xul-solar1-2Considerada ya como un clásico porteño, la edición 2014 de la Feria de arte contemporáneo por excelencia de la Argentina reunió a 81 galerías, consolidó sus ventas y brindó gran atención a los museos.

ArteBA 2014 fue un suceso de público y ventas  (Foto: Néstor Barbitta).

ArteBA 2014 fue un suceso de público y ventas (Foto: Néstor Barbitta).

La imagen con la que se ilustró la tapa del suplemento cultural ADN del diario La Nación en su edición especial sobre ArteBA resume alguna de las características, incluso contextuales, de esta 23 edición de la Feria. Y, si se quiere, permite una doble lectura: la primera y obligada es el indudable carácter político de Hacha, la obra de 1972 de Horacio Zabala, reelaborada en 2013 y exhibida en lugar preponderante en el nuevo Dixit Petrobras. El mapa, como lugar de límite, de cercanía y de identidad, aparece lacerado por un hacha como inequívoco símbolo de la violencia política en la Argentina. Pero, y por qué no, también puede pensárselo como síntesis de tiempos convulsionados, de una realidad que entrecruza la política con el arte otra vez; y también un mapa de la Argentina donde la incisiva presencia de ArteBA configura una indisimulable señal en tiempos en los que lo evanescente y lábil de los medios de comunicación forma parte del conceptualismo de este singular artista.

En el Dixit Petrobras convivieron galerías de los Estados Unidos, Colombia, Chile, Francia, Perú, y desde luego, la Argentina, en una mirada a la contemporaneidad artística que reunió la obra de Magdalena Jitrik en una reflexión sobre el tiempo pasado y presente (en Ignacio Liprandi), para dar paso a claros ejemplos de agitación política: desde los clásicos Vivo Dito de Alberto Greco (1963) y La familia obrera de Oscar Bony, a la actual composición del fotógrafo RES en la escalinata del Monumento a la Bandera en Rosario, donde 200 personas vestidas de negro componen los rostros de Manuel Belgrano y Julio Santucho, fotografiados desde la altura, o la instalación del  venezolano Alexander Apóstol: Ensayando la postura nacional (2010), un video que reproduce diferentes obras del pintor simbolista venezolano Pedro Centeno Vallenill.

Pero Dixit Petrobras no fue la única ingeniosa y exitosa incorporación de ArteBA 2014, también brillaron en todo el circuito los Cabinet LAN, que permitieron exhibir dentro del espacio de algunas galerías la labor de un artista relevante. Brillaron con luz propia Lux Lindner; Fernando Bryce (en Lucía de la Puente, con la recreación y repetición de viejas publicidades de cine); y en especial Roberto Jacoby (en Nora Fisch), con algunas obras que deslumbraron no hace mucho tiempo atrás en el Museo Reina Sofía de Madrid. La isla de ediciones de Fundación PROA, amén de reunir con astucia a la pléyade de publicaciones independientes, en un cómodo espacio diseñado por Federico Churba, tuvo intensa actividad con conferencias y presentaciones en el auditorio. En los stands tuvo mucha presencia el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad, con una calle Florida vista desde el arte a través de clásicos referentes como Makarius, Saderman y Coppola, en contraste con el pobre espacio del Ministerio de Cultura de la Nación, que no supo aprovechar el haber reunido importantes obras de Liliana Maresca y Jorge Macchi, entre otros. Algunos tips de esta edición: la amplitud del siempre atractivo Barrio Joven Chandon; en Abate causó furor Diana Aisenberg (decenas de personas pugnando por una selfie junto a su obra colgante); los grabados sobre cobre en Ivo Kamm; las fotos de Vera Lutter y Chuck Close con su retrato de Willem Dafoe; las obras de Julián Terán; la calidad permanente de Vasari con Macció, Prior y Kuropatwa; la originalidad del Instituto de Visión de Colombia y, fundamentalmente, el estupendo stand SUR de Uruguay con sus Berni, Figari, Torres García y una cuidada curaduría. El nivel de ventas fue alto como también el costo de la entrada para el visitante común.

Xul Solar, gran atracción

En líneas generales, tal como señaló la especialista Alicia de Arteaga, los museos fueron los protagonistas. Algunos por marcar el ritmo de ventas y otros por la obra exhibida. Tal fue el caso del Museo Xul Solar, que desplegó varios trabajos del mítico artista plástico, entre ellos los 24 arcanos del Tarot –Juego de cartas de Tarot (1954) – y la bellísima Vuel Villa (1936), que así tomó nuevamente contacto con el público.

Iniciado y ocultista, retratista de una verdadera y concreta ciudad en realidad aparente, el desarrollo pictórico de Xul Solar no puede extrapolarse de su paralelo afán por otras disciplinas que siempre devienen en creaciones. Así su panlengua convive con el neocriollo y el panajedrez, siempre que la tirada de Tarot augure buenos destinos aún antes que el I-Ching. Muy probablemente, analizando su producción (plena de hallazgos), deba remarcarse que en la obra de Xul Solar, tanto en su faz pictórica como en “la otra” –en una alteridad de infinitas resonancias–, se encuentra presente la búsqueda de lo no concreto, aquello que en física se denomina el intersticio entre las partículas o moléculas que constituyen un cuerpo, que es penetrando en la superficie de su significado. Una esquematización clásica del análisis pictórico es atravesada por Xul Solar, y sólo entendiendo su obra en relación intrínseca con su vida es posible establecer paralelos de unicidad en la correspondencia de las artes.

Como condensador de opuestos, Xul Solar representa al materialismo científico para hacerlo presa de una nueva realidad de orden simbólico, donde la industrialización y lo material sólo son las bases para un movimiento ascensional siempre de elevación esotérica y trasgresión, y lo metafísico se apropia del racionalismo aparente. Inevitablemente su obra lleva a evocar las palabras de Merleau-Ponty, por ser a la vez “visible y vidente”.

Aspectos metafísicos de un genio

“Lo metafísico remite al afán de trascender lo dado, lo obvio, lo convencional”, señala el filósofo Santiago Kovadloff; añadiendo: “Fiel a su objetivo, la pintura metafísica enfatiza la zona de encuentro (y desencuentro) entre lo ordinario y lo extraordinario”. Entonces, si la pintura metafísica busca énfasis en esa zona exótica, la labor serviría de nexo entre los tres planos: físico, emocional y mental. La tríada de planos básicos permite la cercanía y trascendencia de la obra en espíritus iniciados, según la mirada del esotérico Xul Solar. “Él había establecido esa rara comunión mágica con el universo y desde los arcanos de esa ‘materia prima’ nos hacía llegar fuentes de energía para impulsarnos a nuestro más alto destino; no el de un perpetuum mobile sin sentido, sino el de un movimiento de renovación espiritual, que no otras son sus prédicas en las que transmuta el pigmento de los colores en las realidades no perecederas del espíritu”, escribió Rafael Squirru. El único hilo conductor que puede explicar toda la pintura de Xul Solar, es el esoterismo. En tanto, algunas de sus obras se encuentran por fuera de la religiosidad occidental, buscando la unidad de lo universal como síntesis de la cosmogonía. En un temprano 1912 Xul Solar se embarca rumbo a Hong Kong y su contacto con el Lejano Oriente lo impregna de eclecticismo afirmando que existe más de un Dios y que todas las religiones son facetas de un mismo tronco, al igual que Blake. No debe olvidarse que, en nuestras sociedades, el determinismo religioso ha sido reemplazado por el de índole técnico y aquí el artista realiza una oposición a toda trascendencia de orden tecnológico permitiéndose, a través del ocultismo, fundar un discurso utópico como alternativa superadora del hombre teniendo como vehículo al arte. Xul Solar coloca en el centro al hombre y su complejidad, que lo devuelve a una búsqueda superior a las leyes naturales, a convertirse en leyes de la ciencia, que en su determinismo e inmovilidad colocan al hombre contra sí mismo. Seguramente Solar sea el primer humanista de lo trascendente. Probablemente la presencia de su obra en ArteBA 2014 haya sido de lo más impactante.

El autor estudió la obra de Xul Solar y el cine en “Imaginarios urbanos, ciudades visuales” que integra el libro Fuera de campo, editado por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

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