Reseña del libro El abuso emocional social, de Eduardo J. Padilla Quirno. Buenos Aires, Nuevo Hacer, 2015
Eduardo Padilla Quirno, médico psiquiatra, ha dedicado buena parte de su trabajo intelectual, estudio e investigaciones a temas tan complejos para el alma y para el devenir de una sociedad como son el debilitamiento de los vínculos entre personas e instituciones y la violencia en sus distintas manifestaciones.
Con una aguda sensibilidad entrenada en el campo de la terapia familiar y en el tratamiento de la violencia física, sexual o emocional, la experiencia convulsiva de la Argentina de principios de siglo lo indujo a trazar paralelos entre la sintomatología que el abuso emocional produce en las personas, especialmente en los niños, sus principales víctimas, y un cuadro donde el objeto de estudio ya no es la persona, niño o adulto, sino la sociedad en su conjunto, caracterizada por depresión, desánimo generalizado, pérdida de la capacidad de una anticipación positiva de lo que habrá de suceder, sensación de falta de futuro, de mera supervivencia.
El hilo conductor entre ambas figuras es la teoría del attachment, del psiquiatra inglés John Bowlby, paradigma de vinculación que acompaña a los seres humanos toda la vida, y es una forma de conducta relacionada con la búsqueda de proximidad de una base segura en la que ampararnos. El punto inicial de ese ecosistema para el ser humano es la familia y, luego, la organización social más extensa. Cuando ese sistema se ve perturbado emocionalmente en repetidas ocasiones, se produce una patología social que presenta síntomas similares a los que los médicos encuentran en sus pacientes y en sus familias.
En un país donde las instituciones cayeron en el mayor descrédito, la consecuencia fue una ruptura del tejido comunitario, la pérdida o debilitamiento del altruismo y la solidaridad, el aumento de la agresividad, la irrupción de conductas desorganizadas y una regresión a niveles primarios de subsistencia, con relegación de los valores y de la cultura.
Este panorama llevó a Eduardo Padilla Quirno a describir –hace más de una década– una nueva patología, con una mirada puntual sobre la Argentina: el abuso emocional social, tema de este libro.
Los argentinos venimos arrastrando desde hace mucho tiempo pesadumbre espiritual, angustia, abatimiento y una violencia moral que tan bien se refleja en estas páginas.
Carlos Nino, el gran jurista argentino muerto a los 50 años, en 1993, escribió un libro cuyo título es un fantástico ejercicio de síntesis para describirnos: Un país al margen de la ley.
Pasaron más de 20 años desde aquella publicación y la sensación es de agravamiento de una situación donde se ha naturalizado lo marginal, al tiempo que la sociedad parece desentenderse y mirar para otro lado.
Padilla relata muy bien esa sensación de orfandad que nos produce no contar con referentes fuertes o sabios, personas virtuosas, admirables, palabras que hoy se pronuncian casi en voz baja por temor a sentirse extemporáneo.
Carlos Nino en su obra, como Padilla en este libro, hablan de la anomia como un componente del subdesarrollo argentino y un obstáculo para la convivencia social. En una sociedad en la que el sistema de cuidado está a la deriva, las tendencias antisociales se intensifican.
Este libro es un llamado de atención para bucear en nuestra memoria colectiva en busca de reparaciones y reencuentros y un clamor por una nueva vigencia de las instituciones y por la búsqueda de referentes y de todo lo que subyace: más y mejor educación y sólidos principios morales.