siembra-directa-2El director ejecutivo de la Fundación Sales y miembro del Consejo de redacción de Criterio presenta algunos casos emblemáticos de I+D que vale la pena destacar.

De las 100 empresas e instituciones más innovadoras del mundo por sus inversiones en Investigación y Desarrollo (I+D) y por las patentes obtenidas, 45 son de los Estados Unidos, 28 de Japón y 12 de Francia, que encabeza el ranking de Europa. El resto pertenece a Suiza, Alemania, Suecia y Países Bajos.

Corresponden a la industria electrónica y semiconductores 23 de estas 100 empresas,  11 al hardware y computación, ocho a la industria automotriz, siete a las telecomunicaciones y el resto a otros productos tecnológicos. Ellas crearon 266.152 nuevos empleos en 2013 e invirtieron US$ 223.000 millones en I+D.

Durante décadas, Rockefeller estuvo a la cabeza de los empresarios. Hoy, Bill Gates y otros lideran las posiciones. Ambos representan dos épocas: la de la economía de los recursos naturales y la de la economía del conocimiento.

Gates preside la fundación más grande del mundo –Bill & Melinda Gates Foundation–, constituida con un endowment fund (fondo de beneficencia) de más de US$ 20.000 millones de su patrimonio personal, que se acrecentó con la donación del empresario Warren Buffett, por US$ 30.000 millones. La Fundación Gates aplica fondos a proyectos de I+D para generar, por ejemplo, mejores medicamentos, con la condición de que favorezcan a los necesitados, pues uno de sus objetivos es enfrentar la pobreza. En el Foro de Davos de enero último, Gates dijo que en 2035 prácticamente no habrá pobreza en el mundo y que los 35 países calificados por el Banco Mundial como de bajos ingresos dejarán de serlo.

Los hechos le dan la razón: Brasil sacó de la pobreza a 40 millones de personas en los últimos años y China a 600 millones, al orientar sus economías al conocimiento. Brasil es el país latinoamericano que más invierte en I+D y China es el segundo en el mundo después de los Estados Unidos.

En esta página presentamos casos de empresas, universidades y fundaciones argentinas que invierten en I+D con beneficios y patentes. Son casos excepcionales que deberían extenderse para que el país crezca.

Techint, primera en I+D

Techint fue creada en 1945 por Agostino Rocca. Tras su muerte en 1978, lo sucedió su hijo Roberto, que decidió impulsar investigaciones en tecnología de punta. Así la empresa multiplicó diez veces su producción y se convirtió en una multinacional con filiales en Brasil, Venezuela, Canadá, Italia y Japón. Es líder mundial en la producción de tubos sin costura para transportar gas y petróleo, fabricados por Tenaris, empresa del grupo.

Techint es número uno del país en innovación, competitividad, patentes e inversiones en I+D. En 1978 tenía 15 mil empleados y hoy son 59.400. Sus ingresos anuales alcanzan los US$ 25.400 millones. Tiene centros de I+D en la Argentina, México, Italia, Japón y desde este año en Brasil: más de 200 científicos e ingenieros exploran los límites de la ciencia de los materiales, metalurgia avanzada, ensayos de corrosión, tecnología de soldadura y últimamente nanotecnología. En 2012 invirtió en investigación US$ 83 millones y el año pasado US$ 106 millones.

Su planta de Campana tiene alta tecnología y es de las más eficientes del mundo. Fabrica 900 mil toneladas de tubos sin costura y en otros puntos del país 430 mil toneladas más, junto a materiales para el mercado energético, automotriz y de agro-industria. Exporta más del 70% de su fabricación de alto valor agregado.

Notable experiencia con 15 pymes

Entre 1997 y 2001 –período de alta recesión y crisis– se hizo una experiencia con 15 pymes, representativas de los sectores alimentación, industria del caucho y plástico, maquinaria y equipos, instrumentos de precisión, etc. El Estado les dio financiamiento a través de la ex Secretaría de Ciencia y Tecnología, hoy Ministerio, para que incorporaran valor agregado. Tomados los créditos, se midió su comportamiento durante cinco años, frente al resto de las empresas de cada sector que carecían de innovaciones y competitividad.

El estudio fue revelador. La facturación promedio a escala nacional de las empresas que carecían de competitividad bajó 25 puntos en el quinquenio: de un índice 100 en 1997 a 75 en 2001. La facturación promedio de las 15 pymes innovadoras creció 18 puntos y generó nuevos puestos de trabajo: de 100 en 1997 a 118,1 puntos en 2001.

Mientras la recaudación por IVA disminuía en los casos de las empresas que caían en su facturación, las 15 pymes estudiadas incrementaron su aporte fiscal: $1,3 millones (1998), $3 millones (1999), $3,1 millones (2000) y $4,6 millones (2001). El Estado tuvo un ingreso de $12 millones, frente a los $7,6 millones que otorgó en créditos. Para acceder al financiamiento, se exigió a las pymes una inversión de $8,3 millones. El estudio mostró que los beneficios de la inversión en I+D no son necesariamente de largo plazo.

Innovación de valor económico

El científico Lino Barañao, hoy ministro de Ciencia y Tecnología, protagonizó un hecho innovador de impacto mundial. Como químico y biólogo molecular del Instituto de Biología y Medicina Experimental, que fundó nuestro Premio Nobel Bernardo Houssay, participó de una aventura en la que pocos creían: lograr una vaca clonada y transgénica que produjera en su leche hormonas de crecimiento humanas que combaten enfermedades. Sidus, tradicional laboratorio farmacéutico argentino, a través de su empresa de biotecnología BioSidus, le propuso el desafío.

Tras un innovador trabajo científico-empresario, en 2002 se anunció que la Argentina era uno de los pocos países que había logrado su primera vaca clonada, “Pampita”, de alto valor económico. Hoy dichas hormonas se producen en un gran fermentador que logra cantidades muy pequeñas por mes de proteínas de valor medicinal. “Pampa Mansa”, otra vaca clonada, puede producir tres kilos mensuales de hormonas de crecimiento humanas; con el 10% de su leche cubriría la demanda argentina y con 20 vacas la de todo el mundo. Cuando se apruebe el uso en humanos de estas hormonas, BioSidus podrá fabricarlas con una ventaja: nuestras vacas se alimentan de pasto, sin suplementos de origen animal que causen situaciones como el “mal de la vaca loca”, por lo que dichas hormonas serán valiosas.

Hace tres años nació “Rosita”, productora en su leche de las proteínas humanas Lactoferrina y Lisozima, que permitieron que investigadores del Instituto Tecnológico de Chascomús (INTECH) y de la Universidad de San Martín obtuvieran la primera leche “maternizada”. En 2010 se clonó el caballo “Ñandubay Bicentenario” con la información genética de un caballo de raza. El país está a la vanguardia de estos desarrollos.

Una excepción: maquinaria agrícola

Un estudio del BID (2009) señalaba la baja innovación de la industria argentina y el retraso en inversiones de I+D pero rescataba dos excepciones: la industria de la maquinaria agrícola y la de agro-biotecnología.

En cuanto a la primera, transformó a Las Parejas (Santa Fe) en la ciudad más industrializada del país en relación al número de habitantes. Una industria que en los años ‘20 era innovadora decayó hasta que supo responder a las exigencias del campo cuando adoptó la siembra directa y la agricultura de precisión. Con tecnología propia, la Argentina pasó a ser líder mundial en siembra directa, con el mayor rendimiento de soja al menor costo.

Nuestra maquinaria interesó al mundo: si en 2002 sólo 20 empresas exportaban US$ 10 millones, en 2013 más de 100 vendieron por US$ 250 millones (+2400%). Somos también líderes en la fabricación de maquinaria para siembra directa y producimos tolvas y embutidoras extractoras de altísima calidad.

Este impulso innovador lo coordinó la Fundación Cideter (Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico Regional), creada en 2000 por las propias empresas de Santa Fe y Córdoba: 340 fábricas de maquinaria agrícola y 382 agropartistas, es decir, 722 empresas que dan trabajo a 60 mil personas. La Fundación se propuso que las exportaciones llegaran al 20% de las ventas. En 2008 se había superado el 14% y en 2013 se alcanzó el 25%.

El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva dio subsidios y créditos a más de 200 empresas innovadoras y creó un moderno centro científico con el gobierno de Santa Fe y las empresas, en un predio donado por el municipio de Las Parejas, donde los conocimientos se transfieren a la industria.

Otro hecho innovador es la exportación de maquinaria agrícola al continente africano, que posee grandes extensiones de tierras potencialmente cultivables que podrían mejorar su producción con estas tecnologías. Los cultivos en África son similares a los de la Argentina (soja, maíz, sorgo y girasol). Con la coordinación de la Fundación Cideter y de la Embajada argentina en Sudáfrica, se acordó asistir a este país en siembra directa y mejoramiento de la productividad con nuestra maquinaria. Todos los años la industria expone su parque tecnológico en Las Parejas, con asistencia de agricultores de unos 50 países como los Estados Unidos, Alemania, Australia, Rusia, Sudáfrica, Brasil, México y otros.

Universidad innovadora: el ITBA

Creado como universidad privada en 1959, el Instituto Tecnológico de Buenos Aires es reconocido por su vocación innovadora y la excelencia académica. Su Departamento de Investigación y Propiedad Intelectual desarrolla proyectos de I+D, desde las carreras de ingenierías que se enseñan: mecánica, eléctrica, electrónica, informática, industrial, naval, en petróleo, química y bioingeniería, muy reconocidas y solicitadas por las empresas.

Por citar un caso de I+D, estudiantes de dichas carreras con apoyo de ingenieros formados construyeron el primer avión ultraliviano argentino, el “Petrel 912 I”, que en marzo de 2007 realizó su vuelo bautismo. Las características innovadoras del avión son su bajo costo operativo pues funciona con nafta súper de automóviles, el moderno diseño, amplia maniobrabilidad y óptima visibilidad. Para fabricarlo y comercializarlo se constituyó la empresa Proyecto Petrel SA, que obtuvo la certificación del avión que otorga la Federal Aviation Administration (FAA) y la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad.

El ITBA tiene otros proyectos de I+D y firmó convenios de colaboración tecnológica con instituciones y universidades de China, Corea del Sur, Noruega, España, la UNESCO, el INTI, etc.

Hacia una vacuna contra el cáncer

La Fundación Sales, creada hace 38 años, sostiene investigaciones del cáncer realizadas en institutos fundados por nuestros Premios Nobel Bernardo Houssay y Luis F. Leloir.

Sales financia tres proyectos de I+D contra el cáncer, en acuerdos con el CONICET, con quien comparte la titularidad de 39 patentes. El proyecto más avanzado es el que dirige el doctor José Mordoh, en la Fundación Instituto Leloir, que desarrolla una vacuna terapéutica contra el melanoma (el más grave cáncer de piel) que está en su etapa final de experimentación clínica, con 108 pacientes tratados. Este cáncer no tiene aún una medicina eficaz.

Es la primera vez en la Argentina que una fundación financia todas las etapas de un desarrollo contra el cáncer, a punto de concluir, para lograr una medicina. A la fecha Sales aportó más US$ 3,2 millones. Es una investigación independiente; no fue financiada por laboratorios comerciales como es habitual. La Fundación Sales y el CONICET firmaron un Convenio con el Laboratorio Pablo Cassará de la Argentina para que produzca y distribuya la vacuna cuando sea aprobada por la ANMAT, organismo que autoriza los nuevos medicamentos.

Las fundaciones, como las universidades y el Estado, financian junto a empresas innovadoras procesos de I+D y obtienen beneficios económicos de los productos que se comercializan, que los vuelcan a sus investigaciones. En los países avanzados estas instituciones incrementan así sus presupuestos científicos. En la Argentina es más inusual.

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