Otra inteligencia para evitar las guerras

“El hombre debe elegir una de las dos vías:
hacia arriba o hacia abajo. Pero por la bestia
que existe en él, opta con más frecuencia por
la vía descendente, especialmente cuando
ésta le es presentada bajo un bello atavío.
El hombre capitula con frecuencia cuando
el pecado se le presenta ataviado como
una virtud”.

Gandhi

La violencia es inseparable de la condición humana. Atraviesa las relaciones personales, laborales y las de los países. Frente a ella, Jesús marcó una ruptura con toda la historia anterior: ofrecer la otra mejilla, amar al enemigo, volver la espada a la vaina. El sermón de la montaña llama “bienaventurados” a los mansos y humildes. Jesús asumió esa actitud, dejándose conducir cual cordero al matadero, renunciando a bajar de la cruz para confusión de sus enemigos. Por ello, desde la perspectiva cristiana, el martirio es la virtud suprema; y la violencia, principio de todo pecado.
Si la violencia no procede de la naturaleza del hombre sino del pecado, cabe esperar que sea atenuada. El realismo preserva sobre la ilusión de su eliminación total, pues una radical supresión de la violencia supondría la desaparición del pecado. El Reino germina en medio de la cizaña, sin desfallecimiento pero sin ilusiones. La victoria sobre la violencia no consiste en su erradicación total, sino en la preferencia de una actitud no-violenta sobre el recrudecimiento de ella. La humildad y el perdón son manifestaciones del ser manso, revelan una conquista violenta: es heroico presentar la otra mejilla, perdonar al enemigo, dominar la agresividad. Así, la única violencia que puede consentirse es la que nos inferirnos para subordinar las pasiones y el pecado. Se trata de amar violentamente, de ser violentamente no-violentos, “la violencia de los mansos” que proclamaba Chesterton.
Tal actitud no es debilidad pasiva o desconocimiento de la realidad. Aun cuando el obrar cristiano pareciese ineficaz a los ojos del mundo, Dios utiliza sus caminos para canalizar la eficacia del bien. No es tampoco un comportamiento altruista o una suma de buenos sentimientos. Para el cristiano es mucho más: lo religioso constituye la esencia de su ser, su estructura íntima, su mayor fundamento; no es un aditamento. El orden profano, fundado en el poder y la ley del talión o la fuerza, es diferente al orden divino. Jesús decepcionó y decepciona al proponer caminos que no tienen que ver con la fuerza. Así venció a la muerte. No hay razón para sentirse débil por actuar de acuerdo a la vida de Jesús. El orden de la creación va en ese sentido, aunque el mundo diga lo contrario. No podemos oponernos a la realidad creada por Dios. Gandhi lo expresaba: “Un hombre tiene que ser la realización de Dios, en cada minuto de las veinticuatro horas, en un constante dominio”.

Caminos eficaces, no utopías
Gandhi no era monje sino un hombre de la política. Estudió Derecho en Londres y fue a Sudáfrica a mejorar la condición de los inmigrantes hindúes, desde su credo de resistencia pacífica; por sus marchas de protesta era frecuentemente encarcelado. Regresó a la India para liderar la independencia de su país, con una condición: sin violencia y con tolerancia religiosa. Cuando sus compatriotas musulmanes e hindúes hacían actos violentos contra la autoridad británica, él ayunaba hasta que cesaba la hostilidad. La independencia lograda en 1947 no fue una victoria militar sino un triunfo pacífico sin ruptura de relaciones con los hermanos ingleses, como los consideraba Gandhi. Einstein llegó a decir del Mahatma: “A las generaciones venideras les costará creer que un ser de carne y hueso como ése, existió en este mundo”.
En 1977 entrevisté a Lanza del Vasto en la revista Papiro que yo dirigía. Solía venir a la Argentina por su amistad con Victoria Ocampo y Adolfo Fernández de Obieta, hijo de Macedonio Fernández y propulsor de la no-violencia. Aristócrata europeo, Lanza del Vasto me relató cómo en los años ‘30 se convirtió a la religión católica y escogió la pobreza; lavaba platos en París, barría, daba lecciones de latín y dibujaba retratos. A través del libro de Romain Rolland conoció a Gandhi “como alguien lejano, una figura bella de otro país”. Fue a verlo a la India y se inspiró para crear en Francia, con su esposa Chanterelle, la Comunidad del Arca, que reunió a personas de profesiones y credos diferentes, deseosos de vivir diariamente la no-violencia.
En su libro La Iglesia frente a la guerra, Lanza del Vasto relata sus viajes a Roma en tiempos del Concilio Vaticano II, para pedir a los obispos del mundo que desterraran toda guerra, ya que ésta contradice el Evangelio y el mandamiento “No matarás”. En el primer viaje (1963) ayunó 40 días por la salud de Juan XXIII, que falleció poco después; el Vaticano le entregó la encíclica papal Pacem in Terris, entonces aun no difundida, que condenaba las guerras. En los otros viajes (1965) fue recibido por Paulo VI, obispos y teólogos que incorporaron sus recomendaciones. Así, el Concilio declaró: “Debemos dedicar nuestras energías para que la guerra sea absolutamente prohibida” (Gaudium et Spes).
¿Cómo defendernos si la patria es atacada? Lanza del Vasto dice: “La no-violencia no consiste en no hacer nada ante el malvado, sino que no opongamos a su maldad nuestra maldad, ni a sus golpes nuestros golpes. No es abandonar la defensa, sino renunciar a ofender bajo el pretexto de defender, renunciar a duplicar el mal que genera una cadena del mal, cuyo último eslabón es la muerte. ¿Cómo detengo al malvado? La lucha, que no debo eludir, buscará no vencer sino convencer. Debo lograr, con amor, el movimiento del corazón que se llama conversión. Debo llevar a mi adversario a la razón, a iluminar su conciencia, a convertirlo. Las armas del que combate por la justicia, deben ser distintas de las de los injustos. Con qué lógica puedo considerar bueno hacer lo mismo. Cómo llamar bien al mal devuelto. El mayor agravio que infligiría a mi adversario al cobrarle ojo por ojo, sería impedirle reconocer su agravio. Hay que obtener justicia, por la fuerza de la justicia misma. Esto permite trabajar en el corazón del injusto”.
En la sociedad actual llama la atención que los países todavía no empleen otra inteligencia –social, psicológica, diplomática, de resolución de conflictos– que la de las armas. La humanidad no se vale de la medicina ni de los medios de comunicación o transporte de hace dos mil años, pero ante los conflictos aplica la vieja ley del talión, sin profundizar en el ser humano que daña.
En 1982 entrevisté a Pierre Parodi, sucesor de Lanza del Vasto, en el marco de la guerra de Malvinas. Él decía que los caminos de la Comunidad del Arca no eran utópicos. Gandhi logró sin armas la independencia de la India; Marruecos recuperó el Sahara español tras una manifestación pacífica de 200 mil personas, con esta consigna: “Si encuentras un soldado español, lo saludas y compartes el pan con él; el español es un pueblo civilizado y no tirará sobre hombres desarmados”. Parodi concluyó así: “La gran dificultad radica en el hecho de que se ha educado, durante siglos, en el espíritu de violencia que trae consigo el temor, el miedo y, por lo tanto, la defensa, los alambres, los cercos que nos separan, las fronteras”.

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  1. Ricardo Daniel Ferrero on 30 septiembre, 2019

    Al artículo:Otra inteligencia para evitar las guerrasFelicitar la maduréz en Cristo y compartir el concebir que nuestra violencia es Espíritu Santo, Amor de Dios que nos transforma en Cristos, por Cristo Dios, por ello re-direccionar nuestra ira hacia nuestro encuentro orante es una instancia inmediata pero luego es amar en Cristo con y en su amor divino, para vivirlo como yugo suave y para que, amando en él, seamos causa transformadora. La otra cuestión en mi vida, que aquí les comparto es que este amor donado nos dá una especial inteligencia de la realidad y por la cual, debemos transitar alternativas de racionalidad superior: tal es el ser y ejercernos como amantes de Cristo; en este espíritu, lo que los cristianos nos debemos y los de cada generación y en cada uno de nosotros ante Dios, cultivar nuestras relaciones materiales como cristianos para favorecernos en florecer espiritualmente…que obremos con la premura del campesino que hallando un tesoro en el campo, todo lo vende para adquirir el campo y con él, el tesoro hallado: desde que tengo uso de razón, las personas en general y el cristiano en especial, sabiendo por ser regalado el tesoro de la Iglesia de Cristo, le pide, y aún hoy, a los paganos, que le alquile el campo…Como cristianos aceptamos un derecho pagano o sin Dios y ahora, sin derecho o ley natural; aceptamos una economía falsaria, no somos capaces de definir nuestra economía católica? Y se lo vamos a seguir pidiendo como estúpidos niños inconcientes a los propios materialistas y paganos? aceptamos desde las más diversas tribunas que todo siga igual, aunque con hipocresías de que cada cual debe luchar en el lugar que está…esto, es otra falasia crusificante por nuestra iglesia, nuevamente, al Cristo de la Resurrección!!. He aquí una tarea urgida ante la malicia del progresismo masónico y el modernismo dentro de la iglesia: éste es el progreso en la Verdad y hacia donde debemos cultivar y ejercer nuestra herencia divina: debemos desalojar de todo orden con insuficiencia de fundamentos para explicar con conocimiento realista lo real, a todo conocimiento asumido por las universidades, los juristas, los científicos, los filósofos que hayan comprendido el realismo tomista, sino, cómo llamarle a un marrano modernista así, si no domina el conocimiento majestuoso del Tomismo?. Estas son las corduras que no vivimos por ello, permitimos que todo sea votación o consenso: dos falacias para dejar de ser una persona humana, qué es nuestro cristianismo?. Debemos apropiarnos legítimamente del campo!!!, donde se halla la mies, pero no vivir con la cizaña, pues así todos terminaremos siendo vomitados por ser tibios…(del Señor), sino cultivando nuestra mejor tierra con los mejores jardineros y ahondaremos en la veta del tesoro hasta vivir siendo ejemplo, en donde reina el Señor: el Amor en Su Inteligencia nos exige ser y ejercernos organizadamente en la vida del Señor; si vivimos en el Señor, seremos vivientes y estaremos en condiciones de, sin darnos demasiada cuenta de ello, PRE-DICARE: es señalar que la vida y en especial la heredada y donada, primero se la devela, entiende y vive y luego, puede actuar su vida como palabra-ejemplo en LA PALABRA, JESUCRISTO. Y esto lo podemos realizar AHORA, porque las conclusiones del hombre sin Dios, son las que obtiene el jugar a ser cuerpo y jugar a ser soberbios o dioses: es es el modernismo, el iluminismo, el empirismo, en fin, el pagano simple y llanamente torpe y seccionador de la realidad. …es oportuno, ahora… Un abrazo en el hartazgo de estar rodeado de cagones hipócritas que cuando le sacas una palabra de lo que uno piensa, ya se asustaron y se cerraron. Salud en la Vida del Señor. Que descansen. Ricardo

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