cine-sendros-2No aparece en tapas de revista ni tiene la aureola de otras grandes actrices británicas, pero quien haya visto alguna vez Secretos y mentiras seguramente la recuerda. Es esa señora medio gordita, de aspecto amable y sencillo, que interpreta personajes comunes, e irradia una particular sensibilidad sin siquiera levantar la voz ni hacerse notar deliberadamente: Brenda Blethyn. El estreno largamente postergado de London River nos retrotrajo a una charla que tuvimos con ella, durante su conferencia de prensa en el Festival de San Sebastián, y que ahora compartimos con nuestros lectores. Fue una charla hermosa, no sólo por lo que contaba, sino por la calidez y dulzura de su propia persona. Y por la extensión de sus respuestas, que casi siempre culminaban con un gracioso pedido de disculpas: “No sé si he respondido su pregunta”.

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-Discúlpenos, pero sus personajes son tan creíbles que nos hacen pensar que fue a alguna escuela dramática especial donde le enseñaron a actuar como la gente común.

-¡Oh, qué lindo elogio! Ocurre que me gusta mirar a la gente, y además trabajé diez años, antes de empezar a estudiar artes dramáticas. Eso ayuda. Me inspiro, además, en una prima que se sonroja porque piensa que todos son más inteligentes que ella, y se sonroja a menudo. No tengo problema en representar personas como las que me rodean todos los días, a las que nadie presta mayor atención.

 

-¿Usted elige esos personajes?

-Nunca elijo. Soy perezosa, otras actrices compran los derechos de un libro, de una obra teatral, y después producen ellas mismas la adaptación cinematográfica. Yo espero que me ofrezcan algo. No importa si el personaje es pequeño, ni cuánto van a pagarme, ni la imagen que tenga, sólo el personaje. Ahora empiezo un film, me traen el guión, qué bien, empiezo a leerlo, ¡y en la primera página dice “el personaje es una gorda fea”! Pero es maravilloso. No me afecta la imagen. A la salida de un estreno una amiga me dijo: “Qué aspecto tan horrible tienes en la pantalla”. No lo tengo yo, el personaje es quien tiene ese aspecto horrible. Porque es infeliz, como el de Secretos y mentiras. Transmite infelicidad, y la infelicidad es fea. Pero cambia cuando sonríe. Una sonrisa es el mejor vestuario que puedas ponerte. Recuerdo una Navidad de mi infancia, éramos pobres y yo tenía un vestido pobre, y mi padre me dijo: “No te preocupes, sonríe y serás la más linda de la fiesta”.

 

-Pero en RKO 911 usted también interpretó a alguien de famosa maldad, la temible periodista de chimentos Louella Parsons, que arruinó la carrera de mucha gente.

-Ah, fue muy interesante investigar su vida, porque descubrí que ella habíasido muy buena persona, hasta que empezó a trabajar para el monopolio de Randolph Hearst.

 

-¿Y cómo fue trabajar para Robert Redford en Nada es para siempre, donde encarnó a la mujer de un predicador?

-¡Sí, con Brad Pitt en sus comienzos! Yo estaba haciendo las valijas después de una temporada teatral en New York, me llaman por teléfono. “Habla Robert Redford, etc., ¿te puedo alcanzar un guión?” Creí que era un amigo bromista. Pero el guión me llegó, existía. Me llamó de nuevo, quedamos en encontrarnos en una confitería. Ahí aparece, y mientras se acerca yo me voy diciendo: “Éste es Robert Redford, abre los brazos de par en par, oh Dios, ¡me va a abrazar Robert Redford!” ¡Casi me dejó sin respiración! Es uno de esos directores que le encanta que improvises en los ensayos. Quizá no use tu idea, pero te escucha. Además, como filmamos en Montana, anduve a caballo, hice rafting. Pero no quise pescar, pobres peces. Lo gracioso es que los personajes principales aman la pesca.

 

-Cuéntenos de London River.

-Cuando mi agente me dijo que un productor y director francés, de nombre Rachid Bouchareb, quería hacer conmigo algo alrededor del atentado terrorista en Londres, temí que fuera una obra sensacionalista. Todavía no estaba el guión, ni había visto nada suyo. Cuando hablé con él, las cosas cambiaron. El film es sobre dos personas que encuentran sus similitudes, dos padres en busca de sus respectivos hijos. Luego vi sus películas Días de gloria, maravillosa, y Little Senegal, también. Bueno, si va a ser así, con tantos detalles pequeños, personales, acepto encantada. Pero estaría libre dentro de un año. “La esperamos”. Ya ese cuento me lo dijeron antes. Pero al año mi agente me llama: “¿Ya estás libre? En dos meses filmamos”. ¡Me habían esperado! ¡Oh, debo aprender francés en dos meses! Hasta cierto punto soy ignorante del francés, y de la fe musulmana, y mi personaje también, por lo que no me sentí molesta. Una se pregunta por qué esa atrocidad la comete alguien de esa fe. No es prejuicio, es ignorancia  simplemente, o temor. Tengo una prima que se hizo musulmana por el marido, la mujer más sensata y amable que conozco, le pregunté un par de cosas que no entendía, por eso también quiero leer el Corán. Deberían enseñar religión en las escuelas. Somos muy prejuiciosos, y por ahí hay costumbres, por ejemplo que la madre elija la esposa del hijo, que nosotras también tenemos aunque no oficialmente. Esos dos padres son de distinta raza  y religión pero son parecidos, ambos son gente de campo, de vida solitaria. Él, sospecho que por elección, ella por resignación, para que su hija vaya a estudiar. Se siente una alienígena en la ciudad. Cuando regrese a su hogar, la vida se le volverá un trabajo, porque sólo le queda envejecer y morir. Tuve un compañero de elenco maravilloso, un hombre excepcional, Sotigui Kouyaté. No vino acá por neumonía, tampoco estaba bien cuando filmamos. Fui a visitarlo ayer, va mejorando de a poco. Es contador de historias, un príncipe de hombres. Me gustó mucho que ganara el premio al mejor actor en Berlín.

 

– Usted también ganó sus premios.

– No, yo ni me acerqué. ¿O lo gané? No recuerdo. En ese asunto no tengo ninguna clase de ego.

 

– Última pregunta. ¿Es cierto que Mike Leigh no le dio el guión de Secretos y mentiras a ninguno de los actores?

Secretos… tuvo seis meses de producción, tres de rodaje, y tardaría nueve para explicarle el método Leigh. Se lo resumo. Él no entregó guiones. No los hizo. Cada actor preparó con él su personaje, de forma individual, examinándolo desde su niñez. Todo eso, antes de iniciar la improvisación. Entramos a la improvisación con la memoria de la vida que fuimos desarrollando en las charlas con él. Luego, en la escena en que me llama la otra protagonista, suena el teléfono, ni sabía que iba a sonar. Quedamos en conocernos en la puerta del subte, se me acerca una chica negra. “Tú eres Cinthya”. Yo no sabía si estaba o no en la película, pero me llamó por el nombre de mi personaje, así que deduje que era la otra actriz. Mike Leigh estaba viéndonos desde el otro lado de la calle. Había visto su nombre en el elenco, pero no la conocía, ni sabía que era negra. ¡Ni me imaginaba lo que iba a contarme! Por eso las  reacciones son tan naturales. Y bien, usted ya sabe cómo sigue esa escena. Me emociono de sólo recordarla. Ya veo, ustedes también se están emocionando.  

 

N. de R.: La entrevista se realizó en setiembre de 2009. Sotigui Kouyaté falleció el pasado 18 de abril.

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