Mientras la moda del secularismo se presenta todavía como vigente en ámbitos del sur de América, en Europa ya han comenzado a plantearse las aperturas y los desafíos de la post-secularización. Se constata la vigencia de vivencias y valores de la religiosidad, no sólo en el nivel de las personas sino también en la vida social. No se trata solamente de un renacimiento, sino también de una realidad emergente. Los poderes públicos podrían sentirse llevados a responder al nuevo fenómeno como lo hubieran hecho según una visión laicista o iluminista, en cuyo caso serían incapaces de reconocer y eventualmente responder a un fenómeno con características inéditas. Tal fue una de las problemáticas sobre las que se debatió en la 14ª edición del Forum 2000 en Praga, inaugurado por el ex presidente checo Václav Havel. Cinco de los 24 paneles en los que participaron calificados  expertos provenientes de todos los continentes tuvieron como objeto la cuestión de la religión, al término de la primera década del siglo XXI.

En sus palabras de apertura, Václav Havel dijo que “la civilización global, que por primera vez es atea, ha perdido su relación con el infinito y la eternidad. Por ese motivo prefiere el lucro a corto y no a largo plazo. Lo que importa es que la inversión produzca réditos en quince años. No importa si se afectará la vida de nuestros descendientes dentro de cien años. Sin embargo, el aspecto más peligroso de esta civilización global y atea es la soberbia de quien es dirigido por la lógica de la  riqueza y deja de respetar por principio la contribución de la naturaleza de los ancestros, y sólo la respeta en cuanto fuente potencial de lucro. Con el culto al lucro mensurable, el crecimiento comprobado y la utilidad visible, desaparece el respeto por el misterio y, junto con él, la humilde

reverencia ante todo aquello que nunca podremos medir y conocer, para no citar la cuestión de lo infinito y lo eterno, que hasta hace poco fueron el horizonte más importante de nuestras acciones”.

No deja de ser llamativo que la temática haya sido suscitada en la República Checa, país cuyas estadísticas de población presentan el 65% de agnósticos. Sin embargo, la Bohemia y la Moravia son territorios de frontera, un corazón que late con fuerza entre los dos pulmones de la Europa occidental y la oriental.

Aquí se perciben con mayor intensidad las tensiones de una transición que no ha acabado entre la larga experiencia del totalitarismo y la renaciente democracia, entre el proceso de integración europeo y la voluntad de no perder una identidad propia, entre la herencia del ateísmo de Estado y los primeros lustros de una libertad religiosa que se abre camino persistentemente en la población.

Entre los panelistas convocados por el Forum para tratar las cuestiones religiosas se encontraban Gilles Kepel (politólogo, orientalista y académico francés, especialista en el Islam y el mundo árabe), Joseph Maila (profesor libanés de sociología política y relaciones internacionales, especialista en Medio Oriente, islamismo y sociología de los conflictos), el rabino David Rosen (presidente del Comité internacional judío de cuestiones religiosas), el rabino Michael Melchior (político y líder de Meimad, con representación en Knesset), José Casanova (catedrático de Sociología en Georgetown University y responsable del programa sobre Globalización, Religión y Secularidad del Berkley Center) y Thomas Halik (teólogo, sociólogo y filósofo de la República Checa).

El título general del Forum este año fue “El mundo en el que queremos vivir”. Además de las cuestiones religiosas, se abordaron temas como “El futuro de la libertad y la democracia”, “A quién compete la responsabilidad por la salud”, “La economía como instrumento y no como objetivo”, “El armamento nuclear hoy en día” y la “Perspectiva asiática sobre el mundo en el que queremos vivir”. En este marco expusieron el sociólogo de origen polaco Zygmunt Bauman; Paul Wolfowitz, ex subsecretario de Defensa de los EE.UU. y décimo presidente del Banco Mundial; el periodista indio Fareed Zakaria y Karel Schwarzenberg, Ministro de asuntos exteriores de la República Checa. También participaron el cubano recientemente liberado José Luis García Paneque y la abogada iraní Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz 2003. El disidente chino Liu Xiaobo había sido invitado, pero las autoridades de su país lo mantienen en prisión.

Un libro a editarse en Praga dará cuenta de las ponencias. Mientras tanto, algunos de los debates están disponibles en el sitio www.forum2000.cz

 

 

8 Readers Commented

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  1. Graciela Moranchel on 7 diciembre, 2010

    En palabras de Pedro Copeguy, «mientras la moda del secularismo se presenta todavía como vigente en ámbitos del sur de América, en Europa ya han comenzado a plantearse las aperturas y los desafíos de la post-secularización. Se constata la vigencia de vivencias y valores de la religiosidad, no sólo en el nivel de las personas sino también en la vida social».
    Disiento completamente con la apreciación del autor.
    El «secularismo» es un fenómeno propio de los países europeos. Cuando el Vaticano habla del tema, lo hace desde la visión religiosa propia de ese sector del globo, y podría decirse que «proyecta» esa realidad a los países de América del Sur.
    Pero esta proyección no hace honor a la realidad. El secularismo no es un hecho a constatarse en América Latina. Muy por el contrario, la sed religiosa de los pueblos va en aumento, y se manifiesta de múltiples formas. Se constata como una «explosión»de religiosidad, de ansias de trascender el ámbito de lo cotidiano para ponerse en Comunión con el Absoluto. Multiplicidad de iglesias, sectas, cultos, propuestas espirituales alternativas, se ofrecen a un pueblo donde la realidad «Dios», la experiencia del Espíritu, de ningún modo han desaparecido del imaginario común.
    Por eso es que tachar de «secularismo» a la situación propia de América Latina no es adecuado. El deseo de Dios de estos pueblos no se ha acallado ni ha dejado de manifestarse. Sólo que estas ansias espirituales no han encontrado sus cauces en las iglesias institucionales. Lo correcto sería que nos planteáramos el por qué.
    Saludos cordiales,
    Graciela Moranchel
    Prof. y Lic. en Teología Dogmática

  2. Juan Carlos Lafosse on 11 diciembre, 2010

    Absolutamente de acuerdo con el comentario de Graciela Moranchel.

  3. Como afirmo en mi artículo » ‘Postsecularización’: Ni religión medieval, ni razón iluminista» (Revista de la Facultad de Filosofía, Ciencias de la Educación y Humanidades, N°15 y 16, Universidad de Morón, Agosto 2010), la propuesta implícita en el término «postsecularización» implica un equilibrio entre dos posturas extremas. La primera se refiere a los aspectos negativos propios de la religión medieval, en la que los conceptos religiosos eran omnipresentes y en general no se le concedía valor al pensamiento no religioso. La segunda, corresponde a la postura de la razón iluminista, que cayó en la soberbia de desvalorizar todo aquello que no era avalado por la razón ilustrada, particularmente lo vinculado con todo lo religioso. Así, la «postsecularización», por lo menos en la manera en que la entiende Jürgen Habermas, constituiría una utopía de la comunicación realizable gracias a la buena disposición de religiosos y de académicos de dialogar con mutuo respeto como lo hicieron precisamente el 19 de enero de 2004 el mismo Habermas y el entonces Cardenal Joseph Ratzinger. Por otro lado, si bien es cierto que el llamado «paradigma de la secularización» no tuvo en nuestros países latinoamericanos la misma fuerza que en Europa, sí hay un hecho palpable y es que la secularización en nuestras latitudes ha significado la menor influencia de las instituciones religiosas, lo que ha favorecido el incremento de los nuevos movimientos religiosos y de diversas manifestaciones de la religiosiad popular. Todo lo anterior, demuestra la complejidad de la realidad social actual y la necesidad de enfocar interdisciplinariamente las relaciones entre lo religioso y lo no religioso

  4. Ines Padilla on 13 diciembre, 2010

    Estoy completamente de acuerdo con Graciela Moranchel. Creo que no se puede generalizar y que el fenómeno descripto por el autor de la nota es algo que ya hace tiempo empezó en Europa y aunque estemos en un mundo globalizado, por suerte en América el sentimiento religioso es muy fuerte y se busca aunque sea con otras religiones que no sean las tradicionales elevar el espíritu y buscar a Dios aunque no le quieran poner ese nombre. Pienso que Asia también es un continente con millones de almas que respetan y creen en sus religiones ancestrales.

  5. juan ismael gaytan on 14 diciembre, 2010

    Felicito a Graciela Moranchel, al no aceptar la expresiones que se nos quieren imponer….Por ver la realidad de nuestra lugar. Veo una explosión de gente que quiere acudir a Dios…pero se encuentran que los representantes de Dios (curas, pastores, obispos, etc) sólo les importa el diezmo, la limosna el «haz lo que yo digo pero…no lo que yo hago…y cuando conocen a Jesús… se dan cuenta que las DENOMINACIONES alejan a los verdaderos creyentes del Dios CREADOR.

  6. juan ismael gaytan on 14 diciembre, 2010

    Yo quiero vivir en un mundo sin HIPOCRESÍA, democrático, solidario, educado…

  7. Roberto Raul Fernández on 14 diciembre, 2010

    El ser humano es el único ser vivo que sabe que se va a morir,….la religiosidad es una respuesta a esa certeza,….por eso considero que la misma va a estar por siempre mayoritariamente instalada

  8. Pedro Gopeguy on 22 marzo, 2011

    Coincido con Graciela Moranchel.
    Cuando me refiero a la “moda” del secularismo, lo hago entre comillas, pues aludo precisamente a la tentación de trasladar a nuestras regiones lecturas que son propias de Europa. Al señalar que ya en la misma Europa se están percibiendo signos de cambio, indirectamente invito a leer nuestra realidad con nuestros propios ojos.
    Sobre todo, no sólo a leer los signos de los tiempos, sino también a crearlos.
    Siento no haber sido lo suficientemente claro y agradezco los comentarios.

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