(Francia-Japón, 2009) Dirección: Nobuhiro Suwa e Hippolyte Girardot
La anécdota es breve y singularmente sencilla: una pareja se separa y con la crisis familiar consecutivamente llegará la discusión sobre la tenencia de los hijos. Pero aquí, el detalle que involucra a Yuki frente a la disolución de su familia es que su madre, Jun, es oriunda del Japón pero vive en Francia desde que decidió unir su destino al de Frederic. 
Ahora, cuando el cambio se aproxima, Yuki es consciente de que deberá acompañar a su madre en el retorno al terruño. Así lo han querido sus padres de común acuerdo.
Pero Yuki no quiere partir y dejar sólo a su padre, a la casa que conoce desde siempre y, principalmente, a su querida amiga Nina; y con ella hilvana un plan para reconciliar a la desavenida pareja. Si la propuesta falla –cosa que no develaremos aquí–, las niñas siempre tienen como alternativa el refugio en el bosque. Así lo creen.
Hábilmente, Yuki & Nina explora la zona tan vital como invisible de las emociones encontradas y las situaciones reprimidas. A diferencia de otra gran película que tuvo estreno reciente, La Pivellina, ésta no recala en la herencia neorrealista sino que potencia la sensibilidad del relato en un juego de opacidades y transparencias tan infinitas como sugerentes. Al fin y al cabo, conocemos la historia desde el mundo entrecruzado de realidad y ficción de dos niñas de nueve años. Suwa y Girardot (que también compone con solvencia al padre de la pequeña) no escapan a lo lacerante de la separación y al desgarro íntimo que genera en los hijos. En esta aguda mirada al microcosmos familiar subyace la incomunicación de lo próximo, pero inasible a la comprensión o a la experiencia. La fantasía sirve entonces como refugio o vehículo para capitalizar la vivencia. Yuki & Nina construye su relato en los detalles antes que en la sobrecarga del melodrama y sorprende con un insospechado giro que restituye el “cuento de hadas” deseado por las pequeñas protagonistas en el comienzo de la historia, apartándose así del clásico esquema del cine independiente contemporáneo del que es tributario. En suma, un film en el que confluyen el ascetismo con la originalidad narrativa haciendo foco en tradiciones y diferencias culturales. La película de Nobuhiro Suwa e Hippolyte Girardot resume la necesaria fascinación por el cine cuando menos se lo espera. Por fortuna, las copias de estreno en fílmico añaden la posibilidad de disfrutar plenamente de su fotografía.
