Reseña del libro As the future catches you, Juan Enriquez, Crown Business Nueva York, Printed in the U.S.A., año 2001.
En el libro As the future catches you (1), del mexicano Juan Enriquez, ahora director en los Estados Unidos de Life Sciences Project at Harvard Business School, se lee que si un país no exporta conocimientos no puede ser rico. Esta opinión coincide en gran medida con la sostenida por el autor de este artículo, en el Boletín Consorcios de la Fundación ICBC, del 10 de junio de 2014, titulado “Exportar manufacturas permite un nivel de vida más elevado que hacerlo con productos del agro”.
En el mencionado libro se afirma que no es necesario que un país tenga muchas riquezas naturales para ser rico. Agrega que existen naciones que sólo tienen mucha población, algunas con poco territorio, agua, petróleo o minerales, quedándoles sólo dos opciones: resignarse a ser pobres o educar a la población.
Para competir internacionalmente es necesario que las empresas patenten sus innovaciones en todos los países o, al menos, en aquellos que tienen mercados más amplios. En el libro se reproducen algunos datos de la oficina de patentes de los Estados Unidos, de donde surge que en 1985 se otorgaron a argentinos 12 patentes, a venezolanos 15, a brasileños 30, a mexicanos 35 y a coreanos del sur 50. Pero en 1998 dicha oficina otorgó patentes a 46 argentinos, a 29 venezolanos, a 88 brasileños, a 77 mexicanos y, asombrosamente, a 3.362 coreanos del sur. La diferencia en el número de patentes logradas por los coreanos y los demás países, entre los años mencionados, indica claramente por qué uno es rico y los otros no.
En los Estados Unidos un trabajador fabril producía en 1847 el equivalente a 0,15 dólares por hora, en 1975 aumentó a 6,36 dólares y en 1999 a 19,20 dólares. Estos incrementos no fueron consecuencia de que trabajaran más pues en 1990 dedicaban, en promedio, 52 horas frente a 37,9 de hoy. La explicación está en el hecho de que un trabajador educado produce mucho más.
En 2014 México exportó por 397.057 millones de dólares, mayormente manufacturas, frente a sólo 68.365 millones de la Argentina, mayormente materias primas. Cuando se examina lo que México importa se ve que la mayor parte son insumos, partes y piezas de elementos que, una vez montados, se exportan a los Estados Unidos. Esta estructura del comercio exterior de México toma el nombre de “maquila”, actividad que resulta de la instalación de muchas empresas en la frontera norte del país, las que con insumos importados montan productos que luego ingresan en los Estados Unidos. En el mencionado libro se informa que, en estas operaciones, el valor agregado del monto exportado por México es pequeño, menos del 3%, modesta incidencia consecuencia del prevaleciente bajo nivel de conocimiento que hay en el país. Así se explica que México aun sea un país pobre, pese a que son elevadas las exportaciones de manufacturas.
Es similar a lo que ocurre con las empresas que, en Tierra del Fuego, montan computadoras y otros elementos electrónicos, con la diferencia de que lo armado en México ingresa sin pagar gravámenes al enorme mercado de los Estados Unidos, mientras que lo armado en Tierra del Fuego queda limitado al territorio argentino.
(1) As the future catches you, Juan Enriquez, Crown Business Nueva York, Printed in the U.S.A., año 2001.
El autor de la nota es ex secretario de Comercio Exterior y embajador ante la Comunidad Económica Europea