EE.UU.; Dir: Rian Jonson; Int: Adrien Brody, Mark Ruffalo, Rachel Weisz; AM13.
Abandonados por sus padres a temprana edad, los hermanos Bloom se convirtieron en embaucadores profesionales. Para su última aventura, eligen como víctima a Penélope, una rica heredera que vive sola en una extraña casa en las montañas, y que los seguirá en su viaje por el mundo.
Las películas de estafadores a estas alturas son casi un subgénero, con diferentes tipos de exponentes y sucesivas vueltas de tuerca. Esta es una película que, con un guión intrincado y parlamentos solemnes, pretende ser ingeniosa. La sensación es que la historia habría funcionado mejor como obra de teatro: a pesar de las locaciones diferentes y de los bellos paisajes, no hay un real aprovechamiento de los escenarios. Tampoco hay congruencia en el guión, que a veces ancla en lo atemporal, luego en el absurdo, y hacia el final pretende meterse en un terreno melodramático.
Un elenco de actores importantes, encabezados por Rachel Weisz, el ganador del Oscar Adrien Brody y el eficiente Mark Ruffalo intentan mantener a flote un guión que no termina de cuajar. Participa, además, la japonesa Reiko Kikuchi (Babel), totalmente desaprovechada en un personaje que, en lugar de ser funcional a la historia, parece más bien un capricho del director.