencia insoslayable al bien común, una dimensión que no es privada sino pública, frente a la cual el Estado no puede mantener una actitud neutral.

Ello justifica que nuestras leyes hagan una opción de valor de carácter fundamental, privilegiando un modo de unión, la unión heterosexual estable, ya que ella por su propia naturaleza es apta para la formación de una familia, la procreación y la educación de los hijos. Esta unión es valorada y protegida de un modo especial porque es indispensable para la existencia de la sociedad. La ley no penaliza otras orientaciones sexuales, ni prohíbe otro tipo de uniones, y podría darles incluso algún grado de reconocimiento legal cuando medien razones de justicia. Pero no habría justificación jurídica alguna para la equiparación lisa y llana de las mismas con el matrimonio heterosexual. Renunciar a toda opción en este campo, a toda discriminación justa fundada en el bien común, equivaldría lisa y llanamente a la destrucción de la racionalidad pública en aras de un individualismo anárquico, que subordina el bien de la sociedad en su conjunto a las preferencias subjetivas. ¿Dónde estará entonces el límite de lo admisible?

Es una lástima que, en el reciente debate, la visión del bien común plasmada en los valores que animan nuestras leyes -y que siguen estando presentes en nuestra cultura- no haya recibido la justa atención. Ciertamente, las distintas comunidades religiosas, y la Iglesia entre ellas, deben evitar encerrarse en posiciones principistas que priven a los estudiantes de una información vital para conducirse en un ambiente hipersexualizado como el actual. Pero el Estado no puede declinar su deber de promover una educación en valores públicos comunes, en una sexualidad orientada al matrimonio y la familia, porque de lo contrario se estaría condenando a muchos jóvenes a aventurarse en el futuro sin otra referencia que el vaivén de sus propios deseos.

11 Readers Commented

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  1. Graciela Moranchel on 2 octubre, 2009

    En nuestro contexto actual, es absolutamente necesario que sea «la escuela» quien se ocupe de ofrecer información elemental sobre sexualidad, porque la realidad muestra que, lamentablemente en los hogares, esta responsabilidad de los padres, en la gran mayoría de los casos, jamás fue asumida. Esto es: niños y adolescentes aprenden todo lo relativo a la sexualidad y a las relaciones genitales por experiencia propia, por información de sus pares, o bien Internet. Esto trae las consecuencias graves que todos conocemos: embarazos no deseados, abortos, y múltiples enfermedades de transmisión sexual que no se limitan al contagio del Sida.
    El discurso eclesiástico representado por monseñor Aguer, donde se suceden términos como «dialéctica del poder» o «peligroso avance totalitario sobre la libertad de conciencia», etc., muestra a las claras el temor de una institución que desde siempre ha pretendido regir las conciencias de los fieles mediante la represión sexual, con el objetivo de mantener un poder absoluto sobre los cristianos. No olvidemos que cuando se domina la conciencia y la intimidad, se domina a toda la persona. Eso lo saben bien tanto las ideologías totalitarias como las instituciones religiosas.
    En plena época postmoderna, la institución eclesial no se da cuenta de que, ante la mirada de sus fieles, no sólo está «bajo sospecha» ella misma por pretender ejercer ese totalitarismo sobre los creyentes que denuncia en los otros, sino que los cristianos, aún los más tradicionalistas, hoy día directamente prescinden de las directivas jerárquicas en el campo sexual, sintiéndose además, no sólo «libres» para actuar de acuerdo con su conciencia, sino también sin ningún tipo de «culpabilidad», porque saben que los principios en los que se basa la tradición cristiana están totalmente desfasados. Esta tradición se basa en una moral de principios dualista que poco tiene que ver con una sana antropología bíblica, y que, sobre todo, está totalmente alejada del mensaje de Jesús, que es el del amor incondicional
    Es además notable la diferencia existente entre el desmedido espacio que se le da en el Catecismo al tema de la sexualidad, con la falta de referencias al tema en los Evangelios. Jesús se ocupó de transmitir cosas más importantes, como el Reino de Dios.
    La jerarquía eclesiástica, a pesar de presentar la sexualidad como «don de Dios», habla permanentemente de su realidad como de una amenaza para el creyente, refiriéndose a ella con términos como «ascesis», «dominio», «obediencia», «resistencia», «esfuerzo», etc. (cf. CIC nº 2338 – 2345), siendo muy difícil para los fieles encontrar alguna dimensión positiva en lo que se refiere a su
    vivencia.
    Todo este lastre negativo que arrastra la institución eclesial con respecto al tema, aflora en cada discurso de nuestros monseñores y del mismo Pontífice, quienes no se arredran cuando tienen que
    utilizar ciertas expresiones realmente subversivas, graves y peligrosas cuando de respetar la libertad de conciencia, la diferencia de criterios dentro de la Iglesia, y cuando de instaurar una moral más personalista se trata.
    Los creyentes tenemos que tener sumo cuidado en aceptar estos discursos que tanto rememoran épocas pasadas que no deben volver a repetirse. El no aceptarlos, proceda de quien proceda, debería ser un deber de conciencia.
    La propuesta cristiana debería hacer converger sexualidad y amor, y sólo éste debería ser el principio ético fundamental que rija la vida del creyente. Más allá de la genitalidad, la sexualidad debería estar ordenada al encuentro amoroso. Esta podría ser una interpretación del mensaje total de Jesús aplicado al terreno sexual.
    Los Evangelios no son códigos de ética. Pretender encontrar en ellos versículos o interpretaciones contra una sana sexualidad que reafirmen ideologías o pseudo teologías trasnochadas, es realmente absurdo y realmente una manipulación de la Palabra de Vida. Y la sexualidad tiene que ver con la vida, con el amor y con el gozo de vivir. Recuperar estas dimensiones es tarea imprescindible de nuestros pastores.

    Graciela Moranchel

  2. Celestino Viveros on 4 octubre, 2009

    Hay una estrecha relación entre la economía de un estado y las imposiciones que de afuera vienen. Creo que Cristina, Sileoni, y los otros y otras, sí o sí deben ejecutar esta imposición que viene desde la Conferencia de Pekín: las perspectivas de género. A cambio los estados se favorecen con condonación de deudas, merma en los intereses, nuevos créditos, estabilidad relativa. Así, los mismos que imponen abren nuevos mercados de preservativos, DIU, pastillas, servicios publicos de salud (aborto, eutanasia, nutrción, alimentos específicos).
    Aguer asevera sobre el tema, como cualquier pastor podría hacer desde su predica. Hay que escucharlo y el que no esté de acuerdo, puede no estarlo, pero que no crea tener la verdad, ni haga a menos lo que el obispo dice. Es lo que siempre enseñó Jesús a sus apóstoles.

  3. julio on 7 octubre, 2009

    Seguramente que la educación en las escuelas se tiene que dar en un marco progresivo ,desde lo básico hasta la complejidad de las relaciones a la cual cada persona se encontrara en la vida.Una educación para la vida en pareja ,el saber compartir,poder charlar de temas fuertes como los abusos y problemáticas como el sida y demás enfermeades es necesario.

  4. Vicente Solá on 7 octubre, 2009

    Yo pienso que el sexo, por ser un atributo excelso de la persona humana, debe ser tratado con la máxima reverencia, por lo que hay que destacar y proclamar a todos los vientos, que son los padres ,los primeros docentes, y no los burócratas, por bien inspirados que se digan que están. A los padres, y luego, a los docentes, por derecho propio atribuído por la naturaleza, les está encomendado la formación de las personas en sus primeros años, y todos debemos encargarnos de concientizar a los padres y a los docentes, a que ejerzan esa primacía, como los verdaderos maestros de valores, para lo cual, además, se les debe hacer tomar conciencia que para enseñar con dignidad y sabiduría un tema, como es el tema del sexo, se debe haber asumido y ejercido ese tema , con la misma dignidad,

    Vicente Solá

  5. Creo que la educación sexual debe formar parte de la educación general en la que padres y docentes debemos actuar como socios en la formación integral de quienes son simultáneamente, por un lado, hijos y, por el otro lado, alumnos. En este sentido la transmisión de valores en las instituciones educativas deben ir en total sintonía con los que se comunican en el hogar o, por lo menos, no deberían implicar una descalificación de las convicciones que tengan los padres. Solamente en el caso de que haya una ausencia de paternidad responsable debería la escuela avanzar más allá de lo que esta perspectiva debería permitir. De modo especial clamo porque a los cristianos comprometidos se nos respete en nuestro deseo de constituirnos en modelo de lo que la Palabra de Dios indica sobre la creación del ser humano: «Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó».

  6. Horacio Castro on 11 octubre, 2009

    Los principios en que se basa la tradición cristiana de ninguna manera están desfasados ni alejados de la Buena Noticia que nos trae Jesús.
    Creyentes de distintas agrupaciones religiosas (ahora vemos que también algunos católicos), suponen al Reino de Dios como uno mundano, donde serían bendecidos con toda clase de bienes y apartados de toda privación.
    El mensaje de Jesús ‘aplicado al terreno sexual’ no se refiere al amor incondicional como voluptuosidad que haya definido como el gozo de vivir. Los Evangelios- toda la Biblia- también nos hacen conocer la Ley de Dios (códigos de ética, pueden decir algunos) Otros imaginan el Reino de Dios como vida eterna en el mundo material. Por cierto, debemos cumplir un camino hasta la vida eterna. Cuando elegimos aceptar en nuestro espíritu el Reino de Dios, estamos en ese camino. En el Reino espiritual, que nos hace amar y llamar a nuestro prójimo para adorar al Padre. Es en Jesucristo que alcanzamos el verdadero Reino de Dios.
    La finalidad del hombre, como ser con necesidad y capacidad de amar, es la Bienaventuranza en la Vida Eterna.
    Es lo que enseña la Iglesia lejos de la interpretación sicologista que trata de hacerla aparecer pretendiendo regir las conciencias de los fieles mediante la represión sexual (¿cuál sería esta represión cuando la Iglesia Catòlica propicia el aumento de la natalidad?).
    Tengamos presente que Dios con su palabra reprueba- sin lugar a dudas- las “diferencias” y “libertades” que tendenciosamente hoy los interesados presentan como una sana sexualidad.
    Limitar la educación o información sobre sexualidad que imponga “la escuela”, a la prevención de embarazos no deseados, abortos, y enfermedades de transmisión sexual, sería inmoral y reduccionista con un objetivo exclusivamente hedonista.
    A los católicos la lectura desprovista de prejuicios, del artículo de Monseñor Héctor Aguer, nos alerta sobre el avance de ideologías anticristianas.

  7. carmen on 11 octubre, 2009

    Me parece muy bien que haya educación sexual en los colegios, que todos los chicos, de cualquier clase social, sean informados sobre este tema ya que no todos tienen la posibilidad de dialogar con mèdicos o con sus padres , entonces…el colegio brinda la posibilidad y oportunidad para que todos tomen conciencia de varios aspectos sobre la sexualidad y que no sea un tema tabù, «de esto no se habla», màs bien sea algo natural y que se deba tomar con seriedad.

  8. Horacio Castro on 14 noviembre, 2009

    En plena coincidencia con el sacerdote y teólogo moral Gustavo Irrazábal, y luego del fallo de la jueza Gabriela Seijas ordenando al Registro Civil y Capacidad de las Personas «que celebre el matrimonio entre personas del mismo sexo”, envío este comentario que he publicado en dos diarios de edición digital.
    Con el registro público de las uniones matrimoniales el Estado asume la protección integral de las parejas que se unen en matrimonio, tanto en el aspecto de la forma en que se celebran las nupcias, como en el de los derechos y deberes de orden personal y patrimonial que se originan en los contrayentes a partir de estas nupcias y respecto al conjunto de personas que como familias formen con sus eventuales hijos y personas con las que tengan parentesco consanguíneo o político. Además regula las relaciones paterno – filiales a partir de la filiación y de la adopción con la consiguiente patria potestad (de una clase del Dr. Fraga).
    Especialmente en referencia a los hijos; el comportamiento de estos se ve influenciado por el entorno familiar, con sus experiencias y la conciencia de su identidad. Las creencias sobre el sexo son moldeadas inicialmente por el ejemplo familiar. En los niños que llegaran a integrar la organización familiar posible a partir de parejas homosexuales, lo más probable es que surgiera la desviación de conductas de género con decisiones psicológicas que tendrían un fuerte impacto en su desarrollo e identidad sexual.
    Debemos ser respetuosos de las conductas privadas cuando no afectan los derechos de otros, pero en el matrimonio heterosexual se funda la familia. ¿No es suficiente para quienes desean formar parejas homosexuales, la unión civil, asegurando sociedades patrimoniales y el reconocimiento de su relación afectiva? El Estado siempre podría intervenir en la manera en que el vínculo objeto de la unión civil se resolviera (p.ej. por fallecimiento) con las consiguientes consecuencias jurídicas.

  9. Ulises J. P. Cejas on 11 enero, 2010

    La escuela tiene la doble función de INFORMAR y. como complemento de la familia, FORMAR.
    Formar a los alumnos en valores que permitan el crecimiento personal y la mejor convivencia posible dentro de la sociedad.
    En lo que respecta a informar, llama la atención que sólo se haga hincapié en el tema sexual, cuando el ser humano -desde el punto de vista ANATOMICO, FISIOLOGICO y de HIGIENE- tiene muchos otros campos que deberían abordarse y que presentan problemáticas muy importantes (y en algunos casos tanto como el ámbito genital).
    Al sólo título de ejemplos se puede mencionar:
    Aparato respiratorio y su higiene. Si bien la campaña antitabaco es muy fuerte, merece ser reforzada en la escuela. También merece mencionarse la polución ambiental (gases tóxicos de vehículos e industria).
    Aparato digestivo y su higiene. Lamentablemente poca gente sabe comer bien (y barato). La obesidad -con la secuela de problemas futuros- se ve cada vez más en la calle.
    Sistema neurológico y su higiene: es imprescindible que la escuela enseñe como se ve afectado por las drogas y el alcohol. Este es un campo de tratamiento ineludible.
    Los ejemplos podrían extenderse muchísimo más.
    En resumen: toda la anatomía y la fisiología humana (incluyendo lo genital) y los cuidados necesarios para tener una vida integralmente sana deben necesariamente ser temas enseñados en la escuela.
    ¿Por qué nos centramos -nada menos que con una ley- sólo en lo «sexual»?.
    ¿No es una visión demasiado estrecha de la función de la escuela?

  10. Pharmc328 on 13 enero, 2010

    Very nice site!

  11. Juan perez on 27 abril, 2018

    Me gusto esta pajina

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