sannuti-burro-de-daniel-fuentealbaLas distintas edades dela vida van delineando la evolución psicoafectiva propia de la singularidad humana. La autonomía es una cualidad esencial para completar nuestrodesarrollo emocional. La libertad de elegir y la alegría de ser quiénes somos revelan la madurez que nos habita. Un mundo globalizado como el nuestro ha logrado sofisticar aún más su orden invisibleque sigue legitimando rígidas divisiones de etnias, de género, de clases socio-económicas y etarias, aunque se intente mantener prolijamente las apariencias de un mundo más homogéneo y de mayor interconectividad.

Las distintas edades evolutivas marcadas por la maduración biológica y emocional también se han convertido en formas de regulación de nuestras conductas para los fines de una sociedad descarnadamente económico-productiva.

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Nuestra sociedad ha llegado a un momento en que ya no adora al becerro de oro, sino al oro del becerro”(Antonio Gala).

Cosas extraordinarias como vivir, madurar y envejecer no deben perturbar esta cruel cadena de producción; la vejez parece ser un excedente humano que no tiene lugar ni visibilidad. La niñez y la adolescencia constituyen un potencial inmenso que es prontamente colonizado en su imaginación, en su capacidad de desear y soñar.

Tanto la adultez como la juventud son denominadastambién como la edad productiva yse entiende, claro está, a qué tipo de productividad se alude. Las diversas franjas etarias se transformaron en submundos, cuyos habitantes viven atrapados en el encierro y en el aislamiento; jóvenes, adultos y mayores permanecenajenos unos a otros yse excluyen mutuamente. Como sabemos, el poder sólo puede controlarnos aislados y separados y la exclusión fragmenta, debilita y empobrece el desarrollo humano.

La técnica de domesticación regula a la persona desde su propia vida psíquica. El control social se instala en la producción de subjetividad, edificando una estructura socio-política que infantiliza y subordina nuestras facultades vitales a un guión que obliga y hace desear un tipo de vida basado en el sometimiento1 bajo un simulacro defelicidad, vacía de auténticas vitalidad y libertad.

Nos expropian nuestra capacidad de formular interrogantes y cuestionamientos en pos de satisfaccionesartificiales que reemplazan la verdadera alegría de ser.

LA VIDA QUE ELEGIMOS

Mi vida es mi camino: pequeño pero profundo. No quiero parecer, solamente quiero ser”(Catherine Camus).

La gran mayoría suele estar enfocada hacia afuera y dominada por el entorno; no somos buenos observadores y no solemos detectar los vínculos obvios entre nuestra conducta, nuestra salud y el estado de nuestro ser. A menudo necesitamos un acontecimiento importante, que altere nuestra vida, para poder enfocar la atención en nosotros mismos, para darnos cuenta de cómo vivimos, qué tipo de vida elegimos o si dejamos que elijan por nosotros.

Cuanto más inmaduros somos menos elegimos porque, entre otras cualidades, la libertad de elegir es un atributo inconfundible de la propia madurez.

Hay episodios de nuestra vida dictados por una discreta ley que se nos escapa: muchos de nuestros dramas personales son producto de inacabadas  expresiones de lo que realmente queremos ser, decir y hacer.

Lo difícil no es conseguir lo que se desea sino todo aquello que nos puede poner en riesgo de perder nuestra brújula interior, arrojándonos a una existencia prefabricada, y la vida,en lugar de ser liberada, recae en otra prisión.

Inevitablemente, todos afrontamos nuestra existencia con un trasfondo: somos el producto de muchos ayeres y condicionamientos. En lugar de explorar nuevos senderos, recorremos una y otra vez los mismos rieles afectivos y espirituales, tanto individuales como sociales.

La evidencia de relaciones tan conflictivas ya sea a nivel público como privado, señala el modelo en que se quedó estancada nuestra edad emocional: el desarrollo psicoafectivo de gran parte de la sociedad raramente supera la infancia o la adolescencia.

¿Cómo no reconocer toda la tristeza de esta “sociedad feliz” en la que seres frustrados y no autónomosignoran las causas de su infortunio?

EL DESARROLLO PSICOAFECTIVO

En la vida de cada uno de nosotros hay un proyecto-sentido quenos impulsa a transitar uncamino, aún simuchos no lo perciben conscientemente; hemos de terminar lo que un día empezamos y de la manera que podamos.

Todo vuelve, las cosas y las palabras avanzan en círculo, a veces atraviesan el mundo entero, siempre en círculo, y luego se vuelven a encontrar, se tocan y cierran algo” (Sandor Marai).

El ser humano no puede evolucionar si no se desarrolla psicológica y afectivamente. Nuestro crecimiento tiene etapas perfectamente identificables por todos: infancia, adolescencia, juventud, adultez y vejez.Pero hay un ciclo vital que no siempre se completa y es esencial para vivir con plenitud cada una de esas etapas evolutivas: el ciclo de la autonomía.

Hay niños dependientes y niños autónomos como adolescentes sofocados por la dependencia y otros con un claro espíritu independiente.

Sin embargo, cuántas vidas adultas están basadas en el modelo en que quedó detenida su edad emocional. Una edad emocional que está tatuada en los pliegues íntimos de nuestro ser y a la que escasamente le prestamos atención.Para muchos, su forma de vivirquedó congelada en carencias muy primarias que se ocultan bajo comportamientos pueriles, impulsos banales o sentimientos crónicos de odio, rencor, envidia, celos, desvalorización, amarga decepción y desconfianza perenne. Vivimos atrapados por aquello de lo que huimos ynada subraya más una carencia como pretender ocultarla.2

Vivimos en un mundo relacionalmente empobrecido; en lugar de amor, confianza y libertad, se vive en base alsojuzgamiento, dominación y dependencia, bajo un clima emocional de miedo y desasosiego.

Los efectos a largo plazo de esta manera de estar, de sentir y de relacionarnos suelen desencadenar grandes desequilibrios y unprofundo malestar.Cuántas veces nuestra inmadurez emocional libra cheques que nuestro cuerpo no puede pagar.

¿Qué grado de responsabilidad tenemos frente a este enrejado viviente que está grabado en nuestros pensamientos, sueños, recuerdos, esperanzas, secretas fantasías, temores, aptitudes, costumbres, dolores y alegrías?

Somos una obra en construcción, la historia de quiénes somos ahora está en nuestras manos para repararla, integrarla y transformarla a través de nuevos aprendizajes. Cuando somos capaces de conocernos a nosotros mismos, rara vez nos equivocamos sobre nuestro destino, que no es otro que madurar ese preciado potencial que llevamos dentro y que sólo espera ver la luz.

TODO NUEVO BAJO EL SOL

La vida es un flujo constante que nos invita a una continua transformación. Cada edad revela un nuevo horizonte; cambiar y evolucionar no es un proceso cómodo.

¿Por qué nos cuesta tanto modificarnos y cambiar nuestras condiciones de vida? Renunciar a lo viejo y caduco y abrazar lo nuevo asusta porque es un riesgo, pero detrás de todo riesgo genuinamente vital, hay algo mucho más potente que no siempre vislumbramos:todo final es un nuevo comienzo.

Vivimos atascados en las mismas circunstancias y, sin darnos cuenta, nos convertimos en adictos al estado emocional que nos domina, con el enorme desgaste y tensión que ello supone.Vivir con estrés es vivir en un estado primitivo de supervivencia y cuando vivimos para sobrevivir, limitamos nuestra evolución y nos enfermamos.

¿Podemos pasar de un constante estado de tensión a un estado de regeneración y cambio?Nada es más difícil que dejar de defenderse y luchar ciegamente; vivir es un acto de entrega y de confianza.

Ay amor, lo que no supe dar, no supe recibir” (Diana Bellesi).

¿Qué sucede si dejo de ser una persona infeliz, atrapada en el pasado? ¿Qué sucede si ya no vivo en el miedo, en la culpa, y no guardo rencores? ¿Qué pasa si empiezo a decir la verdad a mí mismo y a los otros?

Todos podemos crear una nueva vida para nosotros y compartirla con los demás.Cuando somos creativos, nos abrimos a la novedad. Cuando somos intuitivos, proyectamos posibilidades desconocidas. Cuando no somos lineales y puramente teóricos, nos alejamos de la rutina y ya no quedamos fijados a un patrón rígido y estereotipado.

La flexibilidad, la adaptabilidad y la plasticidad propias de la niñez persisten intactas en la adultez, aunque para muchos estén soterradas.3

Si despertamos de nuestro letargo emocional–con una seria contemplación reflexiva sobre nosotros mismos–tomamos conciencia de nuestros guiones inconscientes y podemos dejar antiguos senderos, formar nuevos y asícompletar los ciclos de nuestra madurez.

Nunca he creído que la edad fuese un criterio. Mi edad cambia de hora en hora: en los momentos de cansancio, tengo un siglo, diez siglos; en los momentos de trabajo intelectual o de conversación tengo 40; en los ratos de esparcimiento me da la impresión de que tengo 4 –lo que sigue pareciéndome la edad más hermosa no por las razones sentimentales que siempre se aducen y que estimo totalmente falsas, sino a causa de los ojos nuevecitos y los sentidos recién estrenados–.Es evidente que las pasiones tampoco tienen edad” (Marguerite Yourcenar).

El sometimiento consiste en esa dependencia fundamental ante un discurso que no hemos elegido pero que, paradójicamente, nos permite ser. El poder necesita un sujeto que lo actúe. Es esencial socavar su causa mucho más que su efecto.

Yo no miro el hábito, miro al monje”(Alda Merini).

No es casual que la mediana edad esté tan poblada de personas que desean un cambio fundamental en sus vidas.

4 Readers Commented

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  1. Juan Carlos Lafosse on 8 marzo, 2013

    «Vivimos en un mundo relacionalmente empobrecido; en lugar de amor, confianza y libertad, se vive en base al sojuzgamiento, dominación y dependencia, bajo un clima emocional de miedo y desasosiego.»

    Efectivamente en el mundo globalizado se intenta domesticarnos para que seamos «productivos», básicamente como consumidores. Y el miedo es la gran herramienta de control social.

    Sería aún más interesante explicitar los mecanismos sociales que se usan, cuales son los objetivos y quienes los beneficiarios.

  2. Luis A. Bohórquez M. on 9 marzo, 2013

    Hola Ángela, escribo desde Colombia, te felicito por la claridad y síntesis de lo abordado. Nada fácil si se tiene en cuenta de los farragosos textos con que muchos especialistas tratan de interpretar la compleja crisis que agobia al sujeto no solo latinoamericano, lo descrito atañe al ser humano. A mi parecer muchos diagnósticos pretendidamente clínicos u opiniones vertidas en vanidosos enunciados antropológicos y/o sociológicos no pasan de ser argamasa sofística. Creo encontrar una luz(?) –como el maestro Coignard– en dos de los mejores amigos de esta humanidad doliente: Epicuro y San Francisco. El primero,liberando las almas de vanos temores, destruyendo ilusiones engañosas y enseñando a imponer la idea de felicidad en la naturaleza humana neutralizando sus débiles fuerzas, es otra lectura del vilipendiado Epicuro; el segundo,conduciendo a la dicha tiernamente por el ensueño interior, queriendo que las almas se expandiesen con alegría, aprendiendo a poblar su soledad y a estar solas en medio de la muchedumbre(seres frustrados y no autónomos que ignoran las causas de su infortunio).

    Una inquitud, cuando expresas «el poder sólo puede controlarnos aislados y separados y la exclusión fragmenta, debilita y empobrece el desarrollo humano» ¿a qué Poder te refieres? ¿político?,¿económico?¿eclesiástico?¿mediático?, o estás sintetizando todos éstos explícitos en la moderna y automatizada sociedad tecnoindustrial, dirigida por los raciofascistas demoliberales?

  3. Fermín Serial on 22 mayo, 2013

    Me gustaría volver a escuchar ( o leerla ) la entrevista a la psic. Angela Sannuti( Felicitaciones a ell ay a la locutora, bbuenas como siempre) y conocer más sus escritos etc. buscaré su consultorio cuando vaya a Córdoba. Fermín Serial de Resistencia Chaco

  4. Java on 15 junio, 2013

    Muy constructivo Ángela! seguí escribiendo que muchas personas necesitamos escuchar la verdad sobre lo que nos pasa interiormente.

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