Un centro de irradiación cultural

Reseña de Recuerdos de la vida universitaria en la Facultad de Humanidades, de Ernesto J. A. Maeder (Resistencia, 2015, Con Texto).

 

De reciente publicación, la obra está precedida de emotivas palabras de su esposa e hijos quienes manifiestan que el libro es editado a cinco meses del fallecimiento del autor, ocurrido el 10 de marzo de 2015, en la sede de la Academia Nacional de la Historia. En oportunidad de viajar a Buenos Aires para asistir a la reunión en este organismo, el doctor Ernesto Maeder entregó el original a la editorial y librería Con Texto de la ciudad de Resistencia para su impresión.
Esta gestión daría por finalizado su trabajo destinado a rescatar la historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste desde 1958 hasta la década de 1980. La obra constituye un valioso aporte que documenta la génesis de dicha Facultad de la que fueron protagonistas profesores y alumnos, y las dificultades sobrellevadas en esos años. Señala el autor que comprendieron diferentes aspectos edilicios, tanto para el funcionamiento de la institución como la falta de viviendas para los profesores provenientes de otras provincias e incluso del exterior. Cabe agregar la carencia de libros y de bibliotecas, la lejanía del centro de la ciudad y otros inconvenientes propios de una ciudad como Resistencia, en esos años “mercantil y populosa”, que aspiraba a contar con un centro de irradiación cultural imprescindible para la región.
Estas circunstancias no amedrentaron a quienes, convocados por el decano organizador profesor OberdanCaletti, llegaron provenientes de Buenos Aires para la “Escuela de Humanidades”,como el doctor Maeder y Arthur J. Hand, Héctor E. Guillen y su esposa Clara Vedoya de Guillen, de La Plata; los hermanos Malvina y Eduardo Antonietta de Tucumán; Enrique D. Bruniard y EldoMorresi de Paraná; además de Saúl Yurkievich, DelforCandia Marc y el agrimensor Marcos Marangunic de Resistencia. Posteriormente, otros profesionales integraron el plantel de historiadores, geógrafos, profesores en letras, filosofía y ciencias de la educación para cumplimentar los programas curriculares.
A sus evocaciones personales, el autor añade el testimonio de profesores mediante el uso de la entrevista, como Elsa A. Dellatorre, quien recuerda a Hilda Torres Varela; Cristina Castillo de Cayré a Ana María Liotti y Mirtha Andreau de Bennatoacerca del Departamento de Filosofía. Son recordados, entre otros, el poeta Alfredo Veiravé de Entre Ríos en la voz de María Luisa Acuña desde Jujuy, y esta docente, por la profesora Cilly Müller de Inda. Con los años, nuevos profesionales integraron sus planteles y aportaron iniciativas a fin de lograr el crecimiento de la Facultad, entre ellos el geógrafo Alfredo Bolsi de Tucumán y los arquitectos Ernesto I. Galdeano de Rosario y Ramón Gutiérrez de Buenos Aires. De aquellos años perdura el Taller de Arte Regional, cuya dirección fue encomendada al escultor Carlos Schenone.
A estos recuerdos se añaden los de la antropóloga Susana Colazo, proveniente de Buenos Aires,quien trabajó junto al profesorEldoMorresi en el registro de los objetos de la colección del Museo Regional de Antropología y en la continuidad de los trabajos en el yacimiento de Km 75 de la primera ciudad española del Chaco. A las funciones de la profesora Colazo cabe agregar su dedicación al estudio de la cultura de los grupos etnográficos durante más de dos décadas. Estos testimonios son complementados con los pertenecientes a Norma C. Meichtry, doctora en geografía, ex alumna de la Facultad, investigadora del IIGHI-CONICET. Con posterioridad a su especialización en universidades nacionales y extranjeras, ingresó a la carrera de investigador del organismo mencionado y continuó con la cátedra de Geografía argentina hasta su jubilación.
Menciona el autor a otros profesores llegados posteriormente, de paso fugaz por el Departamento de Historia, como Alberto Vilanova Rodríguez, exiliado republicano; Julius KakariekaSilius de Chile y Enrique DusselMorosini de la Universidad de Cuyo. A esta diversidad de estudiosos, la obra señala la destacada expansión de la Facultad durante esas décadas como sede de congresos, cursos, jornadas de estudio y visitas ilustres de distintas especialidades. La Facultad documentó su quehacer en la investigación y la docencia con publicaciones de Boletines de Ciencias de la Educación y Filosóficos, Boletín Bibliográfico, Cuadernos de Estudios Estéticos y Literarios y las revistas: Nordeste, de periodicidad anual, y Geográficay Folia Histórica del Nordeste, ambas aún vigentes. Promovió la traducción y edición de relevantes trabajos del griego, latín o alemán e incorporó cartografía de particular interés.
Ilustran este libro fotografías de profesores de la casa y visitantes, alumnos, reuniones, convenciones, actos académicos, festejos y el quehacer diario de la docencia. Otras imágenes dan cuenta de los trabajos en el Km 75, los murales de Eddie Torre y Rodolfo Schenone, el campus y sus construcciones, la Biblioteca Central, el meteorito Chaco y portadas de publicaciones como Las tribus indígenas del Gran Chaco hasta fines del siglo XVIII, unacrónica conmemorativa en homenaje a los 25 años de la Facultad y discursos de apertura de clases,entre otros valiosos trabajos.

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  1. Hola con mucha emoción recordando a la i nolvidable Profe Ana Maria Liotti y otros tantos fantásticos profesores de la carrera de Filosofía y Cs de la Educación, en la década de los 70, quienes no solo me enseñaron a pensar críticamente sino q lograron acompañarme y motivarme con sus conocimientos el resto de mi vida!! Hoy a mis 70 años la que fuera mi mentora Ana Maris Liotti y tantos profes más, aún continúan estando en mi corazón, en mi espíritu y mi mente .Gracias p la publicación

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