Libro: La amante del populismo. Reportaje histórico

Reseña de “La amante del populismo. Reportaje histórico”,  de Marcos Aguinis (CABA, 2022, Sudamericana)

El fascismo, más allá de la abusiva inflación que ha sufrido como un recurso descalificante por parte del politically correct, es un fenómeno proteico que adquiere las formas de los signos de los tiempos. En tal sentido, no deja de ser curioso de qué manera su presunto dogmatismo se conjuga con el más posmoderno pragmatismo, sin que esta contradicción afecte en lo más mínimo su dinámica propia.

Bajo una variada gama de formulaciones, y como vemos día a día en las más diversas geografías, los elementos conformantes de este antiguo y nuevo fascismo se expanden al compás del desprestigio que aqueja tanto a las democracias liberales como a la endémica y multiforme corrupción de su clase política.

De este modo, la identificación del fascismo con la extrema derecha, aunque ella se mantenga viva y muestre nuevos signos de vitalidad, ha quedado obsoleta. Así se puede decir que, al trasluz de la fascistización de la democracia, emergente en los crecientes populismos, la ideología sigue siendo tan actual como hace un siglo, cuando ensayaba sus primeros escarceos.

Este último término no es tampoco gratuito, porque Aguinis ensaya en esta su nueva obra un tratamiento conjunto de lo público y lo privado. Dicho más en concreto, el autor hilvana una simultánea relación entre los escarceos amorosos del Duce con Margherita Sarfatti, una de sus amantes más connotadas, por una parte, y sus rocambolescos escarceos en la vida política italiana, de la cual ambos fueron privilegiados protagonistas, por la otra.

Esta fascistización populista es hacia donde en realidad apunta el escritor y el motivo principal por el que este nuevo fruto del talento de Aguinis, siendo histórico, es también actual. Todo el libro es la transcripción de un diálogo imaginario entre el autor y su personaje, pero sobre datos de una pura y llana realidad.

Se trata de un recurso estilístico que vuelve más amigable la lectura, aunque el reportero se mantiene, a partir de escuetos interrogantes, en un prudente laconismo. No es poco mérito, ante las jugosas confesiones de su interlocutora, ciertamente una mujer de apabullante personalidad que los argentinos pudieron conocer a partir de su exilio y su amistad con estrellas de nuestra cultura como Victoria Ocampo.

Con esta metodología, Aguinis reúne dos géneros que ha cultivado separadamente a lo largo de su ya extensa y fructuosa vida: la ficción y el ensayo, y por este camino nos retrotrae al clima del fascismo que podríamos llamar original o clásico, el del aceite de ricino y el del “Libro e moschetto, fascista perfetto”.

Sin embargo, y a pesar del subtítulo, el texto no remite solamente a lo histórico sino todo lo contrario, y ahí muy seguramente reside una de las mayores atracciones de una obra que corona un brillante itinerario literario.

Al mismo tiempo que el lector revive el pasado, resulta inevitable su traslado en un paralelismo con el más estricto presente, ímplícito en cada letra de la narrativa. Es por lo tanto un libro que se lee a dos bandas: la del relato histórico y su cotejo con la más restallante actualidad tanto local como global.

Hay que recordar finalmente que Aguinis ya había incursionado en el formato dialogal, a través de tres libros con Justo Oscar Laguna, que él recuerda como una de las experiencias más significativas de su vida literaria.

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