El Concilio Vaticano II, como una forma pastoral de acercar la eucaristía a la comprensión de los fieles, autorizó que las misas se celebraran en las lenguas de cada país, en vez de la utilizada durante siglos, el latín.Pero surgió una dificultad, un “problema” a juicio de Benedicto XVI: hubo criterios diferentes sobre la traducción de la expresión latina pro multis (por muchos), utilizada en la oración o fórmula que el sacerdote pronuncia cuando consagra el vino.

Esto suscita un interrogante teológico muy importante: cómo conciliar la afirmación de que la sangre de Cristo fue derramada para la salvación de muchos (pro multis), con la doctrina tradicional, reafirmada al mismo tiempo por el Papa, de que Cristo murió por todos los hombres.

En los últimos meses el tema dio lugar a la intervención del propio Papa, en una carta a los obispos alemanes (abril 2012), para cerrar la discusión.

L´Espresso (diario vaticano) hizo luego un comentario (mayo 2012) que detalla los problemas vividos. Otras intervenciones que reproducimos ayudan a comprender la cuestión, en especial el informe del reconocido biblista argentino Luis H.Rivas, a quien varios de nuestros obispos pidieron su opinión.

Los documentos que sintetizamos se encuentran íntegros en la sección DOCUMENTOS de esta web. Aquí los lectores pueden volcar sus comentarios.

 Arturo Prins

 

Benedicto XVI

Carta al presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, cardenal Robert

Zollistsch (14 abril 2012)

¡Reverendo, querido arzobispo! En ocasión de su visita, el 15 de marzo de 2012, me informó que entre los obispos de lengua alemana no hay consenso en lo que se refiere a la traducción de las palabras pro multis, en la oración (de consagración del cáliz) del canon de la misa.

Parece ser que existe el peligro de que en la nueva edición del Gotteslob (himnos y oraciones en lengua alemana), cuya publicación se espera en breve, algunos del área lingüística desean mantener la traducción por todos, si bien la Conferencia Episcopal Alemana está de acuerdo en escribir por muchos, tal como desea la Santa Sede (…).

Permítanme unas breves palabras sobre cómo surgió el problema.

En los años 60, cuando el misal romano bajo responsabilidad de los obispos tenía que ser traducido al alemán, existía un consenso exegético de que el término los muchos, o muchos, de Isaías 53,11s, era una expresión hebrea para indicar el conjunto, todos. La palabra muchos en los relatos de Mateo y Marcos era, por tanto, considerada un semitismo y tenía que ser traducida todos. Ello se extendió a la traducción del texto latino, donde pro multis en los Evangelios se refería a Isaías 53 y, por tanto, debía ser traducida por todos.

Este consenso exegético se ha desmoronado, ya no existe. En el relato de la última cena, en la traducción unificada alemana de la Sagrada Escritura, se lee: “Esta es mi sangre, la sangre de la alianza, que será derramada por muchos” (Mc 14,24; Mt 26,28). Esto evidencia algo muy importante: la traducción de pro multis como por todos, no es una traducción pura sino una interpretación (…), una explicación (…). Esta fusión entre traducción e interpretación forma parte de los principios que después del Concilio guiaron la traducción de los textos litúrgicos a las lenguas modernas (…). En el curso de los años, yo mismo he comprendido cada vez con mayor claridad que, como orientación para la traducción, el principio de correspondencia no literal, sino estructural, tiene sus límites.

La Instrucción Liturgiam authenticam para los traductores, promulgada el 28 de marzo de 2001 por la Congregación para el Culto Divino, ha puesto en primer plano el principio de la correspondencia literal (…). El fundamento de la Instrucción es la distinción, citada al inicio, entre traducción e interpretación (…). Por un lado, la Palabra sagrada debe emerger lo más posible por sí misma, con su lejanía y con las preguntas que conlleva. Por otro, a la Iglesia se le confía la tarea de interpretación para que –con los límites de nuestra respectiva comprensión– nos llegue el mensaje que el Señor nos ha destinado (…).

En dicho contexto la Santa Sede ha decidido que en la nueva traducción del misal, la expresión pro multis debe ser traducida como tal, sin ser interpretada.

La traducción interpretativa por todos debe ser sustituida por la simple traducción por muchos. Desearía recordar que tanto en Mateo como en Marcos no hay artículo: no dice por los muchos, sino por muchos (…).

Cuando ante la diferencia entre traducción e interpretación se eligió la traducción muchos, se estableció también que en las diversas áreas lingüísticas la traducción debía estar precedida de una catequesis esmerada (…). En ella hay que aclarar por qué en la traducción del misal, después del Concilio, la palabra muchos ha sido traducida por todos: para expresar de manera inequívoca el sentido deseado por Jesús, la universalidad de la salvación (…).

Y surge la pregunta: si Jesús ha muerto por todos ¿por qué en las palabras de la última cena Él ha dicho por muchos? ¿Por qué insistimos sobre estas palabras de Jesús? Sobre ello hay que precisar que, según Mateo y Marcos, Jesús ha dicho por muchos, mientras que para Lucas y Pablo ha dicho por vosotros.

Ello parece estrechar aún más el círculo. Justamente a partir de aquí nos podemos acercar a la solución. Los discípulos saben que la misión de Jesús los trasciende a ellos y al grupo; que Él ha venido a reunir a los hijos de Dios de todo el mundo que estaban dispersos (Jn 11,52). Las palabras por vosotros hacen que la misión de Jesús sea muy concreta para los presentes (…). Éstos no son un elemento anónimo cualquiera de un conjunto inmenso: cada uno de ellos sabe que el Señor ha muerto por él, por nosotros.

Por vosotros se extiende al pasado y al futuro, se dirige a mí personalmente (…). El canon romano ha unido en las palabras de la consagración dos expresiones bíblicas: por vosotros y por muchos. Esta fórmula, con la reforma litúrgica, ha sido adoptada después para todas las oraciones eucarísticas.

Pero de nuevo: ¿por qué por muchos? ¿Acaso el Señor no ha muerto por todos? El hecho de que Jesucristo, como Hijo de Dios hecho hombre, sea el hombre para todos los hombres, nuevo Adán, es una de las certezas fundamentales de nuestra fe.

(…). Si esto es tan obvio ¿por qué la oración eucarística dice por muchos? La Iglesia ha tomado esta formulación de los relatos del Nuevo Testamento. La usa por respeto a la palabra de Dios (…).

Como hemos visto, el por vosotros de la tradición paulino-lucana, no restringe sino que concretiza, por lo que ahora podemos reconocer que la dialéctica entre muchos y tantos tiene su importancia.

Todos se mueve en el plano ontológico: el ser y el actuar de Jesús comprende a la humanidad entera, del pasado, del presente y del futuro. Pero de hecho, históricamente, en la comunidad concreta de los que celebran la eucaristía Él llega sólo a muchos (…). La comunidad de los muchos debe ser luz en el candelero, ciudad sobre el monte, levadura para todos (…). En la sociedad actual tenemos la sensación de no ser en absoluto muchos, sino muy pocos, una pequeña masa que sigue disminuyendo. Sin embargo somos muchos: “Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas” (Ap 7,9). Somos muchos y representamos a todos. Por tanto, las palabras muchos y todos van juntas y hacen referencia la una a la otra (…).

 

De la Instrucción Liturgiam authenticam

Los textos litúrgicos latinos del Rito Romano, mientras recogen la secular experiencia eclesial de trasmisión de la fe de la Iglesia recibida de los Padres, son también fruto de la renovación litúrgica que se ha realizado recientemente. Para conservar un patrimonio tan grande y rico, y para trasmitirlo a los siglos venideros, es necesario que la traducción de los textos litúrgicos de la Liturgia Romana sea, no tanto una labor de creación nueva, sino de traducción fiel y cuidada de los textos originales a las lenguas vernáculas.

Aunque se conceda la facultad de componer las palabras y establecer la sintaxis y el estilo, para redactar un texto ágil en lengua vernácula y conforme al ritmo propio de la oración popular, es preciso que el texto original, en cuanto sea posible, sea traducido con total integridad y con la mayor exactitud: sin omisiones ni añadiduras, sin paráfrasis o glosas, en lo que respecta al contenido; las acomodaciones a la idiosincrasia de las diversas lenguas vernáculas es preciso que se realicen de manera sobria y prudente. (Parágrafo 20, 28/3/01).

 

L´Espresso

Comentario sobre la carta del Papa Benedicto XVI a los obispos alemanes (3 mayo 2012)

CIUDAD DEL VATICANO.

¿”Por muchos” o “por todos”?

La respuesta justa es la primera. Lo escribe Benedicto XVI a los obispos alemanes y quiere que en toda la Iglesia se respeten las palabras de Jesús en la última cena, sin inventar otras como en los misales postconciliares.

Las Iglesias de varias naciones restablecen en la misa las palabras de la consagración del cáliz tomadas de los Evangelios, en uso durante siglos pero sustituidas en los últimos decenios, en casi todas partes, por una traducción distinta. Mientras el texto tradicional en latín dice: “Hic est enim calix sanguinis mei (…) qui pro vobis et pro multis effundetur”, las nuevas versiones postconciliares han leído en el pro multis un imaginario pro omnibus. Y en lugar de por muchos han traducido por todos.

En la última fase del pontificado de Juan Pablo II algunos pocos, entre ellos Joseph Ratzinger, habían intentado revivir en las traducciones la fidelidad a por muchos. Pero sin ningún éxito. Benedicto XVI ha tomado personalmente la cuestión. Prueba de ello es la carta del pasado 14 de abril a los obispos de Alemania (…).

Para entender el contexto, es útil recordar algunos hechos. En su carta, Benedicto XVI quiere dirigirse, por medio de los obispos alemanes, también a los obispos de las otras regiones de lengua alemana: Austria, los cantones alemanes de Suiza, Tirol del Sur en Italia. Si en Alemania la Conferencia Episcopal ha optado por traducir recientemente, aunque con fuerte resistencia, el pro multis no como für alle (por todos), sino como für viele (por muchos), en Austria no es así. En Italia tampoco. En noviembre de 2010, en una votación de 187 obispos, sólo 11 se inclinaron por el por muchos. A favor del por todos votó una mayoría aplastante (…). En otras partes se está volviendo al uso de por muchos: América Latina, España, Hungría, Estados Unidos. A menudo con contestaciones y desobediencias. Benedicto XVI quiere ir al fondo sin imposiciones, exhortando a los obispos a preparar al clero y los fieles, con una catequesis apropiada (…).

Una segunda anotación son los continuos obstáculos que ha encontrado el restablecimiento de una correcta traducción del pro multis. Hasta 2001 los autores de traducciones más “libres” apelaban a un documento redactado en 1969 por “Consilium ad exsequendam Constitutionem de Sacra Liturgia” (…). Es un documento (…) redactado en francés, usualmente citado con sus primeras palabras: “Comme le prévoit”.

En 2001 la Congregación para el Culto Divino publicó la Instrucción Liturgiam authenticam, para la recta aplicación de la reforma litúrgica conciliar.

Firmada por el cardenal prefecto, Jorge Arturo Medina Estévez (…), aprobada por Juan Pablo II (…), ni siguiera cita el “Comme le prévoit”, omisión deseada para quitar definitivamente a ese texto autoridad y oficialidad (…). La Instrucción encontró fuerte resistencia también en el interior de la Curia Romana, tanto que fue ignorada y contradicha por dos sucesivos documentos pontificios.

El primero, la encíclica de Juan Pablo II Ecclesia de Eucharistia (2003), recuerda las palabras de Jesús para la consagración del vino: “Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados (Mc 14,24; Lc 22,20; 1 Co 11,25)” (…).

El segundo documento es la última de las cartas que Juan Pablo II dirigía a los sacerdotes cada jueves santo. Fechada en el Policlínico Gemelli, el 13 de marzo de 2005, en el cuarto parágrafo dice: “«Hoc est enim corpus meum quod pro vobis tradetur». El cuerpo y la sangre de Cristo se han entregado para la salvación del hombre, de todo el hombre y de todos los hombres. Es una salvación integral y al mismo tiempo universal porque nadie, a menos que lo rechace libremente, es excluido del poder salvador de la sangre de Cristo (…).

Un dato de interés es la modalidad con la cual Benedicto XVI toma sus decisiones: no exclusivamente con órdenes perentorias sino mediante el convencimiento.

Tres meses después de su elección hizo que la Congregación para el Culto Divino, que presidía el cardenal Francis Arinze, realizara un sondeo entre las Conferencias episcopales para conocer sus opiniones sobre la traducción del pro multis como por muchos. Tras las respuestas, por indicación del Papa, el cardenal Arinze envió una carta a las conferencias episcopales (octubre 2006) donde enumera las razones a favor del por muchos, exhortándolas donde la fórmula por todos estuviese en uso, a “iniciar la necesaria catequesis a los fieles” en vista del cambio (chiesa.espresso.republica.it).

 

Cardenal Francis Arinze

Prefecto de la Congregación para el Culto Divino. Carta a los presidentes de todas las Conferencias episcopales del mundo (17 octubre 2006)

La traducción “por todos” debe ser cambiada por la de “por muchos”.

Excelencia. En julio de 2005 esta Congregación para el Culto Divino, de acuerdo con la Congregación para la Doctrina de la Fe, escribió a los presidentes de las Conferencias episcopales para solicitarles su parecer respecto de la traducción en los diversos idiomas nacionales de la expresión pro multis, en la fórmula de la consagración de la preciosa Sangre durante la celebración de la Santa Misa.

Las respuestas recibidas fueron estudiadas por las dos Congregaciones y luego se envió un informe al Santo Padre. De acuerdo con sus directivas, esta Congregación le escribe a su Excelencia:

1. Un texto correspondiente a las palabras pro multis, trasmitido por la Iglesia, constituye una fórmula practicada en el rito romano en latín desde los primeros siglos. Aproximadamente en los últimos 30 años algunos textos aprobados en lengua moderna, refirieron la traducción interpretativa for all, por todos, o equivalente.

2. No hay duda respecto de la validez de las misas celebradas con el uso de una fórmula debidamente aprobada equivalente a por todos, tal como lo declaró la Congregación para la Doctrina de la Fe. Efectivamente, la fórmula por todos correspondería sin duda a una interpretación correcta de la intención del Señor expresada en el texto. Es un dogma de fe que Cristo murió en la Cruz por todos los hombres y mujeres.

3. Sin embargo, hay muchos argumentos a favor de una traducción más precisa de la fórmula tradicional pro multis (…)

Las Conferencias episcopales donde la fórmula por todos o su equivalente se encuentra en uso, están invitadas a impartir una catequesis en uno o dos años, para preparar en la traducción precisa en el idioma nacional, de la fórmula pro multis (por ejemplo, for many, por muchos, etc.), en la próxima traducción del Misal Romano que los obispos de la Santa Sede aprobarán para el uso en esos países.

 

Paul Philibert, O.P.

Artículo en América, revista de los jesuitas de EE.UU. (3 enero 2011)

NEW YORK.- ¿Por ti y por quién más? En los últimos 37 años los católicos anglo-parlantes se habían acostumbrado a oír una particular traducción del texto latino de la oración eucarística: “Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados.”

Desde 1985 se omitió hombres, pero jamás todos. Como muchos obispos hacen talleres de liturgia para preparar al clero en el uso de la nueva edición del misal romano, antes conocido como el Sacramentario, a los sacerdotes se les indica reemplazar la palabra todos. Entre los muchos infortunios del nuevo texto en inglés –vigente desde el Adviento 2011– está el de reemplazar la traducción del latín pro vobis et pro multis (por vosotros y por todos), que conocemos desde 1973, con la nueva propuesta de por vosotros y por muchos. ¿Por qué? Recién volví de una reunión internacional en Roma (el capítulo general de la Orden de los Predicadores), donde se celebró la eucaristía en los idiomas de los participantes. Puse especial atención en cómo se traducía pro multis. Descubrí que en alemán la oración eucarística dice por vosotros y por todos (für euch und für alle); en español, por vosotros y por todos los hombres; en italiano, por vosotros y por todos (per voi e per tutti), y en francés por vosotros y por la multitud (pour vous et pour la multitude) (…).

En ninguna de las traducciones del latín de pro multis existe aunque sea la insinuación –es inequívoca en la traducción inglesa de por muchos– de una voluntad divina que no sea de salvación universal, a través del misterio de la muerte y resurrección de Cristo. Estas traducciones fueron hechas, por supuesto, antes de la Instrucción Liturgiam Authenticam (2001).

No obstante, hace poco tiempo, en septiembre de 2010, la Conferencia Episcopal Alemana rechazó la petición de Roma de una nueva traducción. Explicó que el actual Sacramentario era ampliamente aceptado por sacerdotes y fieles (hecho digno de destacar), y que este hecho no debe ponerse en peligro, reemplazando “buenos textos alemanes” con “interpretaciones nuevas desconocidas”.

Dado que el latín no tiene artículos, la expresión pro multis puede traducirse por todos o por muchos.

En inglés, sin artículo, many (muchos) es restrictivo en vez de universal, sugiriendo algunos, quizás un puñado, tal vez miles, pero ciertamente no la mayoría o la totalidad de los seres humanos. (…)

Las palabras no tienen sentido. Son contrarias a la tradición permanente de la Iglesia respecto de la naturaleza salvífica universal de Cristo. Esto ha sido claramente expresado en el Catecismo de la Iglesia Católica (Nº 605), que dice: [Jesús] afirma que vino a “dar su vida en rescate por muchos”; este último término no es restrictivo (…). La Iglesia, siguiendo a los apóstoles, enseña que Cristo murió por todos los hombres [sic] sin excepción: “no hay, ni hubo ni habrá hombre alguno por quien no haya padecido Cristo”.

No hay ambigüedad en esta explicación (se pueden citar varios textos similares del Catecismo). Al contrario, la necesidad de tal explicación hace sonar las alarmas de que la traducción en el nuevo misal de pro multis como por muchos es muy restrictivo teológicamente y requeriría una explicación (…).En el número de mayo de 1970 de Notitiae, periódico oficial de la Congregación para el Culto Divino, el eminente erudito bíblico, el jesuita Max Zerwick, dio una explicación exegética para la traducción de un texto hebreo donde subyacen las palabras de Jesús como por todos. Al parecer Jesús usó la expresión pro multis. Esto es así porque al traer a la memoria al Siervo Sufriente que se auto-inmola en Isaías, se sugiere que Jesús mismo cumpliría lo que había sido preanunciado. El texto de Isaías 53,11b- 12 dice: “A través de su sufrimiento, mi siervo justificará a muchos y cargará con las iniquidades de ellos…” Por tanto, la fórmula pro multis (por muchos) en vez de pro omnibus (por todos) en nuestros textos (Mc 10,45; Mt 20,28; Mc 14,24; Mt 26,28) pareciera deberse a la alusión ex profeso al Siervo Sufriente, cuya labor realizó Jesús con su muerte…

La mente semítica de la Biblia podía ver la connotación universal de la frase por muchos. De hecho, esa connotación estaba allí por el contexto teológico. No obstante lo elocuente que fue para los pueblos antiguos, hoy día esa alusión al Siervo Sufriente de Isaías sólo resulta clara a los expertos.

La nueva traducción al inglés de los textos litúrgicos, que algunos declaran más exacta y fiel, está escrita en un inglés que resulta forzado, ampuloso y teológicamente inadecuado (…). Pareciera que el mensaje excluyera más que incluyera a la humanidad entera de la voluntad salvífica de Dios (…).

Mons. Luis H. Rivas

Biblista. Informe a obispos argentinos

En castellano la expresión muchos puede excluir la idea de totalidad (por ejemplo: -¿Están todos? -No, pero ya llegaron muchos). Se puede entender que muchos es menos que todos. Aplicado al caso de las palabras de la Eucaristía, se podría llegar a la conclusión de que Jesucristo no derramó su sangre por todos, sino sólo por algunos. Y esto estaría en contra de lo que se dice en otros textos del Nuevo Testamento, donde se expresa la misma idea con la palabra todos (pantes) y no muchos (polloi).

Si en Mt 20,28 y Mc 10,45 se dice que Cristo se entregó “como rescate por muchos” (anti pollôn), en 1Tim 2,6 se repite la misma idea diciendo que se entregó “como rescate por todos” (hyper pántôn).

San Pablo dice que por el pecado de Adán “muchos” (polloi) mueren, y el don de la gracia de Jesucristo se desborda sobre “muchos” (polloi) (Rom 5,15), pero al explicar lo que acaba de decir vuelve a repetir la misma idea poniendo en su lugar la palabra todos: el pecado de Adán fue causa de condenación para todos (eis pántas), y la obra de justicia de Jesús fue causa de justificación para todos (eis pántas) (Rom 5,18). “Como en Adán todos (pántes) mueren, así en Cristo todos (pántes) son vivificados” (1Cor 15,22). Cristo murió por todos (hyper pántôn) (2Cor 5,14-15). Otra tradición expresa la misma idea: “Gustó la muerte por todo [hombre] (hyper pantós) (Heb 2,9).

Como se ve, en la Escritura se usa por muchos como equivalente de por todos. La razón de este intercambio entre muchos y todos se debe a que el trasfondo semítico de la palabra polloi (muchos) es el término hebreo rabbim y el arameo saggi’in, que significan muchos, pero no excluyen la totalidad, como en castellano, sino que equivalen a la totalidad. Se prefiere usar rabbim y saggi’in cuando se quiere destacar que la totalidad es una multitud.

Los “muchos pueblos” que confluirán en Jerusalén en los últimos días (Is 2,3), son “todas las naciones” (ibid. v.2). Los “muchos” que se levantarán del polvo en el último día, unos para gloria y otros para castigo, se entiende que son “todos” (Dan 12,2), etc. En los manuscritos de Qumrán, se habla del que preside y de los “muchos”, para referirse a la comunidad de los esenios, y se entiende que esos “muchos” son “todos” (por ejemplo 1QS VI, 14. 16. 17. 20. etc.).

Es suficientemente claro que con las palabras hyper derramaba su sangre por todos y no sólo por algunos.

Cuando se adoptó la traducción por todos los hombres, los grupos lefebvristas protestaron, negaron la validez de la misa cuando se usaba esta fórmula y hasta provocaron escándalos en algunas iglesias durante la celebración. Todos ellos alegaban que la traducción correcta al castellano de la fórmula latina pro multis era por muchos, porque esto se escuchaba de manera muy parecida en castellano.

Olvidaban que para entender correctamente el texto latino se debe recurrir al original griego y preguntar qué término semítico se oculta detrás de él. Siendo así que el término castellano muchos puede ser restrictivo (no-todos), nuestros fieles podrán ser inducidos a un grave error: Nuestro Señor Jesucristo no murió por todos. Esto ya sucedió alguna vez en la historia de la Iglesia: un presbítero llamado Lúcido, utilizando este mismo texto de las palabras de la Eucaristía (Mt 26,28), sostenía que Cristo no había muerto por todos sino sólo por muchos: “…recuerdo haber dicho antes, que Cristo vino sólo para aquellos de los cuales tenía presciencia que habrían creído”. Los Obispos de las Galias le exigieron que se retracte, y lo hizo ante los Sínodos de Arlés y de Lyón (año 473): “…condeno juntamente con vosotros aquella sentencia… que dice que Cristo Señor y Salvador no sufrió la muerte por la salvación de todos” (DH 330-342).

Los fieles católicos se sentirán confundidos cuando ahora escuchen que Jesucristo no derramó su sangre por todos, al mismo tiempo que los seguidores de Mons. Lefebvre festejarán porque se les ha dado la razón.

 

De un libro de amplia difusión

La expresión por todos es la mejor traducción del griego hyper pollôn, que literalmente significa por muchos y parecería tener un sentido exclusivo. Ahora bien, las lenguas semíticas –entre ellas el arameo, lengua materna de Jesús y los Doce– utilizan el término muchos para referirse a una totalidad y, por eso, tanto aquí como en Mc 10,45 (// Mt 20,28) es preferible traducir el griego según el substrato semítico. La posición contraria no encuentra soporte alguno en el modo de vivir y actuar de Jesús. En definitiva, la palabra sobre el pan y la palabra sobre la copa de vino van dirigidas a toda la humanidad: la salvación que nace de ellos no conoce fronteras. Todos tienen derecho a participar en esta salvación (Armand Puig, Jesús. Una Biografía, Barcelona, Edhasa, 2006; 481-482).

 

Reflexión final

¿Traducción o interpretación?

El cambio introducid en la fórmula de la consagración del vino, por muchos en lugar de por todos, ha sido justificada por el Papa alegando la necesidad de distinguir la traducción de la interpretación.

Pero cabe preguntarse: ¿hasta dónde es posible separar lo uno de lo otro? Tengamos en cuenta, por ejemplo, que las sucesivas traducciones de la Biblia primero al griego (la Biblia de los Setenta, 250-150 a.C.) y luego al latín (la Vulgata, 382 d.C.), han sido a la vez interpretaciones creativas del texto sagrado.

Del mismo modo, si traducir por todos era una interpretación, la nueva traducción por muchos también lo es. El mismo hecho de que el Papa se sienta obligado a apoyar su opción en complejas razones teológicas, muestra la insuficiencia de las consideraciones puramente filológicas.

Más allá de las razones de fondo, en segundo lugar, esta reforma pone de manifiesto un problema de gobierno. En un contexto eclesial enrarecido, el Papa seguramente ha debido hacer frente a presiones de diferente signo. Pero su decisión final, contra el pensamiento de amplios sectores de los episcopados nacionales, no parece que vaya a reforzar la colegialidad episcopal, y el clima eclesial de comunión y participación.

Pero detrás de esta resistencia de tantos obispos encontramos lo que a mi juicio constituye el criterio decisivo para juzgar la oportunidad de esta reforma, que es una consideración de carácter pastoral.

La liturgia católica, pese al impulso renovador del Concilio y los esfuerzos posteriores, sigue estando lejos del corazón y la sensibilidad de los fieles, dominada por la abstracción, la verborragia, la falta de belleza y de alegría. No puede sorprender que la asistencia al culto dominical disminuya sin cesar. En este contexto tan delicado, las consideraciones teológicas deberían armonizarse con la prudencia pastoral, acordando prioridad a aquellas reformas que más bien acerquen la liturgia a los creyentes y despierten en ellos nuevos deseos de celebrar al Señor.

 

Gustavo Irrazábal. Teólogo moral.

19 Readers Commented

Join discussion
  1. María Teresa Rearte on 7 septiembre, 2012

    No se seguido paso por paso la presentación del tema. Lo he integrado en mi respuesta.

    Pero sobre la apreciación de Mons. Luis H. Rivas, de que los fieles «se sentirán confundidos cuando escuchen que Jesucristo no derramó su sangre por todos, al mismo tiempo que los seguidores de Mons. Lefebvre festejarán porque se les ha dado al razón», pienso que en la celebración no se dirá que Jesucristo «no derramó la sangre por todos». Se dirá que su sangre ha sido derramada «por muchos.»

    En cuanto al festejo que atribuye a los lefebvristas, porque se hará conforme a su deseo, me parece algo secundario. Si no fuera así, se podría decir lo mismo de quienes quieren que se diga «por todos.»

    Personalmente no me siento confundida con «por muchos.» Si bien no se trata de mis preferencias, sino de los fundamentos para adoptar una fórmula o la otra. Y me inclino en favor de «por muchos», habiendo explicado en otro lugar los motivos.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

  2. María Teresa Rearte on 8 septiembre, 2012

    Sobre la «reflexión final» del P. Irrazábal, me parece que, como él dice, hay «un contexto eclesial enrarecido». Y que la intervención del Papa, no va «a reforzar la colegialidad episcopal, y el clima de comunión y participación.» Una apreciación que denota la presencia de otros factores, ajenos al tema en sí, que están influyendo en el interior de la Iglesia. Y en la colegialidad de los obispos.

    Sobre su afirmación de que la liturgia está dominada por la abstracción, no estoy de acuerdo. Me parece más bien que lo que influye en el desenvolvimiento de una celebración es la idiosincrasia del celebrante, y también de la asamblea.

    Hay que enseñar, explicar, mostrar, el sentido y valor sacramental de la celebración. Es signo que las palabras u oración explicitan. Y hay que decirlo, para que tampoco se interprete como algo mágico.

    En cuanto a «la verborragia, cito sus palabras, la falta de belleza y alegría», vuelvo a decirlo: no hay que atribuirlo a la liturgia, sino a las personas. Hay quienes están animados por un verdadero sentido de ser servidores del altar. Y otros para quienes las celebraciones son rutina. Por ahí, tampoco se puede cambiar la personalidad de algunos ministros. Su estilo monótono, «monocorde», como me decían unos jóvenes.

    En cuanto a la verborragia, tampoco es de la liturgia, sino del celebrante. En las homilías hablan y dicen lo que saben de un tema; pero sin haberlo estructurado, sin conexión con la vida o la experiencia de los fieles. Sin tener en cuenta las características de la comunidad en la que están celebrando. Me decían de un sacerdote que les hablaba de filosofía en una comunidad del interior provincial, acostumbrada a la vida sencilla, para proponer un ejemplo.

    Personalmente pienso que la oratoria debiera integrar el plan de estudios de los seminarios. Si no es como una materia, por lo menos como un taller, o algo similar. Y que la expresión se debiera cultivar aún en las formas de evaluar, o exámenes, de modo que aprendan a construir un discurso. A desarrollar una argumentación. Y que, más allá del plan de formación, se cultiven con la lectura de buenos autores. Los seminaristas son jóvenes que vienen de un medio educativo y cultural, familiar, y tienen los características que pueden tener otros jóvenes, cuando afrontan la formación universitaria. Etc. No son la excepción frente a las carencias que denota la educación de nivel medio.

    En cuanto a la alegría, que menciona el P.Irrazábal, tendríamos que ponernos de acuerdo a que llama alegría. Personalmente, y como yo otras personas, quisiéramos encontrar por lo menos una idea que podamos rescatar en la homilía. O que el coro esté a tono con el tiempo o la festividad litúrgica. Etc. Hay mucho déficit de formación. Conocí un sacerdote que, todos los sábados, después de la Misa vespertina, reunía a su equipo de liturgia y enseñaba. Se podía aprender mucho de él. Se corregían errores. Había formación. Dedicación de su parte.

    Además, un poco de psicología no estaría de más. Los sacerdotes deben saber que no se puede sostener la atención, y por consiguiente la participación, tanto tiempo como algunos prolongan la celebración, según le interese a él o no. Y a la inversa, que en orden a la dignidad de la celebración, tampoco se puede o se debe celebrar con tanta prisa.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

  3. Graciela Moranchel on 9 septiembre, 2012

    Muy buena la secuencia de documentos que ponen sobre el tapete la reciente historia sobre el cambio que el Vaticano pretende hacer sobre las palabras de la consagración del Vino en la Misa: «por todos» debería reemplazarse por el restrictivo castellano «por muchos», con el consiguiente «recorte» a la expresa voluntad salvífica universal de Jesús.
    En la mentalidad de la gran mayoría de los cristianos, estos cambios son hoy inconcebibles, y como señala Irrazábal, lo único que puede producir es confusión e incomprensión del sentido primero y último del Evangelio.
    Excelente y clarísima también la explicación terminológica del padre Luis Rivas, que nos recuerda la necesidad de ir, no al «latín» para buscar el significado «primero» de la expesión, sino directamente al «griego» del Nuevo Testamento, y siempre teniendo presente qué palabras «arameas» o «hebreas» están detrás de las traducciones griegas.
    Comprendiendo que Jesús se entregó en la cruz y dio su carne y su sangre «para la Vida del mundo» (cf. Jn 6, 33 . 51, etc.),las palabras de la Última Cena deben comprenderse e «interpretarse» dentro de esta Buena Noticia que no excluye a nadie de la salvación. «Mundo» significa «todos», jamás «algunos-muchos-una parte». Traducir así estaría deformarndo gravemente el mensaje de Cristo.
    Muy también buena la reflexión final de Gustavo Irrazábal que señala algo de lo que se vienen olvidando una y otra vez el Papa y el Vaticano en general: la «prioridad pastoral» que debe «acercar» la liturgia a los fieles, más que alejarlos, como se sigue haciendo actualmente.
    Todas estas decisiones tan fuera de lugar propiciadas por el mismo Vaticano, no hacen más que demostrarnos, una y otra vez, que la Iglesia Jerárquica está cada día más lejos de transmitir con «transparencia» y «sencillez» el mensaje del Evangelio de Cristo, deteniéndose en abstracciones que no significan nada, o que, más bien «deforman» la fe de los creyentes, en un mundo en el que, por otro lado, todo tipo de «exclusión» está mal vista, muchos menos en materia religiosa.
    Esperemos que al menos los Obispos argentinos hagan caso omiso de todas estas «directivas» que no ayudan en nada a madurar en la fe, y que crean tanta incomodidad y confusión entre los fieles.
    Saludos cordiales,

    Graciela Moranchel
    Profesora y Licenciada en Teología Dogmática

  4. Carlos Passaggio on 9 septiembre, 2012

    El tema de si «por muchos» o «por todos».
    Cristo vino por todos, por todo el género humano. Esta discusión teológica funciona como una metáfora.
    Dentro de pocos días se cumplirán cincuenta años del Concilio Vaticano II.
    Si èste es el tenor de las discusiones teológicas, es un buen barómetro para evaluar donde estamos y que hicimos del Concilio.
    Tendrá razón Martini cuando dijo que la Iglesia estaba atrasada doscientos años?

    • Graciela Moranchel on 11 septiembre, 2012

      Totalmente de acuerdo con tu comentario.El tenor de las cuestiones que desvela al Vaticano muestra cuán alejada está la Iglesia-Magisterio de la realidad espiritual de la gente, que termina buscando en otras religiosidades la savia que alimente y llene su vida de algún elemento trascendente, integrador y comunional.
      Saludos cordiales,

      Graciela Moranchel
      Profesora y Licenciada en Teología Dogmática

    • Juan Carlos Lafosse on 13 septiembre, 2012

      100% de acuerdo con el comentario de Carlos Passaggio y la respuesta de Graciela Moranchel.
      Espero no encontrar en Criterio el reflejo de una discusión vaticana sobre el sexo de los ángeles.

      • Mario Balzarini on 27 octubre, 2012

        Yo siento que siguen resonando las discusiones medioevales del tipo ¿cuántos ángeles que pueden pararse sobre la punta de un alfiler? Es notable. Los grandes (o los únicos)enemigos de Jesús fueron los fariseos, según mi humilde conocimiento. Me pregunto con todo respeto, ¿no son estas de algún modo discusiones fariseas?

      • Totalmente de acuerdo. Espero que tampoco, estos señores del Vaticano, se dediquen a la discusión sobre por qué Jesús tenía ombligo.(O no tenía?). Creo también que el Papa no debe ser «regalón» con los Lefevbristas que regresaron a la Iglesia.

  5. María Teresa Rearte on 10 septiembre, 2012

    Pienso que es inequívoca la fe en la voluntad salvífica universal de Dios en Cristo. Pero las cosas no vienen caídas del cielo. Hay que trabajar.

    Algunos cristianos piensan que es necesario un nuevo concilio. ¿Pero qué se ha hecho con éste, si todavía no hay acuerdo entre los obispos, e incluso tuvo que intervenir el Papa, en cuestiones como la que aquí se trata?

    Porque -conste- que la const. sobre la Liturgia es muy clara; las cuestiones relativas a la misma son «de competencia exclusiva de la autoridad eclesiástica; ésta reside en la Sede Apostólica (no en El Vaticano) y, en la medida que determine la ley, en el obispo.»

    De modo que, a esperar.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

    • Delia on 11 septiembre, 2012

      ¿»A esperar» que cosa? ¿No leyó que el papa Juan Pablo II firmó dos documentos que hablaban de utilizar la fórmula «por todos» y que este Papa parece no reconocer? ¿o acaso la opinión del Papa anterior no sirve ya? ¿no leyó usted la opinión de los que se dedican al estudio de la Biblia, que nos enseñan como se tiene que interpretar cada palabra y que trasfondo tiene? ¿Y no se dio cuenta también que la enorme mayoría de los obispos está en desacuerdo con el uso del «por muchos»? ¿Acaso la autoridad de los obispos no vale de nada? Usted puede esperar todo lo que quiera. Pero la verdad siempre se impone, más allá de los caprichitos del poder de turno. El modo correcto según la fe de la gente es decir que Jesús se entregó «por todos», no por algunos solamente.Y eso es indiscutible. ¿O tendré que pensar en profesar otro credo?

  6. María Teresa Rearte on 11 septiembre, 2012

    Sobre lo que dice Mons. Luis H. Rivas en su informe a los obispos argentinos, y aunque no tengo poder de decisión sobre el tema, quiero añadir lo siguiente:

    1º Me asombra el «razonamiento» del Mons. Luis H.Rivas, en el primer bloque: «se puede entender…»
    El uso que hace de «muchos» y «todos».

    2º En el 4º bloque dice «como se ve en la Escritura se usa muchos como equivalente de por todos». Y continúa «la razón de este intercambio entre muchos y todos…»

    3ª Demasiadas «idas y vueltas» en su explicación. Y sobre todo demasiada preocupaciòn por los lefevbristas». Lástima, para ser una fundamentación de un informe al episcopado argentino. En el cual, supuestamente éste tendría que fundar su posiciòn.

    4º Como dije, yo no tengo poder de decisión. Pero como soy una persona humana, y por lo tanto, entre otras cuestiones se supone que soy un ser dotado de inteligencia y voluntad libre, quiero expresar mi conclusión de que su informe evidencia «fragilidad». No obstante, con religiosa obediencia tendré en su momento que aceptar la decisión última de la autoridad eclesiástica, aunque lo suyo no motive mi convencimiento.

    5º Lo que «está lejos del corazón y la sensibilidad de los fieles» no es la liturgia en sí, como afirma el P.Irrazábal. Sino estas «consideraciones», para decirlo eufemísticamente, que se apartan de la «prudencia pastoral» también invocada por el sacerdote antes mencionado. Y que me llama la atención en alguien que, si bien no conozco personalmente, por sus escritos conocidos a través de «Criterio», me impresionaba como una persona sencilla, calificativo con el cual lejos de restarle méritos a su intelectualidad, la enaltecía.
    En esta ocasión no comparto sus argumentaciones. Pero, en fin, espero que sirvan a la posibilidad de un intercambio en libertad.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

  7. María Teresa Rearte on 11 septiembre, 2012

    Le sugiero a la sra. Delia leer lo que digo sobre la const. sobre la Sagrada Liturgia, del C.Vaticano II, que tiene casi cincuenta años de celebrado, y todavía surge esta cuestión, en la cual, si tiene una fe formada sabrá que la tiene que resolver el Colegio Episcopal con el Papa. Y nunca sin él. Lea la const.Lumen Gentium, porque me parece que no la conoce.

    A eso me refiero con esperar, aunque ella me parece que no ha logrado alcanzar un adecuado nivel de lectura comprensiva. Y tampoco de respeto para expresarse en un espacio común, como el de esta revista.

    Prof. María Teresa Rearte

    • Delia on 12 septiembre, 2012

      Señora Rearte: no me sugiera nada. Conozco muy bien los documentos que usted señala, por eso opino. Tengo una fe formada, pero ello no significa que acate cualquier decision del magisterio que me parezca fuera de lugar. Porque tengo capacidad de discernir por mi cuenta, no necesito que me digan lo que tengo que creer y lo que tengo que decir y me quedo siempre con las opiniones que provienen del sentido común. Usted puede obedecer lo que quiera y a quien quiera. Yo prefiero escuchar solo a mi conciencia, sobre todo cuando una cuestion propuesta por el magisterio no cierra por ningun costado. Y este es el caso.
      Le recuerdo ademas que usted no es quien para juzgar el grado de lectura comprensiva que tiene la gente con respecto a un texto. Ubiquese un poquito y no se ponga sobre ningun pedestal que no le corresponde.

  8. Héctor on 14 septiembre, 2012

    Al clero que acata órdenes papales tan absurdas como son el cambiar las palabras de la consagración del «por todos» al «por muchos» les digo que utilicen su tiempo para pensar en cuestiones más serias y que impacten bien en la vida de la gente. Déjense de querer manejar a Dios y de pretender ser los dueños de las verdad de todas las cosas. No se dan cuenta que la gente está aburrida de escucharlos y que mientras ustedes siguen cerrando la Iglesia cada vez más, expulsando gente, haciendo sentir a muchos marginados por sus situaciones personales, hay otras espiritualidades que estan deseosas de recibir a los cristianos desencantados, en ámbitos donde se respeta la libertad personal y sin tantas historietas. Despierten de una vez, señores clérigos. Es vuestra gran oportunidad de cambiar.

  9. Roberto Rocca on 28 enero, 2013

    En «La novela de un novelista», autobiografia novelada de Armando Palacio Valdés, el autor cuenta de una tía monja, muy piadosa y muy poco instruída, a quien cuando se le preguntaba cómo podía rezar en latín, si no entendía nada de ese idioma, respondía que las cosas de Dios eran tan sublimes, que no hacía falta entenderlas. Y creo que la reflexión del Papa acerca de la traducción y la interpretación, roza este punto. El esfuerzo para hacer que Dios hable nuestro lenguaje encuentra un límite en el misterio de la divinidad. Por más que Dios se haya encarnado, no podemos verlo cara a cara en este mundo, y coincido con Ratzinger en la necesidad de respetar lo inalcanzable de Dios. Los textos bíblicos y también la poesía de Juan de la Cruz, abundan en recovecos insondables que nos hacen vislumbrar el más allá. Creo en síntesis, que no podemos hacer otra cosa que movernos entre la claridad terrenal siempre demasiado rastrera y la oscuridad del misterio.
    En cuanto al tema concreto de la traducción del «pro multis» opino que no hay que convertir la cuestión en un problema. Se me ocurre (pero soy un laico común con conocimientos vagos de teología) que el «por todos» es más comprensible y el «por muchos» requiere una catequesis difícil de llevar a los fieles más sencillos.
    Y pregunto a los que saben más que yo, si el «por muchos» no puede entenderse como la necesidad de dar a cada hombre la posibilidad de aceptar la sangre que Cristo derramó por él.

    • Graciela Moranchel on 11 junio, 2013

      Estimado Roberto Rocca: entiendo que cuando celebramos la Eucaristía, estamos celebrando el Amor de Dios hacia nosotros, la salvación de Cristo «por toda la humanidad», por «la vida del mundo», y no nuestras posibilidades de rechazar esa oferta salvífica.
      Por eso me parece que utilizar la errónea traducción «por muchos» en cambio del «por todos» (como correspondería según los términos arameos que están latiendo en la traducción «griega», que es lo que se debe tener en cuenta, y no el latín «pro multis» de la Vulgata, que es posterior), está dándole relevancia a nuestra respuesta a la gracia y no a lo principal, que es el Don de Dios.
      El artículo es excelente. Expresa muy bien la historia de la cuestión, y pone las opiniones de especialistas, como las de Mons. Rivas y Gustavo Irrazabal, así como la perspectiva de la gran mayoría de obispos del mundo que rechazan el «por muchos» por considerar que la fórmula deforma el sentido del texto bíblico.
      Saludos cordiales,
      Graciela Moranchel
      Profesora y Licenciada en Teología Dogmática

      • Carlos Galli on 18 junio, 2014

        «porque muchos son llamados, mas pocos escogidos» Creo que tiene sentido el decir «por muchos», ya que no todos aceptarán la oferta de salvación de nuestro Señor Jesucristo. El vino para la salvación de todos, más no todos serán salvos debido al rechazo voluntario de los hombres.

  10. Un dato para tomar en cuenta es que en la cuarta edición revisada del Nuevo Testamento Griego publicada por las Sociedades Bíblicas Unidas por eruditos de la talla de Barbara y Kurt Aland, Johannes Karavidopoulos, Carlo M. Martini y Bruce M. Metzger, se tiene por tan bien documentada la lectura «perí pollön», ‘por muchos’, que no se la califica con ninguna letra que indique alguna duda en cuanto a ella a nivel de la crítica textual. Ahora bien, es cierto que, como han hecho ver algunos eruditos, resulta posible entender dicha expresión como un semitismo que la hace equivalente a ‘por todos’. Sin embargo, aún en este caso no es imprescindible una interpretación «universalista». Más bien, puede interpretarse que el Hijo de Dios derramó su sangre por todos, en el sentido de permitir que aquellos que creyéramos en Él como su Señor y Salvador, llegáramos a disfrutar de manera concreta y específica el fruto que hizo posible potencialmente su sacrificio y obtuviéramos, de esa forma, la vida eterna.
    Raúl Ernesto Rocha Gutiérrez
    Doctor en Teología (SITB).
    Doctor en Ciencias Sociales, Licenciado y Profesor de Letras (UBA).
    Magíster en Ciencias Sociales (UNLaM).
    Egresado del Programa de Postgrado en Letras (U. de C.R.).

  11. lucas varela on 23 junio, 2014

    Confieso que cometí un error al obviar la lectura de este debate por falta de interés en el «problema» de traducción del papa Benedicto XVI.
    Ahora, observo que los diversos comentarios hechos al respecto han dado al tema una profundidad inusitada. Quizás, esta misma diversidad de comentarios sea el «elemento trascendente, integrador y comunional» planteado por nuestra amiga Graciela Moranchel.
    Lo trascendente de la idea de «por muchos» o «por todos» es que esta ahí,para «romperla» y hacerla de uno. Enriquecernos con ella y jamás ser poseídos por ella.

¿ QUIERE DEJAR UN COMENTARIO ?