botanaEditado por Natalio Botana, Taurus, Buenos Aires, 2010, 328 páginas

La ocasión del Bicentenario, que como toda periodización implica la perspectiva histórica, haría suponer que la colección de artículos editados por Natalio Botana bajo el título Argentina 2010. Entre la frustración y la esperanza, es, en lo esencial, un libro de historia. Pero el título no engaña: Argentina 2010. Los ocho expertos congregados por Botana, y él mismo, examinan el presente. Si el pasado y el futuro protagonizan estos textos, es debido a que ese presente es interrogado en toda su historicidad. Pero la

preocupación de los autores es el país de hoy.

Esta referencia a la actualidad no es una opción entre otras sino que está determinada por la pretensión última de la obra. Fernando Enrique Cardoso, Roberto Cortés Conde, Karina Galperín, Osvaldo Guariglia, Guillermo Jaim Etcheverry, Manuel Mora y Araujo, Carlos Pérez Llana, Julio Sanguinetti, y el propio Botana, escriben para explicar una decadencia.

Pero escriben también para conjurarla. Si no se advirtiera esta dimensión programática, que en casi todos los textos es explícita, quedaría oculto el compromiso político de esta escritura, y se perdería de vista el lazo que une a Argentina 2010 con la gran tradición nacional del ensayo.

En cada texto hay una tesis. Mora y Araujo radiografía las expectativas y conductas de tres bloques sociales, clasificados según su grado de inserción en la sociedad del conocimiento. Advierte que el declive del país no se revertirá hasta que los liderazgos se afinquen en el segmento más dinámico.

Cortés Conde recorre la historia de la economía, desde la colonia hasta los Kirchner, siguiendo las huellas de un problema: la dificultad para sellar un pacto fiscal estable, que él explica en la persistente dicotomía entre imposición y representación. Ese texto lleva con naturalidad al de Botana, quien retoma una obsesión que en él es muy temprana: la corroída legitimidad del régimen político. La paradójica democracia argentina, que es deseada pero no realizada, está amenazada por el colapso del sistema de partidos y por la deformación del régimen federal. Este último problema traza un sendero a lo largo de todos los trabajos.

La conurbanización de la vida pública inquieta a Guariglia, sobre todo cuando vincula el desencanto político con la corrupción. También a Galperín, en cuyo trabajo sobre la vocación documental de la literatura actual se escuchan las voces de la nueva marginalidad. Jaim aborda el mismo drama al relevar, con números e ideas, los factores del estancamiento educativo. Pérez Llana despliega un gran fresco sobre el estado del mundo. El ciclo abierto por el derrumbe del socialismo real ha sido clausurado por la crisis de 2008, que inauguró un nuevo (des) orden. Es un texto exhaustivo, que se pregunta –y se responde– sobre las condiciones a partir de las cuales la Argentina podría superar su aislamiento e incorporarse a un escenario muy incierto.

Cardoso escribe sobre la nueva generación de desafíos que enfrenta la democracia en América latina. Y, con diplomático cuidado, lamenta que la Argentina no esté entre los países más dinámicos, aunque tampoco entre los que caminan tras una “utopía regresiva”. Nuestro país quedó, según el ex presidente de Brasil, a mitad de camino, a medio hacer. La familiaridad oriental hace que Sanguinetti se muestre todavía más perplejo ante la frustración de un experimento histórico que había resultado, en su momento, tan promisorio.

Botana se luce como editor con esta obra. En principio, porque convoca a profesionales que representan lo mejor de su disciplina, para que elaboren un balance general sobre materias a las que vienen dedicando sus vidas.

Los de Argentina 2010 son grandes murales, salidos de las manos de miniaturistas. Por eso estos artículos se convertirán en una referencia en la bibliografía de sus autores.  El segundo mérito de Argentina 2010 consiste en que, siendo un empeño colectivo, suena como una orquesta. Hay un leit motiv –esa declinación que Botana llama, con engañosa distancia emocional, atimia, o pérdida de estatus–, y hay también una plataforma compartida desde la cual se lo interpreta: todos los ensayos atribuyen el deterioro a la crisis del modelo democrático-republicano, al aislamiento internacional y a la baja competitividad de la economía.

Aparece en esta colección otra transversalidad, que no es conceptual, sino ética. Consiste en la esperanza a la que convocan todos los trabajos. Es cuando aparece el futuro, como ámbito de la voluntad y del deseo. Botana detecta ese movimiento del alma en aquel Isaiah Berlin que buscaba en los Estados Unidos de Roosevelt un motivo para no sucumbir en la Europa abismal de Hitler, Mussolini y Stalin. Al cabo de las 320 páginas de Argentina 2010, no quedan dudas de que aquel historiador esperanzado es una metáfora del propio Botana y sus amigos.

No hay comentarios.

¿ QUIERE DEJAR UN COMENTARIO ?