mujicaEn los carnavales uruguayos una de las formas más notorias de expresión es la murga. En 2005, la que se presentó con el nombre de Agarrate Catalina tenía como punto alto un couplé sobre José Mujica. En el final la letra decía: “Dio ilusiones y sueños a quien jamás los soñó… Querido Pepe Mujica, ahora te toca a vos”.

Todavía no había asumido el gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, electo en octubre del 2004, y ya se preanunciaba que el segundo gobierno frentista tendría un estilo diferente. Con Vázquez sería la culminación del proceso de acumulación que había pensado muy racionalmente el secretario general de los comunistas Rodney Arismendi en 1955, cuando consideró que un partido de obreros y algunos intelectuales revolucionarios –la vanguardia leninista– tenía un límite y era necesario una alianza mayor. Así lo entendieron los líderes que forjaron entre 1970/71 el Frente Amplio, especialmente Líber Seregni. Con Vázquez, los sectores medios “progresistas” podían decir que habían alcanzado el objetivo trazado décadas atrás.

Quienes optaron por otro camino –los socialistas de Vivian Trías que querían construir un socialismo popular–, también apostaban a una alianza grande, pero de otro tipo. Fracasado el intento electoral de la Unión Popular en 1962, una parte siguió el camino legal, pero otros optaron por el de la “propaganda armada”. La derrota de esta propuesta también arrasó con la alternativa. Con Mujica en la presidencia, es el turno de la Unión Popular en la mayoría, paradójicamente en alianza con los restos de los comunistas sobrevivientes de la caída de la URSS.

La murga Agarrate Catalina, dirigida por los hermanos Yamandú y Tabaré Cardoso, con el apoyo de la letra de Carlos Tanco (Darwin Desbocatti, según su seudónimo como humorista radial y televisivo), mostraba ya a comienzos de 2005 que se había registrado un cambio fundamental en la política uruguaya. No sólo había triunfado el Frente Amplio sino que su fuerza dominante estaba enraizado en los sectores subalternos, en la base de la sociedad. En el Uruguay “de antes” esos sectores buscaban la protección del Estado, sea por la vía del clientelismo clásico o del “clientelismo horizontal”. No pensaban en ser protagonistas sino en obtener “recursos” desde la situación subordinada.

El sueño que resume el liderazgo de “Pepe” Mujica es convertir a esos sectores en protagonistas, y para eso debe mantener un estilo acorde. Por eso será un gobierno “plancha”, como señalan sus detractores. Si bien el término en sentido estricto refiere a un movimiento juvenil identificable por la ropa y la música, en términos genéricos buena parte de la población alude de este modo a los sectores populares situados en la base social1.

Según Jenny Segovia, “el vocablo plancha tiene origen carcelario: es la ficha de un delincuente. Sin embargo, algunos le dan significado futbolístico: ‘meter la plancha’ quiere decir imponerse, hacerse respetar. Cuando un grupo se siente discriminado, a veces puede servirle como mecanismo de defensa. Es algo así como: ‘Yo soy plancha, soy sucio, pero vos me tenés miedo porque te puedo cagar a palos’”.

Estas diferencias son fuertemente percibidas entre los jóvenes. Si bien la mayoría es neutral, hay un evidente conflicto entre los privilegiados –los llamados chetos– y los planchas, que se agrava en tanto el ideal de “juventud está hoy marcado por el consumo”. En los años ‘60, ser joven en el imaginario era un estudiante y/o militante, lo que no implicaba que todos fueran una u otra cosa.

En la actualidad, significa consumir ropa cara, tecnología y también drogas: es la visión que los propios jóvenes tienen de sí mismos. La ecología urbana de Montevideo indica que los sectores bajos identificables son específicos y se dan nombre a sí mismos: “bandas del liceo”, “malandras del barrio Maracaná”, “los de Cerro Norte”, “los del Borro”. Para quienes pertenecen a la clase media, la percepción no llega a esos detalles. Todos esos grupos subalternos son “fichas de barrios marginales”, “jóvenes como nosotros, pero con otro aspecto”.

Entre los jóvenes de estratos altos, la distancia hace que la definición de los sujetos que generan inseguridad sea más general: “marginales”, “los del cantegril”. En algunos casos, se dice plancha como sinónimo de sujeto peligroso porque es el consumidor de “pasta base” (droga callejera de bajo costo elaborada a partir de bicarbonato de sodio, cafeína, alcaloide de cocaína y anfetaminas), del que está a un paso del robo, y hasta puede llegar a ser considerado como un potencial violador o asesino. Allí aparece la connotación que asocia la delincuencia con la pobreza. Pero estas percepciones que han dividido a la sociedad uruguaya en dos avanzan más allá de las percepciones de y sobre los jóvenes. Para muchos adultos no se trata sólo de tener “championes” (zapatillas) de marca, como pasa con los jóvenes, sino de ser respetados.

El 1º de marzo de 2010 asumió el segundo gobierno del Frente Amplio: en el Uruguay ya no se usa “progresista”, como le gustaba definirlo a Tabaré Vázquez. El lema partidario de 2004 (Encuentro Progresista) fue abandonado en 2009 para retornar a su primera denominación, Frente Amplio.

Según Oscar Bottinelli (en su nota del 19 de febrero en El Espectador) el FA perdió cinco diputados en 2009 debido a la conducta electoral de la clase media desafecta con la reforma impositiva; pero, en cambio, ganó tres de sectores sociales más bajos; y por eso logró mantener la mayoría (50) en la Cámara de Representantes. Esto parece indicar que la candidatura de Mujica fue sustancial; sin ella no se habría alcanzado esa mayoría parlamentaria. Tal vez no sólo si el candidato hubiese sido Danilo Astori; lo mismo quizás hubiera ocurrido con el ingeniero Daniel Martínez y con el intendente Marcos Carámbula.

Mujica es el líder de este nuevo Frente más “popular” y menos “clasemediero” que el encarnado por el liderazgo de Vázquez: médico, masón, socialista con poca definición ideológica, pero fortísima autoridad. Mujica asume con un estilo cantegrilero2. Dice que va a seguir viviendo en su chacra del Rincón del Cerro, la que su adversario Lacalle calificó de “sucucho”, y de “tapera” la murga Agarrate Catalina”. Mientras escribo estas líneas, se conjetura que usará el traje que debutó en 2009. Todavía no ha hecho uso de la corbata. Sigue circulando en un Volkswagen Fusca de estado notoriamente deficiente. Dice que venderá la residencia de Punta del Este. Seguirá presentándose

como el florista. Hará reuniones en el quincho de Varela, su amigo almaceno que recaudó dinero entre empresarios para la fiesta popular de asunción. Dice “haiga” en lugar de “haya”, conjuga “puédamos” en lugar de “podamos” en el subjuntivo, se “come” las “s” de los plurales. Esta forma de expresarse lo acerca a la parte plancha de la sociedad, a los sectores populares que ven que uno de los suyos llega a la primera magistratura. Todas estas señales son parte del sueño que vende Pepe. Quizás no será un Presidente “como debe ser” de acuerdo con los parámetros formales, pero seguramente será un representante de los sectores populares.

La “integración negativa” del antiguo radical no se hace sólo aceptando la economía de mercado y una estructura de clases donde hay privilegiados, a cambio del mantenimiento de una retórica revolucionaria. La “integración negativa” se da por el estilo plancha y cantegrilero, que Mujica y su esposa, la senadora Lucía Topolansky, perteneciente a la clase media acomodada, adoptaron voluntariamente. Se trata de un experimento peculiar en la América Latina de hoy y por eso la secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, inició una gira por la región asistiendo a la asunción, no prevista en cambio en el caso de Piñera. La diplomacia norteamericana le da con ello un mensaje claro a la Argentina de los Kirchner y a Brasil.

Faltará saber ahora si la gestión de Mujica contará con lo que Napoleón consideraba necesario para el ascenso de un general a mariscal: tener suerte. Si el azar lo favorece, “Pepe”, contemporizador pero al mismo tiempo “calentón”, puede llegar a gobernar un país que el modernizador Lorenzo Latorre en 1880 calificó de ingobernable. Para eso debe seguir promoviendo los sueños de esta coalición que lo apoya y, si es posible, que avance más allá, tal como lo hizo Vázquez en su momento.

 

El plancha

Jenny Segovia, en su excelente estudio El enigma de la cumbia plancha (Montevideo, FCS, 2007), señala: “La cumbia plancha profundiza sobre el drama social y político del país actual. No retoma los  clásicos problemas de la clase pobre que son recorridos por la música tropical tradicional (madres solteras, hombres abandonados, amor no correspondido, prostitución, menores infractores, etc.) sino que se para en un momento histórico específico elaborando una posición acerca de la realidad política. La cumbia plancha afirma una identidad frente a una cultura elitista. Pero esa identidad no habla del plancha “chorro”, del de la “cárcel”, del ratero pichi que le roba a su vecino. El plancha en este subgénero es resignificado; la identidad aparece reeditando la diferencia entre ricos y pobres, entre cínicos e hipócritas. Es una oposición conflictiva: un “ellos” y un “nosotros” que se manifiesta en el recorrido de una disputa social que narra la historia de la última crisis socio-económica del Uruguay”. El plancha al que alude este género es el que le pone un freno a la discriminación, el que se enfrenta a los círculos de poder, a los políticos hipócritas; el que no sale a robar sino que desde su lugar, desde la pobreza “digna”, trabaja y, aunque no le alcanza el dinero, no se queda con lo ajeno.

 

 

El estilo Mujica

Una crónica periodística del 18 de febrero 2010 en el diario La República muestra claramente el estilo Mujica: “El presidente electo, José Mujica, y su esposa, la senadora Lucía Topolansky,  asistieron anoche al Teatro de Verano para presenciar el espectáculo de la murga Agarrate Catalina, que concursa en la segunda etapa en el concurso Oficial de Carnaval.

Desde que la agrupación realizó el couplé del ‘Pepe’, personificando al futuro mandatario, se convirtió en casi una tradición para Mujica acompañar el espectáculo con su presencia. El espectáculo 2010, centrado en ‘la civilización’, personifica a Mujica y su lenguaje, y además mencionan a su perra ‘Manuela’, la que según dicen los murguistas, tiene tres patas ‘de puro proletaria’; si tuviera las cuatro sería una ostentación”.

Marcelo Pereira, director del periódico La Diaria, escribe el 24 de febrero de 2010: “La murga podrá ser medio bruta, pero no es tan bruta como parece. El espectáculo 2010 de Agarrate Catalina tiene varias partes relacionadas entre sí, y los comentarios sobre los charrúas que tanto revuelo causaron son puestos en boca de personajes vestidos de conquistadores españoles (¿habrá que recordar que un personaje no necesariamente representa los puntos de vista de su autor?), que reaparecen al final para decir que los uruguayos ‘precisan civilizarse nuevamente’, empezando por ‘el viejo ése con pinta de pichi que votaron de presidente’. Acto seguido, los personajes critican a un murguista

disfrazado de Mujica, como antes habían criticado a los disfrazados de charrúas, e insisten en que hay que ‘civilizar al Pepe’. Un grupo se dedica a hacerlo, ‘para al fin poder tener un presidente como debe ser’.

El resultado es Lacalle, cosa que la murga recibe con espanto y decepción. ¿En qué se parece Pepe Mujica a los charrúas? La historia de un grupo rebelde y valeroso, denostado y traicionado, al que se intentó exterminar mediante la violencia y cuya extinción se decretó, pero que persiste y aflora, triunfante, al que gente de ahora reivindica como raíz y emblema de una mejor cultura, ¿es el mito de los charrúas o el de los tupamaros? El apego a la tierra, la austeridad y una especie de espiritualidad sin religión, la cultura del ser y no del tener, ¿son atributos de los charrúas o del Pepe? ¿Cuánto se parecen los kung san de Mujica a los charrúas de la Catalina? …¿Y a qué se parece la ambivalencia uruguaya hacia el presidente electo, al que como le decimos una cosa le decimos la otra? Si tuviéramos más claro cómo queremos ser, ¿resolveríamos si Mujica nos parece admirable u horrendo? ¿Podremos tener más claro cómo queremos ser si no somos capaces de discutir como es debido un simple cuplé?”

 

 

1. Donde hoy se levanta el garaje de una compañía de ómnibus urbanos se construirá un nuevo mall. Para el sector popular será un “shopping -plancha”.

2. Cantegril es el nombre con el que se conoció en los años ‘50 a los barrios marginales de Montevideo, tomando en forma irónica la denominación de uno de los barrios más caros del balneario de Punta del Este. Aunque formalmente sustituido por el vocablo “asentamiento”, la palabra “cantegril” sigue siendo de uso popular.

 

El autor, uruguayo, es politólogo.

5 Readers Commented

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  1. María Inés on 27 abril, 2010

    Leer el artículo , además de ubicarme en el » corazón » del proceso iniciado desde el estilo de gobierno «plancha » de Mujica , es una corriente de «aire puro » que permite respirar la esperanza de una postergada gestión eficaz e integral desde el estado hacia las personas más postergadas en un reconocimiento «casi vivencial » y de mucha cercanía humana , ciudadana que reconoce , sostiene y promueve su innata dignidad , muchas veces enlodada o ahogada por las precarias y escasas posibilidades .

  2. jorge on 10 septiembre, 2010

    El gobierno de Mujica es en este momento 2010 decepcionante y lo digo viendo los resultados. Se promueve la droga,delincuencia y prostitución, aparte de que no ha mejorado para nada la mala situación de vida que tenían y tienen los trabajadores. Se respeta más por parte del gobierno a los delincuentes que a la gente honesta. Se ha inculcado en los jóvenes una muy mala conducta y se ha tratado de que no estudien o trabajen mediante la excusa que en tan poco tiempo esto no puede cambiar, (y ya hace bastante tiempo que están en el gobierno). Me extendería demasiado escribiendo las críticas de este muy mal gobierno, por eso sólo digo que son tan inútiles para el trabajador y para todos los que tratan de tener una vida honesta y feliz, como los colorados y los blancos, eternos jodedores.

  3. María on 22 noviembre, 2010

    Uruguay, mi querido país, hoy tiene un gobierno «plancha». El detestable y nunca deseado estado «plancha». (con minúscula, como debe ser).
    La primera vez, creí en el Frente Amplio, y lo voté. A la opción Tabaré Vazquez, la voté.A los pocos meses de gobernar este «señor», descubrí que apoyé la hipocresía mas grande y barata de la historia de nuestro país.La segunda vez, fuí mas cuidadosa y responsable y por supuesto, no los voté!
    Cuando los Frentistas reclaman y recuerdan el «clientelismo político» de los partidos tradicionales, (blancos y colorados), que ganaban las elecciones porque regalaban un asado cada cinco años, en tiempo de elecciones, yo les pregunto a los Frentistas , «Transparentes y Nobles»que tenemos en nuestro gobierno hoy, ¿cómo le llaman éllos a esos planes de emergencia, o planes de equidad, o como les van a llamar en un futuro muy cercano?? No es eso, clientelismo político?? Yo creo que si, sólo que no dura un día, duran y se mantienen por todos los días que contienen 5 años!!

    Uruguay es el mismo de siempre, la misma involución, la misma brutalidad de siempre! Ahora, alentada y promovida por un gobierno mas… mucho mas déspota y soberbio en su ambición.
    Pobre mi Uruguay querido! Ojalá algún día nos re-valoremos como merecemos y nos descúbramos en nuestra real calidad. Ojalá!!! Que así sea!! Gracias.

  4. cachito on 6 diciembre, 2010

    Lamentable el gobierno de este viejo. Tiene un odio muy grande adentro contra la sociedad y por eso se la agarró contra los empleados públicos, entonces ahora las cosas están peor que antes. solo espero que de un paso al costado y le deje la fusta a Astori que tenía que ser el verdadero presidente.

  5. blanco on 6 diciembre, 2010

    Es lamentable que en un gobierno del Frente Amplio se tomen medidas que ni siquiera en la dictadura se hicieron. Esto es una dictadura disfrazada que mediante decretos (al mejor estilo de actos institucionales de la dictadura) impone su voluntad por la fuerza.
    Lamentable este gobierno…

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